SIEMPRE A MARÍA, AUN SIN FLORES...
Una noche larga y fría
de Mayo... Por los cristales
cruzan vientos invernales
de hielo... La luz, sombría.
En este mes de María
en que hasta entre pedregales
nacen flores como altares
para llevarle a porfía.
Nunca sea ofrenda dudosa,
aunque las lilas se mueran
que, a una Madre bondadosa
los buenos hijos quisieran
dejar de Mayo una Rosa.
¡Y mil, si poder pudieran!
Luis Madrigal