BUSCABA
SIN BUSCAR A DIOS
I
Buscaba
sin buscar y no encontraba
la raíz, la verdad, la fe y la esperanza.
Miraba sin mirar en lontananza…
Sin ojear dentro un soplo… Nada hallaba.
Buscaba
al Dios del cielo… Allí no estaba.
Ni en
la torre que se alza como lanza
o en
la nube, en día de bonanza.
Quizá
en otro -que no era yo- pensaba.
Al
fin un pobre, roto y aterido,
lleno
de angustia, hasta el fondo de su alma,
llegó
hasta mí el día más querido.
Si que
le has visto, me dijo, entristecido,
muchas
veces -como ahora a mí- con calma.
Pero,
entre el ruido, no le has reconocido.
Luis Madrigal
A mi
buen amigo camerunés y hermano en la Fe,
MARTIAL
EKWA VALERY, que quiere llamarse “Paco”
II
BUSCABA A SIN BUSCAR A DIOS
Quería
ver a Dios y no podía
como
a cualquier humano que pasaba
caminando
a mi lado, y que sufría
como
sufro, sin paz que no alcanzaba.
Un
día, llegó a mí un hombre. Venía
de
lejos, sin papeles, y buscaba
el
pan, el bienestar, la melodía…
Le
acogí con amor. Tal como estaba.
Había
cruzado el Sahara, temido;
visto
las huellas de Jesús, grabadas
sobre
piedra, me dijo, muy afligido.
Le
dije: Yo no he visto a Dios. Se ha ido.
Replicó:
¡Le has visto tantas veces! ¡Alabadas!
Mas,
entre el ruido, no le has reconocido.
Luis Madrigal
A mi
buen amigo y hermano en la Fe,
MARTTIAL
EKWA VALERY,
que
quiere llamarse “Paco”