martes, 23 de marzo de 2010

ADDENDA ET CORRIGENDA A DIEZ POEMAS DE AMOR


El amor es un sentimiento tan prodigioso e invasivo que, cuando despierta de su sueño, o de su letargo vegetativo, se extiende hasta desparramarse en mil ríos. Y por este motivo, pese a que por mi parte he venido anunciando en anteriores entradas un título en serie bajo el epígrade de "DIEZ POEMAS DE AMOR", algunos de los cuales, digamos que más de la mitad, ya han sido publicados, he puesto tanto entusiasmo, por lo que parece, que ni me había dado cuenta de que ya llevaba escritos, no diez, sino trece. ¡Qué barbaridad!. Serán buenos o malos, esto ya es otra cosa. Desde luego yo me lo tomo muy a pecho, pero tampoco estoy seguro, ni tan siquiera de los elogiosos comentarios recibidos, aunque eso sí, tan esacasos que puedo muy bien dudar razonablemente de la  calidad literaria de tales poemas, no por falta de criterio de los opinantes, sino como ya he dicho por su escaso número. Muy buenos no deben de ser, cuando aún no se han levantado de sus tumbas, para venir a felicitarme, ni Garcilaso, ni Lope, o Quevedo, o Lorca, entre otros muchos grandes sonetistas que en este mundo han sido. Pero, "il dolce suono" es tan acogedor, tan suave y exquisito (¡por favor, no digo los míos, sino el género!), que invita irresistiblemente a su cultivo, como al de las orquídeas, o como el empedernido y constante afán de los cultivadores alemanes en aras de obtener una rosa negra. En cualquier caso, yo los escribo con la misma velocidad con la que late mi corazón, por decir algo absolutamente cursi, pero no menos cierto y real, de tal modo que me pasaría toda la vida escribiendo Sonetos, actividad mucho más dulce y melodiosa que, por ejemplo, jugar a la petanca en el Parque, y no digamos ya al mús, o al dominó en una taberna cargada de humo. Y, por este motivo, tengo que pedir disculpas a mis escasos lectores, por si además fatigo o canso ya un poco con ello, pero debo corregir el título de la serie. Y no sólo en cuanto al número de poemas, que ya no serán DIEZ, sino TRECE, sino además  -más variaciones-  a que tampoco los llamaré "Poemas", sino "Sonetos", porque, aunque pensaba añadir otros tipos de estrofa, al final me he liado a componer sonetos, noche tras noche, que todos los poemas, sin dejar de ser "de amor", responden a esta magnificiente estrofa reina, tan dada a la especie amorosa, según mi criterio y gusto personal. En consecuencia, hasta me he tomado la molestía de ir sustituyendo, una a una, el título de las siete entradas. Menos mal que no eran más que siete, y he decidido "parar" a tiempo. Eso, sí, en realidad, tampoco es el de trece su número, porque, con cierto rigor sistemático, o epistemológico, he añadido también un Epílogo de otros tres Sonetos más, con lo cual la serie completa, queda establecida en DIECISEIS SONETOS, uno menos que Alberti, cuando publicó en ABC los suyos, los del "Amor incierto". Puede que aquel amor de Alberti fuese efectivamente incierto, lo que si era muy cierto, a mi desautorizado juicio es que aquellos 17 Sonetos eran más malos que la quina. ¡Y yo aquí, con contemplaciones al público y la crítica...! Los del "Amor oscuro" de Lorca, esos, no, por Dios... Esos eran divinos... Lástima que aquel amor no fuese más claro. Luis Madrigal.-