jueves, 12 de abril de 2012

PROSA POÉTICA (II)




ASIENTO A LA LUMBRE


A un fuego vigoroso, y a su lumbre, se acerca mustio y abatido un espíritu débil, convulso, que quiere huir de todo cuanto le asusta y hace temblar. La luz, ilumina su rostro, y comienza a gozar del calor, tras caminar aterido largo trecho, salpicado de riesgos, cubierto de espesas sombras… Las llamas del fuego, iluminan también su mente, ofuscada por el dolor y vaciada por la nada. Alguien, al lado ya de la lumbre, le invita a sentarse también junto a la hoguera, mientras le tiende un trozo de pan y un jarro de vino. El recién llegado comienza a latir con sosiego, y en el caminar de su pulso, encuentra un corazón nuevo, que le contagia de sus propios latidos y le lanza a recorrer con valor y energía un nuevo camino. Piensa entonces, por un momento, sin mediar palabra, mientras las brasas crepitan, que si el afán egoísta y cobarde, corroe y destruye, el amor gratuito y desinteresado, salva, se inflama de nobleza, quema como el fuego y, como la piedra filosofal, transforma el herrumbroso metal en el oro más puro.

Luis Madrigal

29 de Febrero de 2012



Música Instrumental
de Las Cantigas de León y Castilla