jueves, 26 de enero de 2012

TAN PRÓXIMAS Y CARIÑOSAS



CASITAS PORTUGUESAS


¿Cómo poner puertas al campo infinito e insegregable? Apenas formulada esta pregunta, surge la ciudad y con ella sus muros y la plaza. Dentro de ella, la casa. La casa, convertida en hogar, es la síntesis de los más sublimes recuerdos de la infancia, ese ámbito casi sagrado que cada ser humano lleva dentro de sí. Tan sólo cuatro paredes. ¡Tan sólo! Hoy, una excelente fotografía, de un lugar geográficamente tan próximo, en la distancia y en el corazón, ha evocado y removido en mí esos recuerdos y, para sublimarlos, he recurrido a la voz de Amalia Rodrigues. No en vano, mi padre nació a muy escasos kilómetros de la Frontera con Portugal, en Robledo de Sanabria, Provincia de Zamora, en España, hablaba un poco de portugués y amaba un mucho a Portugal. Yo, también. Luis Madrigal.-