martes, 12 de febrero de 2008

¿SERÁ LO ETERNO, ABSOLUTO?

CARTA ABIERTA A LUCY ROMERO, de Sonpoemas

Madrid, 12 de Febrero de 2008

Querida Lucy: Tu pregunta, es una respuesta. Aunque, ciertamente, no es una respuesta categórica, sino dubitativa. Yo tampoco tengo a mi alcance esa respuesta. Ya te lo dije, ningún humano -y por tanto sujeto inmerso en el tiempo- puede tenerla. No hay respuesta, Lucy. Aunque, en realidad, si se trata de responder a la literalidad de la pregunta, es preciso considerar y subrayar muy especialmente el verbo que en aquélla se utiliza: creer. Tú preguntas, y me preguntas a mí: “Crees que lo eterno, sea absoluto”. Pero, sin solución de continuidad, tú misma respondes: “No lo creo”. En consecuencia, y en cualquier caso, se trata de “creer”, no se saber, ni mucho menos aún de demostrar, o de probar, como se hace necesario en ciencia, o en un proceso judicial. Eso es lo que, en principio, va por delante, aunque la dimensión negativa de la cuestión resulte escalofriante. Al menos, para mí, y pienso sinceramente que para casi todo el mundo. Sin embargo, finalmente, me tranquilizas: “Aunque, el fin probablemente lo sea”. ¡Vaya... menos mal! Me habías asustado. Y, en cierto modo, admirado también, porque hay que tener mucho valor (pienso que mucho más que para lo contrario) para resolver de verdad, y no simplemente “de boquilla”, esa terrible ecuación en sentido negativo. Tendría que saber, no obstante, en qué dimensión utilizas la palabra fin, si en el puramente teleológico (aunque ya esto sería bastante), o si más bien en el escatológico, lo cual ya sería definitivo. Y también tendríamos que precisar si quieres decir “el fin”, o más bien “al fin”. Todas estas precisiones, me parecen esenciales para proseguir el discurso que tú has iniciado, o quizá lo inicié yo, con mi distinción entre lo relativo, que se corresponde al orden temporal, y lo absoluto, que pertenece a lo eterno. ¿De acuerdo en el simple planteamiento de la cuestión, controvertible y controvertida?

Pues bien, en tales precisos términos, yo entiendo que para saber si lo eterno es absoluto o no (que es lo que tú preguntas y respondes al mismo tiempo), habría -no que invertir la pregunta- pero si analizar previamente si puede o no, ontológicamente, tener cabida en nosotros los humanos, lo eterno, o mejor aún, el eterno (antes que el o lo absoluto); esto es, algún ser, o alguna substancia que sea desde siempre, que sea el único ente o substancia, no ya que existe, sino “que es” desde siempre, desde antes del tiempo y, por tanto, un ser no temporal, sino exactamente eso, eterno. Y esta es la cuestión capital, radical. Porque responde a lo que ya los filósofos pre-socráticos, llamaban el ser realísimo, aquel que no necesita de ningún otro ser y, sobre el cual se cimentan todas las demás realidades, porque es el principio sin causa y, al mismo tiempo, la causa de todas las causas, o causa radical. Los pre-socráticos, que aún no habían alumbrado la meta-física (Aristóteles les llama “los físicos”, precisamente porque buscan ese ser, en la “fisis”, o realidad de las cosas corpóreas (el agua, el aire, el fuego, la tierra, después el movimiento, etc.), buscaban e indagaban dentro de las realidades terrestres, pero con el gran filosofo de Estágira, al establecer los cimientos de la meta-física, esto es, de lo que está “más alla” de la física, la búsqueda comienza a independizarse por completo de todo lo relativo al mundo de la materia, de lo corporalmente sensible, que siempre necesita una causa, para que pueda predicarse de ella un determinado efecto. Y el propio Aristóteles, llega a la conclusión de que sí, de que ese ser “es” desde siempre, y por lo tanto es eterno, por carecer de principio y, por tanto, de fin. La misma idea es desarrollada posteriormente, a través de los siglos, por otros muchos filósofos, y en lo que se refiere al pensamiento religioso, o teísta, no sólo por Santo Tomás de Aquino, sino, más o menos al mismo tiempo, por Maimonides y Aberroes, que también son aristotélicos. En suma, como es lógico, por todas las corrientes filosóficas de carácter religioso. Y no sólo por las de las tres grandes religiones monoteístas, sino incluso por otras, más o menos politeístas, como el brahamanismo, llamado después, y en la actualidad, hinduismo. También por las religiones afroasiáticas de carácter animista, puesto que si alguien, algún humano, puede transubstanciarse en otro hombre, en un animal o en una planta o árbol, después de su muerte, ello no es porque sí, sin más, sino porque ese ser intemporal- eterno- así lo dispone. Algunos, lo llamaron “Manitú”, otros “Rama”, Aka-Kanet, Nana-Buluku, Alfader, Belbog... , dentro de concepciones humanas, más o menos mitológicas, pero que pugnan todas ellas por acceder a los arcanos de ese supremo ser. Y para todas estas corrientes de pensamiento, o de “creencias”, la respuesta a la pregunta en cuestión, es sí, naturalmente que cabe lo eterno, la vocación eterna de lo humano y, lo eterno, por su propia consistencia esencial, es absoluto.

Desde luego, frente a quienes así piensan, o “creen” en el ser que es, otros apuestan por la nada, aduciendo también argumentos que han de merecer el consiguiente respeto, aunque, como te decía antes, no dejen de asustar, al menos a mí me producen terror, o “temor y temblor”, como diría el padre del existencialismo, un existencialista cristiano, o un neoortodoxo postmodernista, el danés Soren Kierkegaard. Fundamentalmente, en la era moderna, ha sido el racionalismo materialista quien ha dado alas, cuando no introducido el ateismo en la conciencia popular. Y, evidentemente, dentro de lo que podría llamarse movimiento ateo, puede considerarse que, el principal propulsor, tras la filosofía de Volataire y Nitche, o la de Feurbach, ha sido el socialismo de signo marxista, esto es, el marxismo-leninismo, pese que tal idea, en absoluto se encuentre contenida en el Manifiesto Marx-Engels de 1848, aquella célebre proclama que comenzaba diciendo al mundo: “Un espectro se cierne sobre Europa: el espectro del comunismo. Contra este espectro se han conjurado en santa jauría todas las potencias de la vieja Europa, el Papa y el Zar, Metternich y Guizot, los radicales franceses y los polizontes alemanes....”. Pese a tanta “santa conjura”, en él, nada se dice, absolutamente nada, en orden a la negación de un ser supremo. Sin embargo, el materialismo sostiene que el hombre no es más que pura materia, acaso también psiquismo, pero de ninguna manera espíritu, no es una unidad fisio-psico-espiritual, sino, todo lo más psico-física y, en consecuencia, la muerte no hace otra cosa sino extinguir los sentidos corporales y confundir con la tierra unos litros de agua y unos kilos de carne que, pronto, se convertirán en ceniza, sin ningún porvenir ni futuro de eternidad. Para quienes así piensan, o “creen”, es evidente que lo eterno es pura ficción y, en consecuencia nada absoluto puede esperar jamás el hombre.

Nadie puede demostrar nada. Tan solo “creer” o “no creer”. Por eso, no tengo, no puedo tener respuesta a tu terrible pregunta, dubitativamente contestada por ti misma en términos negativos. Pero, con la misma duda racional que a ti te acompaña, tan sólo puedo decirte: Yo, sí lo creo. Creo que lo eterno será absoluto. Lo creo y, sobre todo, lo espero, porque me niego a ser “eternamente” nada. Lucy, yo no quiero ser nada, sino ser eternamente. Y para eso vivo y existo, porque existir, según Heidegger, no es otra cosa sino “estar en el tiempo para ser”. Continúo a tu entera disposición para poder seguir hablando de estas cosas. Un beso de tu desconocido amigo. Luis Madrigal