sábado, 15 de marzo de 2008

HOY, ES SÁBADO DE PASIÓN


Ya casi puede decirse que ha comenzado la Semana Santa, dentro de la cual celebramos los cristianos la Fiesta sin duda más transcendente, no ya para nuestra fe y para nuestra propia existencia, sino para nuestra misma esencia y destino más allá de la Muerte. Es el concepto ontológico más radicalmente absoluto y prácticamente imposible de entender por parte de la razón humana: La Resurreción de Cristo. Y tan sólo por la gracia de Dios, que es la que sostiene nuestra fe, podemos albergar la Esperanza de esa Resurrección, de ese triunfo final frente a la muerte, que será también nuestro propio triunfo, si permanecemos unidos y fieles a Él, no por nuestros escasos méritos, sino por su infinita misericordia. ¡Misericordia, Señor...!, para todos. Para quienes queremos creer, porque hemos recibido el auxilio de tu gracia, y para quienes no quieren, quizá porque aún no lo han recibido. Nadie es mejor que nadie, porque todos estamos sumergidos en esta Noche tan oscura y cerrada, en la que tan sólo algunos privilegiados llegaron a alcanzar esa vía iluminativa, tras superar la terrible dureza de la purgativa, para terminar sumergiéndose en la unitiva, en la que Tu, Señor, te identificas y confundes con esos espíritus bienaventurados, inflamándolos de felicidad y de alegría, hasta colmarles de tu Amor.

Y pienso yo que estos terribles misterios, no sólo han de ser vividos y celebrados, que es lo esencial, sino también expresados poéticamente. Y por ello, he pedido con especial interés a mi íntimo y entrañable amigo el poeta Alfonso Carbajal, que accedediese a admitir la publicación de alguno de sus poemas, relativos a tal Acontecimiento. Se ha resistido al máximo a fin de otorgar su previo consentimiento, alegando que también él está empeñado en estas fechas en preparar su propio Blog, exclusivamente de Poesía, en el que han de ver la luz esos poemas, con la debida consistencia y garantías de todo género, junto a otros muchos más. Pero, finalmente, también él mismo ha venido a recordar que yo prologué, hace ya algunos años, su Primer Poemario. "Amor y Tinieblas", no por mediar ningún mérito de mi parte, sino porque ese poemario fue escrito en aquel sórdido teatro de sufrimiento humano, injustamente y con la única razón del odio, en el que ambos -él y yo, pero también algunos más- padecimos indecibles jornadas de humillación, intemperancia y oprobio. Nos administraron tal "medicina" esos paladines de la libertad y de la igualdad, pero que cuando tienen en sus manos el poder (y Dios vuelva a librarnos de ellos otra vez), lo utilizan siempre, no sólo para destruir lo que otros han construido, sino para saciarse en la miserable práctica de su rencor. Y por eso Alfonso Carbajal, al recordar aquellos oscuros y peligrosos días, no ha podido negarse a permitirme que, durante la próxima Semana Santa, publique algunos de sus poemas, aunque ninguno de ellos guarde la menor relación con la venganza, porque, tanto él como yo mismo, hemos perdonado hace tiempo a aquellos verdugos, tanto por su brutalidad y bajo coeficiente intelectual, que eso es inevitable cuando la naturaleza no dá más, como por sus malévolas y alevosas intenciones, únicamente provenientes de los más bajos impulsos del corazón humano, sobre todo cuando se carece de él.

En consecuencia, a partir de hoy, iré publicando en este Blog esos poemas, sin perjuicio de sugerirles, e incluso de recomendarles, visiten el propio del poeta, pese a que él, humildemente, no sepa si en realidad lo es o no, y pese a que dicho Blog aún se encuentra en incipiente estado de formación. Hoy, todavía es Sábado de Pasión, y por tanto aún no se ha consumado la tragedia del Viernes Santo, pero, no obstante, me ha parecido oportuno, por la construcción futurista en parte del poema, públicar el que él titulo entonces "¡VEN A LA CRUZ!".


¡VEN A LA CRUZ!

¡Toma una escalera y ven...!,
que alguien levanta un crucero
para subir al Lucero
que bajó luz a Belén.


Que han de clavar con desdén
en un sórdido madero,
por causa del mundo entero,
a Aquel que creó el Edén.

Los azotes que le hirieron,
ven a sufrir, si los sientes...
¡Y las burlas que le hicieron!

Que, solo, entre tantas gentes,
los clavos que le pusieron
has de arrancar con los dientes.



Alfonso Carbajal


(Del Primer Libro de Poemas: "Amor y Tinieblas .Sonetos y otras canciones para la vida y la muerte") Poema 43