I
¡Qué bellos son tus ojos, cuando miran…!
Si bella es tu mirada, junto al mar,
más bella, cuando asoma, es tu sonrisa,
más blanca que una nube, bajo el cielo…
Más pura, a media tarde, que la brisa,
más bella que la luna al palpitar.
II
Que bellos son tus labios, y el color,
de rosa perfumada, que al besar
exhala fiel su aroma y el consuelo
dulce, que nunca ha sido, ni he de hallar.
¡Qué amarga mi amargura, sin anhelo…
qué ciega mi mirada fue al pasar!
III
Qué triste no encontrarte, cuando busco…
Más triste aún, es no poder buscar,
si el Mar que nos separa la galerna
desata entre sus olas al cruzar.
Mi búsqueda se queda en la caverna
del suspiro que tiembla, al no temblar.