A UN ROSTRO BIEN SABIDO, ENTRE LA NIEBLA
Entre niebla tu faz es vaporosa
como del agua el sol su flujo emana;
como del fuego ardiente, arde la llama.
Como vida y color, la mariposa
anuncia en el vergel, cuando la rosa
apunta al cielo y del cielo clama
amor que llegue, aun muerto, a tu ventana
y allí encuentre la vida más hermosa.
No te olvidé y ahora no te olvido,
aunque la niebla tu rostro quiera herir.
Sólo sufría sin verte, y he sufrido
sin tu risa, que alienta mi reír.
Mas hoy te encuentro en un marco encendido
para ya nunca más poder sufrir.
Luis Madrigal