domingo, 10 de abril de 2011

UN SONETO, YA CASI AL FINAL DE LA CUARESMA





Me lo contó el Apóstol San Juan, el Zebedeo:  (Jn. 11, 1-44)

Lázaro de Betania, estaba enfermo y... murió. Al enterarse, dijo Jesús a sus discípulos: "Lázaro, nuestro amigo, se ha dormido, pero voy a ir a despertarlo". Dijeron aquéllos: "Señor, si duerme, sanará". Jesús, les dijo entonces claramente, sin ambigüedades, sin medias tintas, sin posturas diplomáticas, ni mentiras piadosas: "Lázaro, ha muerto". Tomás -cuesta creerlo, tan racionalista después-  tampoco tiene pelos en la lengua, ni miedo en el corazón, y dice a los otros: "Vayamos también nosotros a morir con él". Cuando ya se aproximan a la Casa de Betania, Marta, la hermana de Lázaro, no espera más, sale disparada al encuentro de Jesús: "Señor, si Tú hubieses estado aquí, no habría muerto mi hermano". Jesús, le dice: "Tu hermano, resucitará", y Marta responde: "Sé que resucitará en la resurrección del último día". El Señor, replica contundentemente: "Yo soy la resurrección y la vida; quien cree en Mí, aunque muera, vivirá..." Y añade: "¿Lo crees tú, Marta?". Ella responde: "Sí, Señor. Yo creo que Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que viene a este mundo".

Yo, también lo creo firmemente, porque creo también en la infinita Misericordia de Dios y, por si fuera poco, en la intercesión de  nuestra Madre, la siempre Dulce Virgen María. Por eso, acabo de escribir, hoy mismo, este Soneto:


CUANDO YA NO SEAS NADA...
SERÁS TODO


Cuando se apaguen, ciegos, tus luceros;
cuando, sordos, se cierren tus oídos
y alrededor, los pávidos quejidos,
rasguen la noche y crujan los aleros.

Cuando el viento, los ayes lastimeros
lejos de ti se lleve, y los temidos
días de soledad, entre gemidos,
mil llantos y suspiros limosneros...

Ya no serás si no aire en el vacío;
voluta de humo que se va y no vuelve;
agua que no regresa... Como el río,

si corre entre peñascos, se revuelve.
De nada te valdrá ya tu albedrío...
Sólo una Voz que, en todo, nada envuelve.



Luis Madrigal






"La Resurrección de Lázaro"

Giotto di Bondone

(Vespignano, 1267 - Florencia, 1337)





DIÁLOGO MIRANDO AL PARNASO



 Si no lo entendí mal, a simple vista, desde que pude leerlo hace unos días, en el Blog "PLUMA ROJA", de mi buena amiga Aída Niederheitmann, un poema suyo, publicado en las últimas entradas, bajo el título de "VIGILIA", require , a mi modesto juicio, un tipo de contestación que, sin el menor ánimo de presumir yo de nada, no pude encontrar en los análísis que se hicieron a dicho poema. Es más, encontré alguno que, muy bien pudiera representar lo radicalmente contrario al espírítu, al sentimiento y hasta a la misma vital peripecia histórica que lo dió vida. Por ello, no he dudado en rendir un sincero homenaje a la autora de aquel poema, que espero pueda ser de su aceptación y agrado:


I

VIGILIA

No queda nada
ni aún la sombra que se evaporó
después de buscar sin encontrar.

Se retiró,
se perdió entre otras sombras
que le dieron abrigo,
la arroparon y desapareció
en los brazos
del último sueño.

Quedó aprisionada
en el laberinto
de la vigilia.


Aída Niederheitmann
Pluma Roja



II

AQUELLA SOMBRA, OTEA EL HORIZONTE


Todo quedó
de aquella sombra, fuerte,
apasionada.

Quedó su despertar y, en la alborada
de un nuevo amanecer,
halló la suerte.

¡No era un tímido aliento lastimero, no!
Era una sombra
que tomó su onda de la luz
y que luchaba
para llevar tras sí, el eco y la mirada,
el dulce amor, la dicha, el pan caliente.

¡Lastima, no…! La vista, al frente,
otea el horizonte donde duerme
el sueño que vivió.

Y aquí, en el suelo,
calcinado y reseco tanto lodo,
alguien vigila el laberinto
y, sin nada buscar, encuentra todo.


Luis Madrigal


A mi querida amiga,
la escritora guatemalteca, Aída Niederheitmann Lara,
Pluma Roja, alma fuerte, luchadora y eterna combatiente.
Aún después de la muerte