viernes, 27 de noviembre de 2015

SUSPIROS DE UN CAMINANTE




CUANDO YA NO HAY CAMINO


Sucederá la flor. La vida pasa.
Y entre nuevos capullos florecidos
se apilan los suspiros siempre huidos
del altar del amor, en tabla rasa.

Ardiente el corazón como una brasa,
no alcanza los caminos escondidos
en el frondoso ayer. Ni los sentidos,
oscurecidos hoy en tosca gasa,

pueden saber por qué late el misterio
y resurgen más verdes los laureles,
como mueren las hojas en el ocre

sepulcro que las cubre, cementerio
de mil sueños de miel que fueron hieles
en un mundo tan gris y tan mediocre.


Luis Madrigal 


miércoles, 25 de noviembre de 2015

QUEDA EL ECO




DE AQUELLA VOZ QUE YO ESCUCHABA


De la voz que yo oía
en aquel sueño,
queda su eco
y el timbre y el color
con que soñaba.
Su recuerdo, al sonar,
mi alma llena,
cuando hiere el dolor,
hoy que no suena.
Cierro sin ver mis ojos,
alzo la vista
al cielo azul que ríe
y su sonrisa
vuelve al sentido,
como siento en mi pecho
aquel latido.
Dulce voz que escuchaba
y ya no escucho:
¡Sólo algún día verte
siempre yo busco!


Luis Madrigal

martes, 24 de noviembre de 2015

LLAMADA DE LA SANGRE






I

Cayendo el esmeralda;
la hoja, cieno.
Ya de blanco se visten los cristales,
mientras el eco silva
y de los mares
rugen las olas,
de odio el mar tan lleno.

II

Por la espalda,
cual lobo hambriento,
el sarraceno,
que huele sangre viva,
en suelo duro 
deja un rastro de muerte,
macilento.

III

Rojo y gualda
en lo más alto del cielo
un crespón negro,
a la sangre,
alienta y acompaña
para latir con fuerza
un viejo anhelo.


Luis Madrigal



A Carolus Martellus
(Heristal, Bélgica, 23 de agosto de 686
Quierzy-sur-Oise, Francia, 22 de octubre de 741)


Arriba, en primer término, "La Batalla de Poitiers"
del pintor francés Charles de Steuben

Seguidamente estatua de Charles Martell
en el Palacio de Versailles, de París

martes, 17 de noviembre de 2015

EN ESTA HORA TAN AMARGA






NO TODOS LOS CAMINOS LLEVAN A PARÍS


Todos los caminos llevan a Roma, se decía y se dijo durante mucho tiempo. No todos, en cambio, llevan a París, donde, en lugar de la Fontana de Trevi, se encuentra la Torre Eiffel y, con inspiración en ella, el logotipo que el ilustrador Jean Julien  -según he podido saber, así se llama este señor-  ideó, eso sí, en su estudio de Londres, mientras escuchaba en la radio los criminales sucesos. El nuevo logo de la paz  -Peace for Paris-  se ha hecho famoso en unos minutos, y dicen que uno sólo de ellos le bastó a su creador para diseñarlo. Pero ya han transcurrido, y parece que fue ayer mismo, nada menos que once años, desde el día 11 de Marzo de 2004, en que esos siniestros y sangrientos caminos conducían a Madrid, tras la masacre de Atocha. Porque 192 muertos, entre ellos una persona muy querida para mí, son exactamente 63 más que 129. Sin embargo, los franceses sallieron del Estadio de Saint Denis cantando a pleno pulmón la Marsellesa, su himno nacional, mientra que en España se culpaba a un Presidente del Gobierno español que, sin ser nada del otro mundo sino más bien muy poca cosa, había desempeñado su papel, no sólo mucho mejor, sino con verdadero acierto  -salvo el inoportuno momento de aquella presuntuosa y vacua fotografía de las Azores- que el inconmensurable inútil que le sucedió, fruto de la "indignación" popular. ¿Acaso es que no hay hombres, en España? "¡Lo que no hay son masas!", se contestaba a sí mismo Don José Ortega y Gasset. Esto es, verdaderas masas que, influídas por una minoría egregia, sin duda han de ejercer un papel no ya importante sino decisisvo en este negocio que se llama la organización política de la sociedad, "el Estado", y cuyo nombre no significa otra cosa sino "el estado"  en que se encuentra la convivencia política en un momento determinado y subsiguientemente en todos los momentos.  Fruto de aquella falta de verdaderas masas, remplazadas por una jauría procedente de las perreras intelectual y moralmente más sórdidas de las "periferias" de la Ciudad terrestre, se sustituyó a un discreto hombre medio por un perfecto inútil, analfabeto y estúpido, que, como no podía ser de otra forma, llevó a España a la ruina financiera y al desastre económico, entre otras cosas sin duda mucho más graves.

Por ello, hoy yo me reconcilio y hasta me sorprendo admirando y queriendo a Francia, tras haber replicado, tan sólo en horas, a la canallesca barbarie criminal, bombardeando intensamente las posiciones territoriales de los asesinos y declarándose en estado de guerra abierta contra semejante y canallesco peligro universal. No voy a declinar de mi vieja idea de que el país vecino ha sido a lo largo de la Historia el que más daño ha hecho a España. Pero, en este momento, no sólo es un país amigo y aliado de mi patria sino que ha sabido replicar con la entereza y gallardía  -con verdadera grandeur-  con la misma que lo hubiese hecho la España de algunos siglos atrás. Y por ello, no puedo menos de exclamar, con cierta envidia pero al mismo tiempo sintiéndome protegido, ¡Vive la France, vive la République!.  Me uno, no sólamente a los aficionados al futbol que salieron cantando la Marsellesa de Saint Denis, sino a los parlamentarios que lo hicieron tras la declaración de guerra del Presidente Hollande. Con cuánta satisfacción hubiera yo vivido el momento en el que, tras aquel sangriento 11 de Marzo de 2004, presagio y causa de tantas futuras desgracias, la aviación española, y también  el Parlamento español, aun ya disuelto en aquel momento, hubiesen  hecho otro tanto de lo mismo.

Y sobre todo, el pueblo. El pueblo español. Ese gran pueblo al que tanto daño ha hecho aquella maldita guerra, que nos dividió más aún de lo que ya estábamos antes, por nuestro maldito carácter. ¿Es que jamás podremos ser un único pueblo, con todas las diferencias ideológicas y políticas que se quiera, pero uno al fin, uno sólo y férreamente unido, en los grandes momentos comunes. Porque, he podido oír en la Radio, que el Ayuntamiento de Córdoba  -la Córduba califal omeya, pero antes romana, la de Séneca-  tras observar formalmente un minuto de silencio en recuerdo de las víctimas de París, ha dedicado otro a continuación en honor de los verdugos. Este es el relativismso ateo y obsceno que hoy parece azotar España entera. Frenta a él, yo me declaro hoy ciudadano francés y quiero estar con Francia y con todos los franceses en esa guerra que estas bestias, tan inmisericordes y crueles, nos han declarado a todos. Ya voy siendo viejo, pero no ha huído de mí el juramento que un día presté en el Campamento Universitario de Monte la Reina, de defender a mi Patria hasta la última gota de sangre. Supongo que todavía soy Alferez de Complemento de la gloriosa Infanteria española, la de Italia y Flandes, donde acaba de suspenderse el partido de fútbol entre Bélgica y España, "por razones de seguridad". Me parece preferible morir una vez, empuñando las armas, que estar vivo para ser esclavo del terror mil veces y siempre.

Ya es hora de acabar de una vez por todas con estos miserables. Hace algunos años, un gran amigo, sutil y agudo analista político internacional y militar, me dijo que la tercera guerra mundial sería no contra el Islam, sino contra las macabras y despiadadas desviaciones del mismo, y con intervención del mismo lado, no sólo de las potencias militares occidentales, sino también de Rusia y China, de el Canadá y de Australia, para aplastar la cabeza para siempre a estas víboras. Desde luego distingo perfectamente entre musulmanes y terroristas. Los primeros son hermanos en la Fe y bíblicamente "primos carnales", porque ellos descienden de Ismael, a través de Agar, y nosotros los cristianos de Isaac a través de Sara, pero todos somos nietos de Abraham. Los otros, simplemente son unos asesinos. Asesinos de la vida, que es el primer bien jurídico objeto de protección por parte del Derecho, pero sobre todo de la libertad y la paz que son fruto directo del más elevado de todos los bienes, el amor, y que transcienden infinitamente las coordenadas de Einstein, para alcanzar los valores universales y eternos. ¡Allez la France...! ¡Allez! Notre Dame, os acompañará en nuestra justa causa.

Luis Madrigal

sábado, 14 de noviembre de 2015

ASESINOS, ESE DIOS NO EXISTE






Si alguien mata en nombre de Dios,
es que ese dios no existe.


Con un fuerte abrazo a todos los hermanos franceses

y en recuerdo de mis compatriotas


Juan Alberto González Garrido,
Michelle Gil Jaimes y
Manuel Pérez Paredes




Luis Madrigal








jueves, 12 de noviembre de 2015

NADIE LO SABE




NI LO SABEN LAS NUBES


No saben bien las nubes si es que el cielo
habita sobre ellas o es el techo
del universo entero, y si fue hecho
cual la nada que cubre... Como un velo

se ciñe sobre el cuerpo y de su anhelo
tan sólo queda un neutro y ya maltrecho
cadáver, muerto en vida, al acecho
de luz que no se apague bajo el suelo.

No lo saben las nubes... Ni el reflejo
del mismo sol que alumbra la alameda.
Sólo el hombre  -borroso cual espejo-

alcanza su latido, en la humareda
de un fuego que se extingue y que, ya viejo,
eleva al cielo suave lo que queda.


Luis Madrigal

viernes, 6 de noviembre de 2015

CUANDO SE OCULTA EL SOL



BUSCO LUZ EN LA NOCHE


Quiero quedarme quieto y, en mí mismo,
entrar a lo más hondo, donde habita
la única verdad... Busco la cita
que conmigo me libre del abismo.

Del existir sin mí  -y sin cinismo-
sólo por mí y en mí mi alma grita
cual calla entre silencio el eremita
que aleja de su alma el eretismo.

El tiempo nunca pasa y el que viene
llega, a la vez que huye el sentimiento
de azucenas en flor. Que nadie tiene

en su mano el tiempo ceniciento,
ni puede remediar que tanto apene
en la noche pasar de luz hambriento.


Luis Madrigal



sábado, 17 de octubre de 2015

AL ALEJARSE EL CIELO




EL FUEGO SE APAGÓ


Te has ido  para siempre... Lo presiento.
Y mi presentimiento es ciencia pura;
la lógica que advierto, verdad dura
que cambia la razón en sentimiento.

Quisiera recordar el dulce acento
de la voz que se oculta en la espesura
de un bosque impenetrable. Y en la oscura
noción de un tiempo muerto y ceniciento.

Ni una brasa ya habita en la ceniza
de aquellos troncos verdes que gritaban
al arder crepitando. Luz plomiza

envuelve la memoria que alentaban...
Aquella rama verde, quebradiza,
apagó el fuego ardiente que soñaban.



Luis Madrigal







viernes, 25 de septiembre de 2015

EN EL LÍMITE




ADIÓS, CATALUÑA, ADIÓS

(POR LA INDEPENDENCIA DE ESPAÑA)


Se terminó este suplicio para mí. Ya no puedo más. Con la autoridad de René Descartes, cierro los ojos y, el caballo que se hallaba ante mí, ya no está, ha desaparecido, no existe. Tenía razón aquel hombre siempre hasta los pies vestido de negro, de cuya pensamiento se alimentó la filosofía durante tres siglos. Si el mundo  -todo él-  existe, para mí, es porque yo lo percibo y, sin esta percepción, automáticamente deja de existir. Ya no existe. Posiblemente seguirá existiendo para los demás. Pero no para mí. Hoy, yo cierro los ojos y, al instante, deja de existir Cataluña. Nada juzgo con ello, y menos aún a nadie, incluso de nada me lamento. Tan sólo ocurre que ya no puedo absorber tanta sinrazón -histórica y actual- tanta mentira, al parecer hechizante o hipnotizadora, tantos energúmenos, alguno de ellos tan asilvestrados y de pelaje tan lanar, tanta falta de equilibrio y prudencia, tanto mal gusto y tanta barbarie salvaje. Eso, por parte de unos. Ni tanta cobardía, por parte de otros. Y, sobre todo ello, tanto odio acumulado, como artificialmente fabricado contra España, mi patria, a la que prefiero mil veces ver "mutilada", antes que, una sóla vez, aparentemente entera, pero falsa. Una España, que no lo sea de verdad. Que no sea España, en su pretendida totalidad territorial, pese a que la Madre Roma llamó "Hispania" a todo cuanto quedaba encerrado en la vieja "piel de toro", tras cruzar los Pirineos. Y, como desde este momento, para mí Cataluña ya no existe, ni independiente, como estado soberano, ni de ninguna otra forma, nada absolutamente me importa lo que suceda pasado mañana mismo, Domingo día 27 de Septiembre, en esas elecciones de propósitos torticeros y estrafalariamente ilegales, pero puestas al servicio de una pasión (por lo que dicen los periódicos y reflejan las imágenes de TV), que indudablemente no es de hoy, si bien pueda decirse exactamente desde cuando lo es.

El catalanismo, no fue en sus origenes más primigenios sino un movimiento pura y estrictamente literario y tan sólo hacia 1885 comenzó a cobrar carácter político. Su fundador fue Valentí Almirall i Llozer, autor del libro "Lo Catalanisme" y fundador del diario "El Estado Catalán", que se publicó en Barcelona entre los años 1869 y 1873, y más tarde del "Diari Catalá" (1879-1881).  No es, pues, el señor Mas, ni el señor Pujol, ni mucho menos aún el Honorable  -éste si que, personalmente, lo era de verdad- Señor Tarradellas, pese a ser el yerno del señor Maciá. Tampoco aquel maldito francés llamado Felipe V, que dictó, entre los cinco Decretos de Nueva Planta, el de 16 de Enero de 1716, relativo al Principado de Cataluña, pese a la falacia cultivada del Conseller en Cap de la Ciudad de Barcelona, Rafael Casanova i Comes, que no murió fusilado, ni fue sepultado en el Fossar de les Moreres, sino en su cama de San Boi de LLobregat, y que simplemente era un austracista, como lo hubiese podido ser yo mismo de haber vivido por entonces. Ni, casi anteayer, lo fue tampoco el General Franco, con su oprobiosa Dictadura militar, que, además de prohibir el uso de la lengua catalana (sin duda un genocidio cultural), enterró millones de pesetas para que Cataluña, es decir Barcelona, se consolidase como la gran potencia industrial, la "Fábrica de España", merced también al sudor y la sangre de los andaluces, extremeños, murcianos, asturianos, castellanos, gallegos, leoneses y demás otros pueblos hambrientos, además de saciar el hambre del propio pueblo catalán, tras la fratricida y sangrienta contienda militar iniciada en 1936. Pero, el movimiento catalanista, en sus sucesivas versiones de provincialismo, romanticismo, federalismo, particularismo, regionalismo, unionismo a través del Centre Catalá, de la Lliga o de la Unió Catalanista, no es de ahora. Lo que sí causa ahora es la impresión de resultar un verdadero despropósito, y un peligro objetivo, tras la vigente Constitución Española de 1978, el Estatuto de Cataluña y los Tratados de la Unión Europea. Pero, a mí, esto último ya no me importa absolutamente nada. Tanto si Cataluña se convierte o no, andado el tiempo, en un Estado soberano; si permanece o no en la Unión Europea; si puede o no evitar su ruina financiera a corto plazo; si los grandes bancos y muchas empresas se van de Cataluña; si los pensionistas catalanes puede o no percibir sus pensiones o recibir la debida atención sanitaria. Lo lamento mucho por los catalanes que también se consideran y sienten españoles. Sean todos ellos bien venidos a España, si desean volver, una vez se establezca la correspondiente frontera. Pero personalmente nada puede importarme ya si Cataluña se convierte en aquella "Utopía" que concibió Tomás Moro o si sobre ella cae una bomba atómica. Para mí, Cataluña ha dejado de existir para siempre. Incluso me doy de baja de mi condición personal  -"rompo el carnet"- a la que he sido fiel desde los ocho años de edad hasta hoy mismo, en cumplimiento de una promesa que le hice a mi paisano César Rodríguez Álvarez, el hijo de Bernardo y María, que era mi vecino en León, cuando a tal edad me regaló una de aquellas camisetas del F.C. Barcelona  -el Barça-  de las que venía cargado a León, por los veranos, para repartirlas entre la chiquellería, y cuyos restos mortales yacen en el Cementerio de Las Corts de Barcelona.

La desaparición de Cataluña, existencialmente para mí, no supone en mi ánimo el menor rencor, ni ningún mal deseo yo albergar hacia ella ni hacia ningún catalán. Les deseo a todos, sinceramente, la mejor suerte, pero no es preciso que me insulten y ultrajen más, públicamente. Yo, este insignificante español, tan insignificante como cualquier otro individuo, le concede a Cataluña la independencia. Es más, no quiero ni por un segundo que Cataluña permanezca dentro de España, no lo deseo, porque ya no me lo pide así el corazón. Siempre he admirado y querido a Cataluña, a su cultura, su laboriosidad, a sus grandes hombres, que  -aunque no los haya ahora-  los ha habido por docenas en todos las esferas. Por ello, tampoco la he robado jamás nada, ni a Cataluña ni a ningún catalán, entre los que pude encontrar algunos verdaderos amigos, aparte de no haber dejano nunca de quererla, cono nación. Sí, siempre admití que Cataluña es una Nación, pero una nación española, y no sólo una parte del Estado español. Incluso el propio Almirall, en su visión de los particularismos (a los que por otra parte se refire Ortega y Gasset, como causa de la invertebración de España), entendía y propugnaba tal particularismo  (en la Memoria que presetó al Rey Alfonso XII en 1885) en el sentido más amplio, no sólo cerrado al ámbito político catalán, sino también a todos los demás pueblos peninsulares ibéricos, para la formación de un Estado, no sólo europeo, sino de vocación mundial, en el que se combinase y fusionase la variedad en la unidad. Nada que ver con lo que ahora tan alocadamente dice pretenderse.

Ante las insufribles circunstancias actuales, no quiero que Cataluña desaparezca para mí, sin despedirme antes de todos y cada uno de sus grandes hombres. Fundamentalmente, y casi por todos ellos, de aquel gigante del espíritu y del intelecto, Jaume Llucià Antoni Balmes i Urpià, "Príncipe de la Apologética moderna". También del jurista, filósofo y humanista Eugeni d'Ors i Rovira; del heroico General Joam Prim, Marquès de Los Castillejos, Comte de Reus, Vescomte del Bruc y Grande de España, que entregó su vida por ella. Y de tantos otros, entre ellos del maravilloso Antoni Gaudi, del que mi tierra de León guarda dos grandiosas obras arquitectónicas.

Sintetizo: Españoles  -incluidos los catalanes, los que también lo sean- permanezcamos más unidos y solidarios que nunca. Y, si algún otro pueblo peninsular del "Estado", quiere tomar el mismo camino, que sea también mañana mismo. Cuanto antes, mejor. Por mi parte, mucho agradecería también similar conducta individual a cuantos "no se sientan españoles", ya crean en Dios o únicamente en  Billy Wilder.  Ni  tan siquiera les pediría que devolviesen algún cheque, por principal de millares de euros (€) o de cualesquiera otras unidades monetarias de curso corriente, recibido como premio a su pretendido prodigioso talento universal, pero que a algunas personas, o tal vez a muchas, tal "arte" nos importa un rábano. Nada les reclamaría con tal de que se fueran de España.


Luis Madrigal





miércoles, 23 de septiembre de 2015

UN DILEMÁTICO BINOMIO


AMOR Y TIEMPO


El amor que nunca fue
es más que el que ya no es.
Aquél fue todo sin ser,
éste ya es nada... Al revés
del cristal por el que miro
todo lo veo sin ver
y nada es que no sea
ni nada fue, si fue ayer.


Luis Madrigal


Madrid, Capital de España, 23 de Septiembre de 2015

lunes, 21 de septiembre de 2015

SOLO Y EN SOLEDAD


MI SOLEDAD ES EL ESPEJO


Solo  -y en soledad-  vivo soñando
que el tiempo nunca fue y sólo queda
la sombra que tejió aquella arboleda
de suspiros y luces, esperando

la luz que no se apaga y que, temblando,
mi corazón espera, entre humareda
del fuego que murió. En la vereda,
tan sola como yo, ya no hay destino.

Todos se fueron ya. El gris del cielo
en los montes cercanos su reflejo
tibio y sombrío deja caer el velo.

El verano acabó. Ahora ya es viejo.
Como mi soledad, hecha de hielo,
para verme conmigo, es el espejo.



Luis Madrigal


Las Navas del Marqués (Ávila, España)
Comuniddad Autónoma de León y Castilla

31 de Agosto de 2015

sábado, 19 de septiembre de 2015

AL DECLINAR EL VERANO


 METAMORFOSIS DEL SOL


Caído hoy está el sol... El viento frío
de las cumbres de nuevo aliento baja
para azotar el rostro. Es la mortaja
de un verano alienado. Su albedrío

loco, asfixiante, denso como un río,
se alía con el hielo, que rebaja
el calor sofocante. Al fin se abaja
del incendiario astro el poderío.

Un día y otro, en el jardín que espera,
los setos que crecieron siguen fuertes,
fundidos por el tiempo en nueva era.

El cielo gris, los mantendrá ya inertes
como, tras fuego ardiente, está la cera
de la vela que ardió tras tantas muertes.


Luis Madrigal


Las Navas del Marqués (Ávila, España)
Comunidad Autónoma de León y Castilla.

16 de Agosto de 2015

viernes, 18 de septiembre de 2015

ESPERA QUE NO ESPERA


ES NADA


Espera que no espera, es nada,
lo mismo que es un río sin el agua;
un árbol sin las ramas, o un tesoro
en el fondo del mar, que el mundo ignora.
Es ansiedad y angustia, es paradoja
que nunca explica rumbo ni destino.
Es como hablar con nadie, en una isla
rodeada de olas encrespadas
que poco a poco mueren entre rocas.
Es segundo vacío, que no cuenta,
en un inexistente meridiano
de sopor y dolor. A veces,mustio.
Otras, alzando voz y zozobrante,
sin que nadie lo escuche, ni lo mire
más allá del Mar ignoto, tenebroso.


Luis Madrigal


Las Navas del Marqués (Ávila, España)
Comunidad Autónoma de León y Castilla

11 de Agosto de 2015

jueves, 17 de septiembre de 2015

CUANDO EL VERANO ES YA INVIERNO


LEJANO RECUERDO


Temo que, en la noche oscura,
el misterio no despierte
ni la luz llegue a los ojos
del alma, que velan siempre.

Veo la aurora y, al alba,
en su carro quiero verme,
para decirte al oído
que en mi sueño pueda verte.

Verte como ayer te viera,
sin sombras, hecha de luz;
de luz y de aire, y por ti
junto a un Lago azul morir.



Luis Madrigal


Las Navas del Marqués (Ávila, España)
Comunidad Autónoma de León y Castilla
8 de Agosto de 2015

miércoles, 16 de septiembre de 2015

BAJO EL FUEGO DEL SOL


UNA VIEJA TERRAZA EN SOMBRA


Veo guirnaldas en flor. Veo el sol que trepa
-luminoso-  los cielos. Y en el tejo
de una terrraza en sombra, su reflejo
vibra radiante y cálido. La estepa

en el camino queda, sin que quepa
en el verde vergel, que, cual espejo,
descubre la frescura y el añejo
aroma de la flor, sin que él lo sepa.

Veo también  -sin ver-  pasar la historia,
que ayer era el futuro y hoy un sueño.
Su huella en rostros vivos, que vivieron,

como surcos está. Quizá ni fueron
más que una sombra neutra, sin empeño,
y como yo  -ayer fuego-  hoy son escoria.


Luis Madrigal



Las Navas del Marqués (Ávila, España)
Comunidad Autónoma de León y Castilla,
7 de Agosto de 2015


martes, 15 de septiembre de 2015

TARDE CALUROSA DE JULIO


EN BUSCA DE LA LUZ QUE BRILLA DENTRO

Discurre ya la tarde soñolienta,
entre sopor del cuerpo en la solana.
Aún espera la fe, al paso lenta,
que en la noche igual que en la mañana,

brille la luz que salva, el paso alienta,
y la luna ilumine la ventana
donde la duda se posó avarienta,
antes que, lenta, taña una campana.

La cima de los montes, a lo lejos,
veo brillar, con brillo que florece
entre pinos azules  -hoy bermejos-

y al gritar con delirio que enloquece
las verdades que brillan como espejos,
en medio de la noche ya amanece.


Luis Madrigal


Las Navas del Marqués (Ávila, España)
Comunidad Autónoma de León y Castilla
21 de Julio de 2015

lunes, 27 de julio de 2015

AL VOLVER

HAN VUELTO LAS GOLONDRINAS

Han vuelto las golondrinas
hasta mi alero sombrío,
para inyectar en mí el brío
perdido tras las esquinas.

El camino que caminas
es siempre el mismo que el mío,
aunque llegara tardío
desde las cumbres andinas.

Vuelo cual la golondrina
hacia un nido ya vacío
y mi destino adivina

un duelo sin desafío,
una luz que no ilumina,
un temor de escalofrío.

Luis Madrigal

Las Navas del Marqués (Ávila, España)
Comunidad Autónoma de León y Castilla
4 de Julio de 2015

jueves, 9 de julio de 2015

UN CUASI COETÁNEO DE JESÚS DE NAZARET





TERTULIANO

Me encuentro de vacaciones en un lugar privilegiado, a 1.221,1 metros de altitud sobre el nivel medio del Mediterráneo en Alicante. Eso dice la placa correspondiente, aunque ignoro si sigue existiendo el Instituto Geográfico Nacional, entre tantas otras cosas nacionales como desgraciadamente ya no existen en España, en medio de tantas "regiones y nacionalidades". En cualquier caso, ello me permite librarme del espantoso calor procedente del Sahara que se cierne no sólo sobre la península Ibérica, abrasando cuanto se abate bajo los fulminantes rayos del sol, sino que incluso ha llegado a Alemania. Pobres alemanes, tan poco acostumbrados a que caiga sobre ellos fuego derretido, aunque sea mucho peor que se les haya caído encima el utópico e insensato populismo radical de los ciudadanos griegos. Qué griegos, estos de hoy, tan distintos a los filósofos presocráticos, a Socrates y a Platón y, sobre todo, a Aristóteles. Casi coetáneamente, por pura casualidad sin duda, la actual barbarie helénica tan sólo ha podio ser superada por el Ayuntamiento de Pamplona, sospecho únicamente en virtud  -más bien por vicio-  de lo que la técnica jurídica conoce como fraude de ley, al usurpar a Navarra su bandera, la que figura en el escudo de España, que gloriosamente trae causa de Las Navas de Tolosa, para sustituirla por otra cosa extraña, artificialmente elaborada por un par de dementes y que, anticonstitucionalmente, quebranta el Estatuto de la Comunidad Autónoma navarra. Esto es, que las elecciones democráticas, sirven "contra natura" para vulnerar la ley. Y, una vez más, los extremos se tocan, porque parece ser que tal infamia tan sólo ha sido posible merced a los mismos y a lo mismo que ha podido inspirar y propiciar el suicido de los griegos, al más puro estilo de una de las tragedias de Esquilo o Sófocles, aunque sin sangre, pero, como siempre, para que la sensatez de otros, por razones estrictamente humanitarias, evite que se mueran de hambre. 

Con total independencia de las reflexiones que anteceden al paso, y como prefiero ser un bicho raro a ser un bicho vulgar o, en otras palabras, como prefiero ser un tipo esterotipado a ser un tipo masificado, me he traído a estas alturas  -quiero decir a esta refrescante altitud sobre el nivel del mar, en el corazón del interior peninsular-  algunos libros nuevos y unas notas ya añejas, dado el notable tiempo transcurrido desde que, en su día, las tomé.

Quintus Septimius Florens, universalmente conocido por Tertuliano, pese a haber nacido en Cartago, en el África romana del siglo II, antes de que se cumpliera el año 165 de nuestra era  -esto es, tan sólo ciento sesenta y cuatro años menor en edad que el mismo Cristo, es decir de Jesús de Nazaret-  aparte de ser un cerebro privilegiado y un genio incomparable en su tiempo y en otros muchos tiempos, tengo la impresión de que fue también un teólgo cristiano de enorme estatura, precursor del propio San Agustín, pese a precederle en dos siglos.

Tertuliano, comenzó estudiando Retórica y Derecho, antes de trasladarse a Roma, donde profundizó en estos estudios, alcanzando gran prestigio como jurista. Pero su camino no sería éste, porque, a la edad de treinta años, se convirtió al cristianismo, abrazando la Fe de un modo ardientemente apasionado, lo que muy posiblemente se debió, más que a su preclara inteligencia, a lo qué él mimo explicó más tarde: Al hecho de sentirse arrebatado por una tan sublime como extraña -racionalmente inexplicable- efusión del Espíritu. Por ello, de Tertuliano cabe decir, mucho más que suele predicarse en sentido general, y en una dimensión verdaderamente sobrenatural, aquello de que "nihil est in intellectu quod non prior fuerit in sensu". Porque, sin duda, creo yo, también en aquel orden la gracia de Dios se apoya sobre la naturaleza humana, sea ésta la que sea, pero cuando toma posesión de una inteligencia natural del calibre ya indicado, el resultado resulta asimismo arrebatador. Tertuliano, no sólo desplegó una actividad literaria tan densa y honda al servico de la Fe, sino que parece especialmente sorprendente que, cuando tan sólo habían transcurrido más o menos 132 años desde la muerte de Cristo, fuese capaz el escritor latino-cartaginés de comprender y explicar (pese a todo lo que cabe achacarle, sus desviaciones, algunas exageraciones y ciertas contradicciones) más o menos los mismos sagrados misterios que catorce siglos después definió el Concilio de Trento y, si extremamos o apuramos la cuestión, hasta podría decirse que tal y como hoy los explica, en lo substancial, la moderna y más puntera Teología cristiana.

Tertuliano, parte de una idea primaria y radical, que en cierto modo enlaza y ofrece respuesta a la pregunta que durante siglos se habían hecho reiteradamente los filósofos presocráticos. Para él, lo más consubstancialmente transcendente para el ser humano, y por ende la Verdad radical, es Dios. Y la única verdad histórico-divina, es la contenida en la tradición apostólica que se conserva depositada en la Iglesia. Ni siquiera la Escritura es, para Tertuliano, garantía suficiente de la verdad, puesto que todas las sectas apelan a ella, por lo que el auténtico sentido de la Escritura tan sólo puede ser proporcionado por la regla de fe de la Iglesia. Cierto es también que, quizá en el colmo de sus apasionadas exageraciones, buscando siempre un cristianismo más puro o más purificado, en el año 207 se adhirió a la secta de Montano, y es entonces cuando repudia la regla de fe de la Iglesia, para buscar la verdad tan sólo en la inspiración carismática, en la reencarnación en sí mismo del Espíritu de Dios. Nada cabe reprocharle en este sentido, porque ¡cuántas otras sectas acechan o han llegado a introducirse hoy mismo en la Santa Iglesia! Alguna de ellas con "estatutos", al menos tolerados, o consentidos de un modo más bien vergonzante por el propio Vaticano, mucho más dañinas y peligrosas que en aquellos remotos tiempos lo fuera la herejía montanista, la cual única o esencialmente tan sólo pretendía el perfeccionismo cristiano.

Por todo lo demás, y aun así, los textos de Tertuliano influyeron de manera notable en la formación del pensamiento teológico cristiano:

En primer término, Tertuliano rechaza frontal y radicalmentre la socierdad pagana, pese a vivir inmerso en su cultura, pero no "coquetea" con ella, ni muestra hacia la misma la menor tolerancia. No como tantos cristianos, de hoy y de ayer, que son cristianos en el templo pero paganos en los criterios y en el hedonismo más refinado, socialmente injusto; musulmanes en los placeres, tanto o más que los propios musulmanes, y judíos en los negocios, hasta vivir del sudor y la sangre de los más humildes y pobres.

En segundo lugar, frente al marcionismo, Tertuliano defiende la unicidad del Dios creador del universo y al mismo tiempo del Dios redentor. Esto es, del Dios del Antiguo y del Nuevo Testamento. Tertuliano es también, además, el primer "ecologista", en el siglo II. La creación del mundo, en su armonía material y en su belleza espiritual, es en sí misma obra de la bondad de Dios, que lo hizo para bien del hombre, y que el hombre debe respetar.

En tercer lugar, en el tratado Contra Práxeas, el hereje monarquista, Tertuliano defiende la doctrina trinitaria, anticipando el definitivo pensamiento de San Agustín, al sostener la verdadera unidad de naturaleza y de substancia en un solo Dios, juntamente con la trinidad de personas, sin tendencia alguna subordinacionista, a diferencia de los Padres de Oriente.

En cuarto término, el sublime misterio de la Encarnación es explicado magistralmente por Tertuliano en su tratado De carne Christi, en el que combate las tendencias docetistas.

La antropología de Tertuliano es sumamente original y llena de fuerza en su tratado De Anima, en el que, por primera vez, un escritor cristiano se ocupa de esta cuestión tan esencialmente vital para todo hombre. El alma humana, a imagen de Dios, es libre e inmortal. Esta segunda nota, ha sido ya enmendada por alguna teología, tal vez asimismo de novísimo cuño, aunque altamente esperanzadora, pese a que la doctrina oficial de la Iglesia no haya superado aún lo que ya en el siglo II pensaba Tertuliano, y pese a que éste, a su vez, corrige el espiritualismo dualista de la tradición platónica y defiende la dignidad de la carne y del cuerpo humano, que ha de servir a Dios juntamente con el alma.

Por último, ya para Tertuliano, el pecado original es una corrupción inicial y culpable de la naturaleza, que ningún hombre perpetra por sí, pero que se transmite con la transmisión del alma a cada individuo.

Y acaso, lo que es más importante, Tertuliano podría ser considerado también como el instaurador o el fundador de la Teología sacramental, tal y como hoy mismo unánimemente se entiende  -según creo yo a mi vez entender- por los teólogos actuales tras veinte siglos de cristianismo. Como es bien sabido, los sacramentos son unos signos externos, visibles o sensibles, a través de los cuales, de cada uno de ellos, se transmite la gracia de Dios, la propia Vida divina. Este es el concepto aún vigente, teológicamente hablando. Tertuliano fue quien escribió la primera obra cristiana dedicada a un sacramento, su tratado De Baptismo, en el que establece las bases teológicas de los sacramentos como "signos de la gracia". También escribió el De Paenitentia, admitiendo la posibilidad del perdón divino después del bautismo, aunque, tras su adhesión al montanismo, extremó su rigor en lo que se refiere al perdón de los pecados, fustigando a la Jerarquía de la Iglesia por su laxitud al respecto. Y en él se encuentran también las referencias iniciales al rito del matrimonio cristiano.

Y finalmente, encantará saber a tantas gentes como, cada vez más, se suman a la libertad religiosa, entre las que sin duda alguna me incluyo, que Tertuliano fue el primer escritor cristiano que proclamó este principio por razones estrictamente apologéticas, manifestando que ningún culto particular debe ser impuesto a nadie por la fuerza, al propio tiempo que declara la igualdad absoluta de todos los hombres ante Dios. Por otra parte, su culto insobornable a la verdad, incluso frente a la ley positiva, resulta conmovedor al leer uno de sus textos más conocidos, en los que muestra su profundo espíritu iusnaturalista. Este es el texto: "... Dejad que la verdad se abra paso hasta vuestros oídos, aunque sea por este camino privado de un escrito sin voz. La verdad no pide favor alguno para su causa, porque no se asombra de su condición: sabe que anda como extranjera en la tierra, y que, andando entre extranjeros, fácilmente se encuentra con enemigos: su linaje, su morada, su esperanza, su crédito, el reconocimiento de su valor, están en los cielos. Mientras tanto, una sola cosa pide: que no se la condene sin ser conocida. ¿Qué daño les puede venir a las leyes, que son soberanas en su propia esfera, de que se la oiga? ¿Podrá su soberanía ser más gloriosa por el hecho de que condenen a la verdad sin haberla oído? Si la condenan sin oírla, además del reproche de injusticia, se atraerán la sospecha de un prejuicio por el cual no están dispuestos a oír aquello que saben no podrían condenar una vez oído...

Que ustedes disfruten de este texto, que disfrutéis, como mínimo tanto o más como yo disfruto del poder librarme del axfisiante calor de Madrid.


Luis Madrigal

domingo, 28 de junio de 2015

EN LA FIERA LID DEL TERMODONTE



Lleno se sangre y de cadáveres
(Plutarco)

SÓLO EL REMEDIO ES VOLAR


Ya puedes volar, si sabes,
que no es tan fácil volar.
Tan sólo vuela el que quiere
vencer las olas del mar.

Las que arrastran, entre lodo,
de ayer los muertos la sangre,
y entre la espuma tan sólo
del espíritu un cadáver.

Vuela, vuela ya, alma mía,
sin detenerte al pasar,
que el hedor llega a los huesos
y la sombra al despertar.


Luis Madrigal




Arriba, figura de Henri Matisse