ANTES DE QUE YA
NO ESTÉ AQUEL RÍO
Trae otra vez el aire un dulce acento
que, sin poderlo oír, mi alma conmueve.
Dentro de mí lo escucho, ahora que llueve
cuando la flor se apaga… En un momento
un nuevo fluir escucho y lo que siento
dentro de mí suspira… Impulso leve
que a un huracán suplica que lo lleve
hasta el lejano Sur, un día y ciento.
Y así, sin más, alcanzo nuevo brío
y mi latido encuentra nueva suerte,
sin ver, mirando el agua de aquel Río
que con su luz la luna hace más fuerte,
antes que el tiempo arrase mi albedrío
y a mis ojos lo oculte al fin la muerte.
Luis Madrigal