
Sentimiento viviente, con acento
de la Pampa, que vino una mañana
y que, al caer la tarde, en mi ventana,
dejó caer, con una rosa, el viento.
¿Cómo el alma podrá encontrar cimiento
de construcción vital y soberana
si, entre silencio y soledad cercana,
con tanta fuerza llama el sentimiento?
¿Habrá que improvisar leve almadía
para alcanzar el mar, en torrentera,
antes de que la noche siga al día?
¿Sosegar los latidos de la fiera
-simulación que la razón dormía-
o hacer de la razón pura quimera?
Madrid, 18 de Noviembre de 2008
Luis MADRIGAL
Luis MADRIGAL