V
SIEMPRE VIVISTE EN MÍ
Siempre vivías en mí e ibas conmigo,
al despuntar la luz y con la luna.
Tu recuerdo era mi única fortuna,
Tu recuerdo era mi única fortuna,
pese a que el mío no esté ya contigo.
Sin saber dónde estás, soy un mendigo
que busca sin hallar... Y sólo hay una
senda que recorrer: A mi alma ayuna,
no le cansa vagar sin más abrigo.
Un vacío sin fondo se hace pleno
cuando pienso que nunca podré verte
y he morir de angustia por ti lleno.
Aun sin dejar por eso de quererte,
como la paja antes ha sido heno,
sólo, sin ti, me queda ya la muerte.
Luis Madrigal