sábado, 6 de junio de 2009

MÁS SANGRE EN PARACUELLOS



Sin pena ni gloria, o tal vez con más de lo primero que de lo segundo, ha finalizado la Feria taurina de San Isidro. A lo que parecía iba a ser la única "Puerta Grande", ya anunciada en su momento aquí mismo -la que abrió el matador frances Sebastian Castella,- se ha unido otra especialmente importante y significativa. La de la última tarde, en Madrid y en todos los demás ruedos del mundo, de un gran artista (no en vano es Licenciado en Bellas Artes) a través de sus muchos años de matador de toros, Luis Francisco Esplá. Por fin, termina la Feria, para alivio de las sociedades protectoras de animales, y demás corrientes contrarias a ese "asesinato" de los nobles toros bravos españoles. Un buen amigo, que aunque es gallego -tierra de muy escasa raigambre y tradición taurina- vive desde hace ya tiempo en Paracuellos del Jarama, me trae el Cartel, en el que constan (esto sí me parece a mí aborrecible) dos de esos tristes festejos llamados cómico-taurinos, y en los que se denigra y hace mofa y befa, a veces de una desgracia humana, como la acondroplasia (además de ridiculizar a estas personas en el Circo, también suele hacerse en las Plazas de Toros), y otras a las que ejercen una profesión tan heróica como la de apagar incendios, en la mayoría de los casos, y también, en otras situaciones de elevado riesgo, de salvar vidas humanas o liberar de trances dramáticos, sumamente graves o difíciles. A estas personas, se las denigra y ridiculiza en ese otro tipo de "festejos" conocidos como los de "El Bombero Torero". Puede verse el cartel que, en primer término, ilustra arriba esta entrada. Y, contra esto, no hay queja alguna por parte de nadie. Ni hay sociedaddes protectoras de "enanos", ni de "bomberos". Claro que, ni a unos ni a otros se les estoquea, tras picarlos y banderillearlos, de lo que posiblemente no se asustarían tanto los protectores de los pobres toros, que "se encadenan" ,en muy poco "pacífica" señal de protesta, a la entrada de los cosos. Pero, sinceramente, yo creo que es mucho peor reirse de las personas, que dar gloriosa muerte a los toros de lidia que, como ya dije en otra ocasión, y vuelvo a repetirlo, no son sujeto de derecho alguno, por la sencilla razón de que el único ser capaz de integrar esta condicion, es el hombre, sin que de ninguna manera quepa clamar por una justicia sub-humana.

En Paracuellos de Jarama -donde hata quizá exista también alguna sociedad protectora de toros- de sangre, saben mucho más que en ninguna otra parte, porque para eso corrió a raudales hace más o menos medio siglo, con ocasión del asesinato masivo, no de toros de lidia sino de seres humanos inocentes de todo tipo de culpas, en el transcurso de la Guerra Civil Española. Esto, sucedió en los parajes del Arroyo de San José, entre el 7 de Noviembre y el 4 de Diciembre de 1936. Los historiadores, desde Ricardo de la Cierva a Carlos Fernández, o desde Ian Gibson a César Vidal, sin olvidar a Javier Cervera, no se ponen de acuerdo acerca de quién fué el "matador" principal, el director de lidia de aquella canallesca y miserable corrida. Un antiguo linotipista de Gijón, que inció su azarosa vida en el socialismo, en este mismo del PSOE que ahora arruina con el mayor esmero a España, espiritual y económicamente, llamado Santiago Carrillo Solares -muy amigo de aquella otra mujer (q.e.p.d.), la que gritaba en los mítines, en tiempos de la II República, "sangre, sangre"- ha negado en sus memorias (no recuerdo ahora exactamente la página) que él tuviese nada que ver con eso, pero algunos, como Ricardo de la Cierva, además de historiador hijo de una de aquellas inocentes víctimas, asesinadas en masa, sin cargos, sin defensa ni proceso, insiste con argumentos bastantes convincentes. Es una pena que, este otro señor tan famoso de la TV, los periódicos y demás jungla "informativa", al que llaman el Juez Garzón, no se haya enterado de eso ni por lo más remoto y, tal vez por ello, desestimó en el año 1998 una querella por genocidio, torturas y terrorismo contra el linotipista de referencia. Este señor Juez, que desde luego no causa la impresión, como jurista, de proceder del Colegio Español de Bolonia, tampoco se había enterado de que "el asesino de Franco", también había muerto, hasta que no le informó de ello el Registro Civil. Y todavía hay por ahí gentes desenterrando muertos en otras partes. Parece ser que todos y sólo ellos habían sido asesinados por los partidarios de uno de los bandos contendientes en aquella fratricida y maldita guerra. Es decir, la "derechona fascista" fué la única que mató. Los dulces y apacibles hijos de Lenin y Stalin, no. Aquellos canallas, llenos de odio, se dedicaban a repartir caramelos... Pero, en Paracuellos de Jarama, las gentes tampoco se lo creen. Luis Madrigal.-


Arriba, bajo el cartel taurino, con ocasión de las Fiestas de este año 2009, el Cementerio de Paracuellos, cercano al Río Jarama, uno de los lugares donde ocurrieron las matanzas, erigido en recuerdo y memoria de los asesinados. Al fondo de la imagen, una cruz blanca de grandes dimensiones, en la ladera del Cerro de San Miguel.