YA NO HAY VERANO
A todos los Aristoi, ya muertos
y a los pocos que sobreviven en la más densa sombra
Camino entre colores de verano,
sin color y sin sangre, sin camino.
Sin la fuerza que lleva hasta el destino
de una verde pradera junto a un llano.
Ya no tengo, si acaso, más de humano
que la sombra que arrastro, tan cansino,
de la nada que aplasta peregrino,
aun de mi ser divino tan cercano.
Volaron, como pájaros, las flores
de aquellos días azules, tan lejanos,
donde, no están -¡que viven!- los mejores.
Al rojo atardecer, alzo mis manos
suplicando a lo Alto los valores
que, entre rosas, hollaron mil enanos.
Luis Madrigal
Madrid, 22 de Junio de 2019