El que viene, ya está más cerca. Él llega siempre, pero su llegada será vana, si no es acogido. No depende de Él, depende de aquellos a quienes quiere llegar. Si es acogido, se queda, si no lo es, sigue esperando: ¿Qué tengo yo que mi amistad procuras?, clamaba Lope de Vega. Sería cruel hacerle pasar a "a la puerta, cubierto de rocío, las noches del invierno oscuras..." Abrirle, en cambio, es muy sencillo. Consiste tan solo en iniciar, eso sí de modo radical, aunque al mismo tiempo paulatino y constante, un proceso de conversión. ¿De conversión hacía qué o a qué? ¿Tendré que ir más a Misa o rezar el Rosario? Convertir, significa "hacer que alguien o algo se transforme en algo distinto de lo que era" y, cuando al verbo se le añade el sufijo "se", no sólo de forma enclítica sino reflexiva, la conversión ya no depende de ningúna otra persona, ni de ningún agente exterior, sino de uno mismo. El presente de indicativo del verbo, se conjuga de este modo: "Yo, me convierto". Convertirse, pues, es transformarse uno a sí mismo, cambiar, de un ser humano en otro, de una actitud en otras. Si soy egoísta, he de tratar de hacerme generoso; si soy violento y cruel, pácifico y benigno; si agrío, dulce; si desabrido y áspero, tierno y suave. Y, ¿con quién o para quién he de trasformar todo eso?. ¿Para mí mismo? No... Sería ontológicamente, casi imposible, salvo un complicado caso de "narcisisimo". He de hacerlo tan sólo para todos aquellos que no son yo, para los otros, para mis hermanos los hombres, todos los cuales, cualquiera sea su bondad o maldad, su riqueza o su pobreza, su grado de instrucción, su color, su raza... son hijos de Dios. Si, este año, voy progresando en este proceso de conversión, de un modo constante y tranquilo, sin grandes conmociones, bien podré decir que, algún día, la venida, se transformará en llegada y seré habitado por quien no sólo es el Camino, sino también la Verdad y, sobre todo la verdadera Vida. Luis Madrigal.-
domingo, 5 de diciembre de 2010
HERMANO PORTUGAL: RUSIA NOS HA GANADO
Y bien que lo siento, sobre todo por los "portuguesinhos". España, ya tuvo la ocasión de organizar la Copa del Mundo FIFA en el año 1982, con "Naranjito" como mascota -aunque de bien triste memoria, por razón de los resultados deportivos- y, desde luego, no diría yo que, en la celebración de aquel acontecimiento, no se acercaran a los estadios españoles muchos portugueses. Por lo menos a los más cercanos a la frontera, a la Raya, como gustan decir los hispano-lusos de este lugar, que ni son portugueses ni españoles, sino "arrayanos". A la bellísima ciudad de Vigo, en el Norte, o a la incomparable Sevilla, en el más profundo Sur, y muy probablemente a otros lugares, porque para eso funcionaba ya desde hacía muchos años el Lusitania-Expres, el tren que une Lisboa con Madrid, en no demasiado tiempo. Sin embargo, ahora, ya en proyecto la línea de alta velocidad Madrid-Lisboa y viceversa, si la organización de la Copa del Mundo en el año 2018, hubiese sido concedida a ambos países el fenómeno hubiera sido muy distinto, mucho más luso-español. Porque, además, España y Portugal podrán ser dos naciones distintas, pero nunca debieron ser dos Estados. Eso creo yo. Ciertamente, la candidatura ibérica (Portugal y Españal unidos) podría haber corrido mejor suerte, considerando no sólo las instalaciones deportivas, ya acabadas, en ambos países, sino otros muchos aspectos de equipamiento, servicios e infraestructuras, aparte del doble clima atlántico y mediterráneo que, en el verano, es pura delicia, en una y otra costas.
Pero, lamentándolo mucho, Rusia se ha impuesto. Y hay que admitir y reconocer que Rusia, es un enorme y gran país que, a través de la Historia ha mostrado al mundo su entidad cultural, artística y tecnológica, pese haber sido avasallado y zaherido por esa cruel utopía, la mayor estafa del siglo XX, el marxismo-leninismo, del que tanto nos alegramos haya podido librarse. Al margen de su tecnología, sin duda fruto de la pugna con los EE.UU. y con Occidente, la cultura rusa, es digna del mayor reconocimiento universal, tanto en la Literatura como en la Música, y hasta en la Pintura, si se tiene en cuenta que el Hermitage es uno de los museos más importantes del mundo en esta manifestación del arte. Por otro lado, el deporte ruso ha figurado siempre entre los de los países a la cabeza del mismo, en todas sus manifestaciones, y en lo que respecta al futbol, bien puede decirse que Rusia ha sido y es aún una verdadera potencia. Campeón y Subcampeón de Europa, sucesivamente, en los años 60, no ha dejado casi nunca de concurrir a la fase final de la Copa del Mundo. Y, en lo que se refiere a consolidar su actual economía, cuestión universalmente tan necesaria, sin duda la organización del magno acontecimiento deportivo resultará muy favorable. Rusia, a diferencia de Inglaterra, en 1966, o de España, en 1982, jamás había organizado un Campeonato del Mundo de Futbol y, habidas todas las consideraciones precedentes, bien puede considerarse que esta designación es muy justa. Felicitaciones al noble pueblo ruso, según tengo entendio de carácter alegre y abierto, similar al de los pueblos ibéricos, tan sólo ensombrecido por la terrible desgracia del comunismo. Queridos hermanos portugueses: Tendremos que viajar juntos hasta las bellísimas torres bizantinas de la Catedral de San Basilio. Luis Madrigal.-
Pero, lamentándolo mucho, Rusia se ha impuesto. Y hay que admitir y reconocer que Rusia, es un enorme y gran país que, a través de la Historia ha mostrado al mundo su entidad cultural, artística y tecnológica, pese haber sido avasallado y zaherido por esa cruel utopía, la mayor estafa del siglo XX, el marxismo-leninismo, del que tanto nos alegramos haya podido librarse. Al margen de su tecnología, sin duda fruto de la pugna con los EE.UU. y con Occidente, la cultura rusa, es digna del mayor reconocimiento universal, tanto en la Literatura como en la Música, y hasta en la Pintura, si se tiene en cuenta que el Hermitage es uno de los museos más importantes del mundo en esta manifestación del arte. Por otro lado, el deporte ruso ha figurado siempre entre los de los países a la cabeza del mismo, en todas sus manifestaciones, y en lo que respecta al futbol, bien puede decirse que Rusia ha sido y es aún una verdadera potencia. Campeón y Subcampeón de Europa, sucesivamente, en los años 60, no ha dejado casi nunca de concurrir a la fase final de la Copa del Mundo. Y, en lo que se refiere a consolidar su actual economía, cuestión universalmente tan necesaria, sin duda la organización del magno acontecimiento deportivo resultará muy favorable. Rusia, a diferencia de Inglaterra, en 1966, o de España, en 1982, jamás había organizado un Campeonato del Mundo de Futbol y, habidas todas las consideraciones precedentes, bien puede considerarse que esta designación es muy justa. Felicitaciones al noble pueblo ruso, según tengo entendio de carácter alegre y abierto, similar al de los pueblos ibéricos, tan sólo ensombrecido por la terrible desgracia del comunismo. Queridos hermanos portugueses: Tendremos que viajar juntos hasta las bellísimas torres bizantinas de la Catedral de San Basilio. Luis Madrigal.-
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