domingo, 3 de julio de 2011

CON EL CORAZÓN


El corazón es un músculo cónico, o bien en forma de pera, que alberga a su vez un conjunto de otros músculos. Todos ellos, articulan una bomba de impulsión. Esta acción impulsora proporciona la fuerza necesaria para que la sangre, y las substancias que ésta transporta, circulen adecuadamente a través de la red de venas y arterias existentes en el cuerpo humano. El corazón, se encuentra situado en el interior del tórax, entre ambos pulmones. Posee cuatro cavidades, dos superiores  -las aurículas-  y dos inferiores, los ventrículos. Estas cavidades están separadas por tres tipos de tabiques, que las dividen. El corazón, es el órgano más importante del sistema circulatorio y se comporta como un infatigable y permanente trabajador, que día y noche bombea el líquido que nos mantiene vivos. Dicen los cardiólogos que, por término medio, el corazón humano late unas 70 veces por mínuto, mide 12,5 centímetros de longitud y pesa, aproximadamente, 450 gramos.

Otros órganos del cuerpo del hombre, el hígado, los riñones, o el páncreas, realizan funciones, si no tan vitales, aunque también, sí sumamente importantes para la vida. Y, en este sentido, podrían considerarse asimismo, como algunas otras vísceras o glándulas, con el mismo derecho, como mínimo, que el del corazón, a ser consideradas candidatos idóneos a ser sede de los sentimientos humanos. Tanto de los más excelsos y sublimes, como de los más míseros y execrables. Por ejemplo, de hecho, los antiguos egipcios  -concretamente los del siglo XIV a.JC- eligieron y adoptaron al hígado, como espejo más fiel de esos sentimientos. Baste con leer a Mika Waltari, en su obra más importante. Tal vez, aunque yo lo ignoro, en otros pueblos o culturas, o épocas, dichos sentimientos se albergaban en cualquier otro posible órgano o víscera, y eso sería así porque, en conclusión, parece ser, que la esencia del ser humano radica en el cerebro. Ahí está lo que somos y, en consecuencia lo que sentimos, queremos u odiamos, porque, dicen también, que ahí reside la facultad de razonar, de pensar, y las más pristinas esencias humanas, inteligencia consciente y voluntad libre.

Sin embargo, y sin duda sin el menor fundamento científico por mi parte, yo estoy convencido, cada día más, de que en esa insegregable unidad fisio-psico-espiritual en que consiste el ser humano, además de la razón, que es un arma de muy escaso alcance; de la inteligencia, que no a todos nos es dada con la necesaria agudeza para entender algunas cosas especialmente complejas, y de la memoria, ese "archivo de negativos", que tantas veces se nos pierde y extravía, además de todo eso, como entidad independiente de todo ello, existe también, no ya la psique, sino el alma. Y dicen también, que hasta pesa  -0,26 kg., exactamente- y que muy posiblemente, al ser inmaterial e invisible, tiene emplazamiento extra-cerebral. No la busquen, pues, tampoco los neurólogos en el cerebro, porque allí no han de encontrarla. Este total ignorante que soy yo, al menos, cada vez más, siente con mayor fuerza que todo cuanto de noble y sublime habita en mí  -aunque por desgracia también lo mezquino y egoísta-  reside en mi corazón. Tiene razón el pueblo llano y sencillo cuando habla de las gentes que tienen "un buen corazón"; o cuando da, o pide, o busca "con todo el corazón". Porque sólo con el corazón pueden hacerse las cosas más importantes. Luis Madrigal.-