CAÍA LA TARDE
Caía la tarde de Marzo, sobre el asfalto y sobre los árboles, resecos y
lacios, durante meses, sin la caricia de la lluvia. El sol, estirándose tras las
cumbres de la Sierra de Guadarrama, apagaba en el horizonte sus últimas huellas
de sangre, profetizando otro nuevo día sereno y clareado, y descubriendo a la
par las crestas cubiertas de nieve. En un Café, al lado del Parque, como entre
un murmullo, se tostaba el grano, y su delicioso aroma inundaba las cercanías,
anunciando la fuente vivificante de la energía que impulsa el caminar, aclara
la mente y deja en el paladar el sabor de todos los contrastes… Justamente en
frente, unos niños miraban al cielo, mientras la pelota con la que jugaban se
perdía velozmente, para ocultarse bajo las ruedas de un automóvil pintado de
color azul. Tal vez ellos, lo mismo que yo, tan sólo miraban a lo lejos.
Luis Madrigal
Madrid, 9 de Marzo de 2012