QUIERO SUBIR A LA MONTAÑA
Mirando la Montaña , que se alza
majestuosa y firme desde el
suelo,
su cumbre, que acaricia
suave al cielo,
siente el alma la sed de
estar descalza.
Sólo así, en su mirada, el
ser alcanza
el bien, la fe, la dicha y
el consuelo,
la luz de ver, libre de
todo velo,
que turbar pueda vista en
lontananza.
Sólo así la mirada, siempre
clara,
penetra en los arcanos de
la altura
y lo que nunca el ojo
divisara
descubre el corazón… Fruta
madura
que eternamente el tiempo
deseara:
El contemplar al fin tanta
Hermosura.
Luis
Madrigal