Jesús de Nazareth, Fundador de la Iglesia
Observo con cierta frecuencia que en algunos lugares de Internet, abundan, o son habituales,
algunos textos cargados de desprecio, cuando no de odio a la Iglesia Católica.
Sobre todo, a la Iglesia Católica en España. Yo, debo respetar esas muestras de
libre expresión, que tanto me hieren, pero también supongo que tengo derecho a
expresar mi opinión y, sobre todo, mi pensamiento y mi sentimiento. Yo, no soy
modelo de nada, ni siquiera tal vez soy “buena persona”, como suele decirse,
que es lo más importante, pero, aunque indignamente, me siento orgulloso, en el
mejor sentido de la palabra, de ser miembro de la Iglesia Católica, de esa
misma a la que con alguna frecuencia se denigra en algunos grupos y para la que
se piden todas las sanciones y pérdida de sus “privilegios”. Pero, ha de
saberse que esos privilegios no son tantos como pudiera parecer y, sobre todo,
que la Iglesia devuelve a la sociedad civil española mucho más de lo que recibe, liberando
con ello al Estado del cumplimiento de muchas de sus obligaciones más
elementales y primarias. Con razón decía Don Francisco de Quevedo que “El valiente tiene miedo del contrario
y el cobarde, de su propio temor”. Yo, en este sentido, ya no albergo
ningún temor a nadie y, por eso, si me lo permiten, quiero aportar en este mismo
lugar algunos datos, que creo son irrefutables. Estrictamente, sin más
“teorías”, los datos son éstos:
A) La
Iglesia Católica, sostiene en España, ahora mismo, 5.141 Centros de Enseñanza.
Supongo que algunos dirán que eso es un “negocio” para enriquecerse, o que a
esos Centros tan sólo pueden acceder “los ricos”, pero eso tampoco es verdad.
Puede que existan casos de ese tipo, pero en general son mucho más numerosos,
por no decir aplastantemente mayoritarios los supuestos en los que la enseñanza
y la educación se extiende e imparte a los más humildes, a los más pobres y
desheredados de la sociedad. Entre ellos, a los niños de los emigrantes, de todas las razas
y colores. En cualquier caso, esta actividad supone un ahorro para las arcas
públicas de 3 millones de euros al año.
B) La
Iglesia, en España, sostiene 107 Hospitales, que ahorran al Estado español 50
millones de Euros por hospital al año.
C) La
Iglesia Católica, en España, mantiene y dispone abiertos 1.004 centros
diversos, entre ambulatorios, dispensarios, asilos, centros de minusválidos, de
transeúntes y de enfermos terminales de SIDA, con un total de 51.312 camas, que
ahorran al Estado 4 millones de Euros por centro al año.
D) El
gasto de Cáritas Española al año, es de 155 millones de Euros, que naturalmente
salen del bolsillo de los cristianos españoles.
E) El
gasto de Manos Unidas contra el hambre, alcanza los 43 millones de Euros, que
también proceden de los mismos bolsillos.
F) En ayuda al Tercer
Mundo, a través del DOMUND, la Iglesia Católica en España, aporta 21 millones
de Euros. ¿Puede alguien imaginar de dónde salen?
G) La
Iglesia en España dedica, en Centros de Reeducación para margina- dos sociales,
prostitutas, ex-presidiarios y ex-toxicómanos, una cifra que supone al Estado un
ahorro de más de medio millón de Euros.
H) La
Iglesia organiza y financia Orfanatos que acogen exactamente a 10.835 niños
abandonados, lo que supone otro ahorro para el Estado de 100.00 Euros por
Centro.
I) La Iglesia contribuye en un 80% a los gastos
de conservación y mantenimiento del Patrimonio Histórico Artístico de España,
calculándose, en este sentido, un ahorro aproximadamente de entre 32.000 y
36.000 millones de Euros al año.
J) Por
último, a todo ello, es preciso añadir, y sumar, en lo que atañe a su costo económico,
las horas de trabajo de cuantas personas prestan su voluntaria cooperación, sin
retribución alguna, en Cáritas, Manos Unidas, Bancos de Alimentos y otras
muchas actividades y programas de ayuda a las personas más humildes y débiles
de la sociedad española. ¿En cuánto podría cifrarse el trabajo de estas
personas?
Y
por todo ello, el Estado español continúa prestando ayuda económica a la
Iglesia Católica, pudiéndose afirmar que si, en este momento, la Iglesia cesase
en todas sus actividades, el Estado ni remotamente podría sufragarlas con los
fondos que aporta a la Iglesia, creándose un gravísimo problema para la paz y
convivencia social, todavía mucho más grave del que ahora ya existe.
Sin
embargo, tan sólo hace unos días, en un programa de la emisora de televisión TV
6, volvió a tratarse, por parte del llamado “periodismo de investigación”, a
cerca del dinero que recibe la Iglesia, pero sin distinguir entre lo que percibe
del Estado y lo que procede directamente de los fieles, y desde luego, absolutamente
nada se dijo acerca de en qué lo emplea. En cambio, sí se hizo mucho hincapié
en que la Iglesia está exenta de los impuestos de bienes inmuebles (IBI) y de
transmisiones patrimoniales (ITP), pero tampoco se dijo que también están
exentos de tales exacciones fiscales, no
sólo, como es lógico, todas las instituciones y entes estatales, sino que
también lo están los Sindicatos, esas turbias y parasitarias organizaciones
que, por lo visto últimamente, se dedican mucho más que a ayudar a los trabajadores
humildes y en desempleo, a robarles miserablemente en exclusivo lucro de sus inútiles
mandamases. Y, ¿cuántos comedores para indigentes, cuántos hospitales, centros
educativos u otros análogos han abierto la UGT o CC.OO.? ¿Cuántos los partidos
políticos, todos ellos, tanto el PSOE o IU como el PP? ¿A dónde puede ir un
necesitado a pedir un bocadillo?, ¿A la sede del PP?, ¿a la del PSOE?,
¿a la de IU?, ¿a la CCOO ó UGT?, ¿a los Centros Evangélicos,
Mormones, Judaicos, Palestinos, Protestantes, Anglicanos, Ortodoxos, Testigos
de Jehová, Bahai, Krisna... ?... Pues, no, en estos sitios no dan nada a los
humildes. Sólo teorías.
Y, tal
vez, tampoco deben andar excesivamente lejos, aquellos maleantes comunes, del
rosario de injurias y actos sacrílegos perpetrados también recientisimamente,
en poco más de meses contra la Iglesia en España:
- Profanación de la iglesia de San
Félix, en Sabadell, en plena Misa del Gallo.
- Pintadas hirientes contra nuestra Madre la Virgen María en el albergue para personas necesitadas, en Vigo, atendido por religiosas.
María de Nazareth, Madre del Señor
y de todos los que en creemos en Él
y de todos los que en creemos en Él
- Colegios y templos atacados con
pintadas, profanaciones y sabotajes en diversos lugares de España.
- Intento de quemar la iglesia de
Santa Marina, en Sevilla.
- Denuncia de las Juventudes
Socialistas contra Monseñor Reig Plà por haber defendido públicamente la
doctrina de la Iglesia.
- Ataques contra Monseñor Fernando Sebastián
por haber defendido la visión cristiana del matrimonio, la familia y la
vida.
- Los autores del ataque con bomba
contra la Basílica del Pilar, que amenazaron públicamente a los
creyentes, sus templos y sus representantes.
Y por último, tan
sólo hace más bien horas que días, un grupo de repugnantes mujerzuelas, a cuyo
lado las prostitutas son unas personas dignas
-tan sólo venden sus cuerpos para poder comer, y no para “divertirse”
sin asumir ninguna responsabilidad y menos matando seres humanos
indefensos- se supone que, con motivo de
la proyectada nueva Ley del Aborto, han tratado de agredir al Cardenal
Arzobispo de Madrid, Monseñor Rouco Varela.
¿Qué tiene que pasarnos a los cristianos para que los poderes públicos tomen medidas contra todo aquello que impunemente nos ofende y ataca? ¿Acaso no tenemos los mismos derechos que todos los demás ciudadanos no creyentes, a quienes respetamos, y por ser nuestros compatriotas, verdaderamente queremos? No deseo yo en absoluto “revolver” ni por un segundo -aunque poseo datos e imágenes tan incontrovertibles como horribles y miserables- aquel horrible capítulo de “la historia interminable” de España. De aquella maldita Guerra, que tanto daño nos ha hecho a todos los españoles. Y por eso, no lo hago. Sólo por eso. Aunque tan sólo sea porque quiero encontrarme entre los primeros que por fin olviden y perdonen y, si necesario fuese, para que yo mismo lo sea.
¿Qué tiene que pasarnos a los cristianos para que los poderes públicos tomen medidas contra todo aquello que impunemente nos ofende y ataca? ¿Acaso no tenemos los mismos derechos que todos los demás ciudadanos no creyentes, a quienes respetamos, y por ser nuestros compatriotas, verdaderamente queremos? No deseo yo en absoluto “revolver” ni por un segundo -aunque poseo datos e imágenes tan incontrovertibles como horribles y miserables- aquel horrible capítulo de “la historia interminable” de España. De aquella maldita Guerra, que tanto daño nos ha hecho a todos los españoles. Y por eso, no lo hago. Sólo por eso. Aunque tan sólo sea porque quiero encontrarme entre los primeros que por fin olviden y perdonen y, si necesario fuese, para que yo mismo lo sea.
Luis Madrigal