IV
SIEMPRE ESTARÁS EN MÍ
Nunca te diré adiós, nunca en la vida,
ni después, tras el sueño de la muerte…
Siempre estarás en mí, despierta y fuerte,
lo mismo en el regreso que en la ida.
Nunca, por mí y en mí, estarás perdida
mientras se anda el camino… Aun yo ya inerte,
vivirás siempre en mí, para quererte
aun entre hiel… Amarga es la bebida.
Ya sé que no me escuchas ni me miras,
puestos lejos tus ojos… Tu mirada
se perdió, junto al mar, y no suspiras
más que lejos de ti… Yo, no soy nada.
De aquel árbol que fue, cuelgan las liras…
De tu dolor, mi alma enamorada.
Luis Madrigal