sábado, 30 de octubre de 2010

APOTEOSIS PATÉTICA EN DOS ACTOS




I


YA NO SOY YO...


Ya no soy yo... ¿Alguna vez lo he sido?
¿He sido alguien para quien quería?
No lo puedo saber... ¿O lo sabía,
cuando hice mi ser un ser transido?

De espera y ansiedad, un eco herido
para absorver dolor, nunca alegría,
que devuelve al pasar melancolía
como estrella sin mar, mar sin sonido.

Ni grito de huracán o ave macagua
mi ánimo conturba, y mi palabra
no sale ya del cuerpo, como fragua

sin fuego en que abrasar mi voz macabra,
ni yunque que golpee antes que el agua
el hierro seco con que nada labra.




II



GRITO AL OSCURO SENO DE LA NADA


Si el alma se desgarra y el sentido
se duerme en el silencio dulcemente;
si la mente se espanta y es consciente
de lo que es imposible... se ha dormido

la vida entera, sin ningún latido,
como el polvo que lleva la corriente
se hace nada y, más que un ser durmiente,
es tan sólo simiente que no ha sido.

Grita al oscuro limbo de la nada
que la acoja en su seno y, al Poniente,
descanse junto al Sol, en la alborada

de un nuevo Amanecer, para que ardiente
suspire nuevamente enamorada
aunque el amor lejano esté silente.




Luis Madrigal







En la imagen de arriba, "Agonía de Cervantes", del pintor español
Eduardo Cano de la Peña  (Madrid, 1823 - Sevilla, 1897)


viernes, 29 de octubre de 2010

UNA DÉCIMA AL ANOCHECER



SÓLO EN TI ENCUENTRO LA CALMA


Bañan mis lágrimas  -ciento-
el alma, que es transparente;
lucha la verdad consciente,
cruel, frente al sentimiento.
Quiere encontrar el momento
que sostenga mi andadura;
quiero encontrar la dulzura
que acaricia suave el alma
y sólo encuentro la calma
al contemplar tu hermosura.



Luis Madrigal





LE PREGUNTÉ A LA AURORA





¿NO MOVERÁ A NADIE MI PENA?


Suave y lenta, la lluvia en los cristales
acariciaba al alba y sonreía.
Desde mi lecho, triste la veía,
a media luz, sobre los ventanales.

Yacía mi alma en duros peñascales,
anhelante y latiente todavía,
sangrando por la herida, noche y día,
entre abruptos y crudos pedregales.

¿Será muy largo  -pregunté a la Aurora-
el camino en que arrastre mi cadena?
¿Acaso es mi destino, que deplora

el dulce amor, si causa tanta pena?
¿Será siempre mi vida como ahora,
sin que a nadie conmueva mi condena?


Luis Madrigal




jueves, 28 de octubre de 2010

SE FUE LA FLOR...



AQUELLA FLOR DE MI JARDÍN


Las flores del jardín se han terminado...
Una tras otra, al fin se consumieron;
algunas enfermaron y murieron,
otras, muestran su corazón helado.

No volverán. Su nervio amortajado
se pudrirá como otros se pudrieron
bajo la tierra en la que ayer vivieron
mil sueños de un sueño enamorado.

Como las flores del jardin, que lloran,
mi soledad es fuerte en cifra pura...
Con ellas la comparto y... ¡cuántas moran

en mi alma dolorida...! La hermosura
de aquellos pétalos que al oro doran
me nutre y me sostiene en la dulzura.


Luis Madrigal




miércoles, 27 de octubre de 2010

REGRESO FUGAZ AL ESTÍO MUERTO



HE VUELTO A LA CASONA Y HE MIRADO...


Los nidos del alero se han caído
y barro hueco es ahora la morada
de aquella golondrina enamorada
que, por amor, con fe, tejió su nido.

Voló y voló el mar estremecido
hasta dejar atrás agua salada,
para alcanzar, azul, mi balconada
y acompañar mi Estío amanecido.

Después, se fue... Su tierra era lejana
y no pudo evitar el viento frío...
Abandonó una tarde mi ventana

para  lenta volar sobre su Río.
Yo, miro al Sur, mañana tras mañana,
por si llega de allí lo que fue mío.



Luis Madrigal

















sábado, 23 de octubre de 2010

NO TE OLVIDARÉ




SENTIRÉ TU LATIR CADA MAÑANA


Si algún día te olvido, es que estoy muerto...
Sólo espero ese día una palabra
al Alba de la Historia, en que se labra
el ser y el sentimiento, puro y cierto.

Y, aun muerto, para ti estaré despierto,
oiré tu acento sin señal macabra,
diré al sepulturero que me abra
y me verás lleno de luz cubierto.

Sentiré tu latir cada mañana
y hasta entonces seré sin haber sido,
puesta siempre mi vista en tu ventana...

Sin perder esa flor ni estar perdido,
mariposa dorada y araucana,
nunca te olvidaré... Nunca te olvido.




Luis Madrigal





viernes, 22 de octubre de 2010

CUANDO ME FALTÓ EL SOL



HUYÓ DE MÍ UN SUSPIRO


Reía fuera el sol, tras los cristales...
Yo, lo veía dentro y no reía.
Me acomodé en mi soledad. Sabía
que una nube acechaba sembrar males.

Primero, con los vientos otoñales,
el cielo transformó su anatomía,
se tornó la mañana oscura y fría
y se cubrió de sombras sepulcrales.

Después, crujió de lejos, y un latido
de luz, que iluminó como un zafiro,
alumbró los cristales. Un gemido

del viento se escapó, en brusco giro
a un Gigante de nieve bien tupido
y de mi pecho, lento, huyó un suspiro.



Luis Madrigal




 En la imagen de Arriba, la Cima del Aconcagua, íntegramente ubicada en la Provincia de Mendoza de la República Argentina. Con una altitud de 6.962 metros, es la cumbre más alta del mundo fuera de Asia

jueves, 21 de octubre de 2010

HORAS DE LUZ Y TRINOS



CANSADO Y ABATIDO


Tan sólo estoy aquí, mas el camino
hacia la Luz, que eterna canta, sigo.
De lo que aquí está, nada persigo,
ni me hiere la escoria de su sino.

Del pájaro que alegre canta, el trino,
entre el ruido que azota, oigo y bendigo
sin odiar ni clamar... Nada maldigo
de mi ardiente vacío en tu destino.

Cansado y abatido, en ti aún vivo
día a día, cada hora... En un segundo
pasan años enteros y percibo

tu calor en mi frío, más profundo
que el sol en el Estío. Y aun cautivo,
antes así que siempre moribundo.


Luis Madrigal




martes, 19 de octubre de 2010

LA VIDA ES COMO EL HUMO



Una voluta sube lenta al cielo.
De gris tiñe el azul... Luego, camina
hacia otras sombras, gira y se revuelve...
Como el humo, la vida así termina,
huye deprisa, gime, ríe, llora cantarina,
se para a veces... mas no vuelve.


Luis Madrigal





domingo, 17 de octubre de 2010

CANCIÓN DE OTOÑO



CUANDO LA LUZ SE MUERE


Cuando la luz, sin voz ni brío,
se refugia entre sombras en el bosque
y el cielo, que fue azul,
entre pretéritos y añorantes verdes,
llama a la oscuridad,
ya el Otoño ha comenzado su camino,
entre los árboles retorcidos,
que muestran, impúdicos, sus sarmentosas manos
y tamizan su propio espectro
hasta acercarse a la nada.
Es entonces la hora de regresar sobre uno mismo,
casi al mismo seno fetal,
en el que la dicha fue absoluta,
sin conciencia ni Historia.
Tal vez, es también la hora de desandar los pasos,
ya muertos como la luz,
para que la Vida caiga sobre ellos,
desbordante de perdón y misericordia,
para colmarlos de la plenitud...
de lo que no fue.
Tal vez también, por ello,
es la hora de la Esperanza.



Luis Madrigal







En la imagen, "Bosque otoñal"

viernes, 15 de octubre de 2010

EN UNA NOCHE DE LLUVIA




LLEGÓ HASTA TU VENTANA


No lo sabrás, ni nunca en ti su eco
podrás sentir de lejos en tu alma.
Habrá muerto sin ti, bajo la luna,
en una noche fría, en la que el agua
azotaba con furia tu ventana.
¡Quería entrar...! No le dejaste
y murió sin saber que tú no estabas.
Una flor [¿quizá era  una gerbera?] mustia dijo su palabra:
"Se fue... No está aquí ya..." Tú, no mirabas,
ni veías, ni podías oír cómo gritaba
el agua, al golpear en los cristales
de la que había sido tu morada...
No estabas tú, y tu ventana
aquella noche estaba bien cerrada.


Luis Madrigal



EN LA MÁS DURA BATALLA





AÚN ERES UN HOMBRE 


Si pierdes la alegría, al caer la tarde,
y tu refugio sólo son las sombras;
si al salir el sol, tiemblas y lloras,
aunque brille después en los tejados
y un nudo en la garganta
quiere ahogarte y sumirte en el fondo de la tierra...
Si todo contra ti pugna y te cerca,
fiera lucha has de librar, para guardar la vida...
Si, lejos de caer, altivo te levantas
y paso firme emprendes, sin saber adónde...
entonces es que aún eres un hombre.


Luis Madrigal




En las imágenes superiores, DAVID (Miguel Ángel y Bernini, respectivamente)


jueves, 14 de octubre de 2010

OTRA VEZ TRAS LAS HUELLAS DE ROSALÍA...



NEGRA SOMBRA...


Negra sombra, negra sombra,
sombra que siempre apareces,
en las riberas de plata
o al pie de los verdes pinos,
que tiemblan si tú te meces...
Sombra que esparces la angustia
y robas el alma, a veces;
que no olvidas, y hasta al sol
con negro manto ensombreces.
De luto tiñes las copas
de los árboles silentes
y quieres teñir el alma
de luto cuando aún es verde.
Sombra, que cuentos de lobos,
junto al fuego se estremecen
y, en las noches misteriosas, tras de ti
vienen ardientes.
Sombra que mi sueño arrullas,
¿me dejarás que despierte?



Luis Madrigal



 

FORZOSA ESCLAVITUD




NO SIENTO NI LA SED


No siento ni la sed, que tanto abrasa,
entre hierros y fango apelmazados...
Se fueron para mí los días soñados,
los dulces trinos, el amor, que es brasa...

Sólo el hielo me hiere, como gasa
que enturbia, sin la luz, cielos nublados,
opacos, borrascosos, entoldados,
que hacen sangrar...  mientras la vida pasa.

Es tan honda mi pena que, sintiendo,
mi sentir y latir ya nunca acaba
de morir sin vivir... Vivir muriendo,

es como débil eco, o fuerza brava
que al alma quiera atar y, en hosco estruendo,
habiendo sido libre, fuese esclava.



Luis Madrigal





martes, 12 de octubre de 2010

lunes, 11 de octubre de 2010

AQUELLA ROSA QUE VOLÓ




YO, ESTOY AQUÍ


Voló al cielo, como una mariposa
y me dejó en la tierra sin consuelo...
Desde entonces camino por el suelo
como arrastra sus pétalos la rosa.

No veré ya en sus ojos luz hermosa,
entre clara sonrisa, como el vuelo
que a la alegría inspira siempre el cielo,
como el misterio oculto tras la losa.

No encuentro el paso firme en el camino,
ni puedo suspirar, sin que un latido
dentro de mí, ahogue mi destino.

No puedo ya vivir, sin haber sido
y no acierto a saber cuál es mi sino...
Sólo mi pecho de dolor transido.



Luis Madrigal






sábado, 9 de octubre de 2010

EN LAS HORAS SIN LUZ BAJO LA LLUVIA




LLUEVE SIN TI


Lluvia en Madrid... El cielo triste, llora
y su llanto se arrastra en las aceras...
Salpica los cristales... Tú, ya no esperas
mi latido anhelante hora tras hora.

Yo, pienso en ti, mi soledad implora
del cielo gris, palabras lisonjeras;
sueños que no nacieron, mil maneras
de tenerte sin ti... Y me enamora

-pensando en que mis lágrimas te anegan-
el sonido del agua, mientras baja
y empapa de mi amor... Tus ojos ciegan

al brillar con fulgor, como la paja
arde entre el fuego... Como las hoces siegan,
como cubre la luz una mortaja.



Luis Madrigal



viernes, 8 de octubre de 2010

BÚSQUEDA DE LA NADA



¿Qué puedes encontrar que yo no tenga,
aunque pobre y vacío, si te miro?
¿Cuánto quieres hallar, si el viento es frío,
aún en Primavera?
¿Cómo apagar el fuego del Estío,
si la nieve se fue? Trigo en la era
espera la cosecha con que el grano,
año tras año, renueva su retoño
y alimenta el impulso... Mas, si Invierno,
el hielo ya acampó, aún siendo Otoño.



Luis Madrigal




jueves, 7 de octubre de 2010

LLANTO Y OLVIDO





NO PUEDO TU AMISTAD SEGUIR TENIENDO


Quiero beber mis lágrimas y siento
que así no inundarán tu rostro puro;
no temo reposar en suelo duro
si mi dolor alienta tu sustento.

Ya no puedo tener tu dulce acento
ni tu risa y tu fuerza, tras un muro,
y me acomodo en el instante oscuro
que abraza con fervor el sufrimiento.

No puedo tu amistad seguir teniendo,
que no se debe errar nunca el camino,
ni puedo vivir más, me estoy muriendo,

y, para no vivir, mejor termino
de morir sin vivir, de no ser siendo,
que eso quiso de mí, duro el destino.


Luis Madrigal