HE VUELTO A LA CASONA Y HE MIRADO...
Los nidos del alero se han caído
y barro hueco es ahora la morada
de aquella golondrina enamorada
que, por amor, con fe, tejió su nido.
Voló y voló el mar estremecido
hasta dejar atrás agua salada,
para alcanzar, azul, mi balconada
y acompañar mi Estío amanecido.
Después, se fue... Su tierra era lejana
y no pudo evitar el viento frío...
Abandonó una tarde mi ventana
para lenta volar sobre su Río.
Yo, miro al Sur, mañana tras mañana,
por si llega de allí lo que fue mío.
Luis Madrigal
2 comentarios:
Aquí estoy, leyendo un ratito de lo bueno de la red. Un poema tan nostálgico como hermoso.
Las imágenes y la música también bellísimas.
Un abrazo.
Volverán, Luis, volverán.
Un abrazo, amigo mio
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