sábado, 4 de enero de 2014

EL PRIMERO DE UN NUEVO AÑO



UNO DE ENERO

SANTA MARÍA MADRE DE DIOS
MADRE DE LA IGLESIA


Amaneció el día muy gris. Llovía.
Yo, escondido en mi alma, allí pensaba
si el cielo encapotado que lloraba
sería por sentir la oscuridad del día...

¿Dónde estará escondida la alegría
que no puedo encontrar? Le preguntaba
a una gota de lluvia, que pugnaba
de un salto por hallar el Mar... ¿Sería,

tal vez, en claro y caudaloso río
que eterno lleva en calma voz serena,
sin que le tuerza ni el calor ni el frío?

¿Quizá impuro metal que, su melena,
hace tan pura el Fuego, con gran brío?
Tan pura como blanca es la Azucena.


Luis Madrigal