sábado, 4 de enero de 2014

EL PRIMERO DE UN NUEVO AÑO



UNO DE ENERO

SANTA MARÍA MADRE DE DIOS
MADRE DE LA IGLESIA


Amaneció el día muy gris. Llovía.
Yo, escondido en mi alma, allí pensaba
si el cielo encapotado que lloraba
sería por sentir la oscuridad del día...

¿Dónde estará escondida la alegría
que no puedo encontrar? Le preguntaba
a una gota de lluvia, que pugnaba
de un salto por hallar el Mar... ¿Sería,

tal vez, en claro y caudaloso río
que eterno lleva en calma voz serena,
sin que le tuerza ni el calor ni el frío?

¿Quizá impuro metal que, su melena,
hace tan pura el Fuego, con gran brío?
Tan pura como blanca es la Azucena.


Luis Madrigal








1 comentario:

Francisca Quintana Vega dijo...

Hola, D.Luís. Un precioso soneto...que comienza con un día gris y termina con unos adjetivos inmaculados. Siempre esa lucha en su alma, esa pugna entre la resignación y la lucha.
Como no se prodiga mucho por los blog, le diré, por si no lo sabe, que nuestra común amiga María Bote, se ha roto un hueso de la pierna y está de reposo y escayolada. No lo está pasando nada bien, ya que una cosa así, aunque no es grave, impide realizar casi todas las actividades normales de una persona. Se lo digo por si quiere ponerle un comentario en su última entrada, donde se despide por un tiempo. Espero que se encuentre usted bien de salud. Reciba nuestro abrazo.