jueves, 23 de abril de 2015

EL PESO DE LOS DÍAS



AL CAER DE LA TARDE CAMBIA EL VIENTO


Sonaba melodioso ayer el viento
y ruge hoy, cual furia desatada;
león rugiente, cuya dentellada
llega hasta el alma viva… Y el lamento

dentro grita también y pone acento
de amargura y de hiel, de cruel lanzada.
¿Dónde habita la luz enamorada
de la luz que enamora y el contento

del “yo” que va conmigo y que suspira
por lo que ya no es?. Triste suspiro.
¿Dónde poner el corazón sin ira

que lleve paz al pecho dolorido?
Que no sabe si muere o si delira,
aunque sí que pasó lo que no ha sido.


Luis Madrigal