CUANDO LA LUZ SE MUERE
Cuando la luz, sin voz ni brío,
se refugia entre sombras en el bosque
y el cielo, que fue azul,
entre pretéritos y añorantes verdes,
llama a la oscuridad,
ya el Otoño ha comenzado su camino,
entre los árboles retorcidos,
que muestran, impúdicos, sus sarmentosas manos
y tamizan su propio espectro
hasta acercarse a la nada.
Es entonces la hora de regresar sobre uno mismo,
casi al mismo seno fetal,
en el que la dicha fue absoluta,
sin conciencia ni Historia.
Tal vez, es también la hora de desandar los pasos,
ya muertos como la luz,
para que la Vida caiga sobre ellos,
desbordante de perdón y misericordia,
para colmarlos de la plenitud...
de lo que no fue.
Tal vez también, por ello,
es la hora de la Esperanza.
Luis Madrigal
En la imagen, "Bosque otoñal"
2 comentarios:
Así siento yo el otoño, como tú, como si fuera la hora de la esperanza; de esperar. De nuevo todo puede ser posible, con la próxima primavera.
Siempre hermosos tus poemas.
Un abrazo.
Es precioso, como todos tus poemas, Luis.
Eres un gran lírico y transmites siempre un sentimiento en estado puro. Me gusta mucho eso de ti.
Abrazos otoñales, límpidos como el otoño, hermosos como el otoño.
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