¿ESTOY VIVO, SIN SABERLO?
Siento que no me siento, y
estoy vivo…
¡Que extraña sensación, de no
ser nada,
cicatriz de destierro que no
cierra!
Como la cosa, no tiene mirada
ni percibe el sonido…
Ni un suspiro ha llegado jamás
hasta su pecho…
¡No lo tiene…! Sólo átomos en
danza inacabada.
Como cosa, me arrastro o me
sostengo, sin que nadie esté en mí
ni yo esté en nada…
¿He de buscar acaso fuera…?
¿Repatriar rojos glóbulos
de quiénes fueron “yo”, cuando
no era?
¿Inyectar, con denuedo y
embeleso,
a soplos del escaso calor de mi
aliento, en mis venas su sangre?
¿Tomar sus huesos polvorientos
Para -ya ellos otra vez conmigo-
caminar sin cansancio por las
calles?
¡Que solo yo, Dios mío…!¿También
ellos,
cuando suena en la ermita una
campana?
Quizá todos, perdidos en el
tiempo,
que nada trae de ayer, de
cuanto se llevó a un enigmático bosque,
sujetando en brazos sarmentosos
la risa de la mañana,
que al caer de la tarde se ha
transformado en llanto…
¡Qué solos nos hemos quedado
todos…!
¡Qué tristeza más honda
aniquila la radical soledad,
muda ante la palabra, que ayer
era un armónico hechizo
de melodías, capaces de alentar
el amor y la dicha!
2 comentarios:
A mejorar el ánimo que no es para tanto.
La risa regresará y las plazas se llenarán de niños jugando.
Un abrazo, Luis.
Es un poema bellísimo, profundo, sincero, llega directo al alma.
Me ha encantado leerte.
Un abrazo amigo
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