VENDRÁ EL ALBA
Viejo camino de la selva
oscura,
que destellos de luz das a
mi alma,
deja que escuche en paz el
dulce eco
del ser, que canta.
Mi corazón no puede más, y
teme
no más color, al despuntar la
aurora,
que el de ser por siempre,
tras mil horas,
tan negra sombra.
Mas -al ponerse- al fin brillará el sol.
Huirán opacas brumas,
apostadas
en lo más hondo y, entre
luces de oro,
veo ya el Alba.
Luis Madrigal
Arriba, luces en la noche boreal.
(Fotografía de Daniel Leifheit)
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