LAS ROSAS MUERTAS
¡Oh, verde tallo, herido
por el hielo
en mi pobre jardín…! En él caído
entre silencio y frío, y
que aun dormido
esperas despertar, azul el
cielo.
A él volar tus rosas, si
el deshielo
les presta su calor y el colorido,
el tinte -y el olor-
tan encendido
que muestra en su fragancia
el terciopelo.
Ya no serán entonces hojas
yertas
las que adornen capullos,
entre espinas.
Tan verdes como el trigo y
tan despiertas
serán tus yemas, en las
horas ciertas,
cuando al alero se alcen
golondrinas
y vivas sean... las que hoy son
muertas.
Luis
Madrigal
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