SE FUERON YA...
“Y avisados en sueños que no volvieran a Herodes,
se retiraron a su país por otro camino”
Se fueron dejando tras de sí infinidad
de ilusiones puramente humanas, es decir, paganas; se fueron sin decir adiós,
al revés de cuando llegaron, que fueron recibidos por todos los Alcaldes, o
casi todos, de todos los Ayuntamientos de España y, a su vez, uno de ellos,
generalmente Melchor, que es el de mayor edad, pronunció un discurso, diciendo
a todos los niños que debían ser “buenos”. Pasó la noche, dicen que
inmensamente feliz y, pasó el día entero, el día de Reyes. El día de La Epifanía , que no
significa otra cosa, sino manifestación, revelación. El que se manifiesta, el
que se revela a toda las Naciones es el mismo Niño nacido en Belén, para decir
a todos los semitas, judíos o árabes -puesto que ambos lo son- a todo el
Oriente y a todo el Occidente, que, en Él, sólo en Él, está la salvación, la
vida eterna, esa que prevalece, o más bien continúa, después de la muerte. En
realidad, no hay dos vidas, esta y “la
otra”, como suele decirse, sino una sola vida y yo quiero imaginarme se cruza la frontera, la de la muerte, que pone fin a todo sufrimiento, a la Vida de total y absoluta
felicidad, como se traspone el umbral, dentro de la propia casa, de una
habitación a otra. Para ello, para que se produzca tal prodigio, de
bienaventuranza total, no es preciso más que querer a los otros, a los demás, a
los que me rodean, como si se tratase de yo mismo. Tan sólo eso -¡tan sólo!-
es necesario. Todo lo demás, es un simple medio para que pueda brotar el
amor.
Se fueron los Reyes Magos. Y ahora qué.
Ellos cumplieron ya con su cometido. No sabemos si eran o no “Reyes”, ni
siquiera si eran tres, ocho o doce, desde luego “magos”
sí, es decir astrónomos, gente que estudiaba las estrellas para leer en ellas la Verdad. Y ante la Verdad se inclinaron. Pero
ellos, ya se han ido. Ahora sólo quedamos nosotros y estamos tal vez muy solos
y muy aturdidos. Como a Antonio Machado la mar, el ruido nos “asorda” y quizá como él también tenemos
“la garganta ronca de gritar sobre los
mares”, tratando de encontrar esa Verdad, el Camino para seguirla y alcanzar
la Vida para
siempre, eternamente. Unos la rechazan en nombre de las ecuaciones; otros,
porque no quieren complicarse la existencia, cómoda y feliz hasta "echar panza" y dormir la siesta todos los días. Los más porque no somos capaces,
debido a nuestro egoísmo. Además de difícil, es muy duro encontrar la Verdad y, por ello, incluso
a los que decimos querer buscarla nos sucede también lo mismo que le sucedida a
Don Antonio, que la buscaba por todas partes “sin encontrarla jamás”, pese a que él la encontraba siempre “sólo por irla a buscar”. Pero, hemos de
seguir buscando, hasta encontrarla de una vez por todas, cara a cara y para
siempre. Y, en este propósito, nos ayuda sobremanera el propio pasaje bíblico de
San Mateo, que narra lo acontecido con aquellos “Magos”. Ellos, llegaron
por un sitio, siguiendo el rastro de la estrella, pero se fueron por otro distinto.
Sin duda en eso debe consistir la
solución. En cambiar de camino. En emprender uno distinto. Otro nuevo. Mejor. He encontrado infinidad de villancicos relativos al hecho de que "ya vienen" los Reyes Magos, pero ninguno a que ya se han ido. ¡Qué lastima!. En su defecto, publicaré el tan conocido y, a falta del que me gustaría, de existir, por partida doble, o en doble versión.
Luis Madrigal
Arriba, pintura al fresco (separado de la pared) de
Bernardino Luini
(Dumenza, 1480 - Milán, 1532)
(Louvre, París)
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