Yo, no se aún si la Informática -a la que, según he podido leer en alguna parte, debe llamarse Cibernética, esto es, "Ciencia del que pilota"- es realmente una ciencia, desde luego en nigún caso como la "Sociología" o las "Ciencias de la Información", o si más bien es una técnica, propia en cuanto a su manejo práctico de chiquilicuatres, de esos mocosos de 13 0 14 años, que, según dice la Policía española "ya nacen con el ratón en la mano". En los tiempos de mi ya lejana infancia y juventud, ese tipo de cosas "prácticas" se aprendían en los billares o en los futbolines, que eran los ámbitos más concurridos y de concentración de malos estudiantes, aquellos, que no sólo se fumaban las clases, sino que no habían abierto un libro en su vida, mientras ya cerca de los 12 años, o antes, lo que sí comenzaban a fumar era cigarrilos "de hebra" y a tomar "chatos" en las malolientes tabernas. Ya en aquella época pasaban esas cosas, porque sin duda la tendencia del ser humano hacia ellas es fenómeno predicable de toda época o circunstancia histórica. Ahora por ejemplo, está muy de moda realizar piruetas y saltos circenses en las rinconadas de las calles, o en los pasajes comerciales, más bien hacia la caída de la tarde. Es una especie de danza deportiva, que desde luego requiere su técnica y modo de bien hacer, para no romperse la cabeza y con ello pueda derramarse el serrín que contiene. Pero, me resisto a pensar, y menos a creer, que con la Informática pueda pasar lo mismo. No quiero admitir que esta magnífica herramienta que tanto esfuerzo en todos los órdenes ha evitado ya a la humanidad, pueda ser pasto y dominio de estos elementos tan desprovistos del menor signo de talento y valor humano que, asimismo, supongo, son, más o menos, los que se dedican a "decorar" las paredes o los monumentos de las ciudades, bien sean de propiedad privada o pública. Sentiría en el alma que se tratase de los mismos productos humanos, o más bien humanoides. Pero no se qué me dice que, esas atrocidades, tanto la de atentar contra las fachadas de las casas y paredes de las calles, como las cometidas por esos tipos que llaman "hackers", ese neologismo tan mal utilizado para designar a los delincuentes que arruinan los discos duros de tantos Ordenadores por medio de técnicas informáticas -que llegan a aprender como podría hacerlo un mono, un primate superior- programando redes o sistemas operativos, nada tienen que ver con el innegable benefico universal que han representado la Informática y los "Hackers". Porque, el término "hacker" surgió entre los programadores del Massachusetts Insitute of Technology (MIT), en los años 60, cuando en España, ni tan siquiera habíamos llegado a "tomar el biberón" en esta materia y nadie hablaba de los PC, sino acaso, algunos, pocos, de "cerebros electrónicos". Yo, recuerdo ahora dos de los más famosos "cerebros electrónicos", y creo que primeros o únicos en aquellos comienzos de los años 60: El del I.N.P. y el de RENFE, donde el lenguaje de programación único era el llamado Fortran. Por ello, los verdaderos "hackers", no son esos canallescos y delincuentes piratas que antes se criaban en "los futbolines", sino los benéficos y seráficos seres que se entregan a la investigación pura, para ayudar a todos los "pulsateclas", como yo, y permitirnos acceder con ello a estas nuevas herramientas, tan útiles, instructivas y... necesarias. Sería un disparate identificar o confundir a estos señores (algunos de los cuales han sido galardonados con el Premio Principe de Asturias, como los inventores de Internet) con los golfillos de "los billares", que ahora dicen, han cambiado el taco por el ratón y "nacen con él en la mano".
Los veraderos "hackers" no roban, pues, información, ni destruyen la que se encuentra en los Ordenadores, simplemente por detruir, sino justamente los que hacen lo contrario, quienes construyen y crean. "Hackers" famosos han sido Richard Stallman, Ken Thompson, Eric S. Raymond o Adrian Lamo, sin olvidar a Linus Torvalds, creador del sistema Linux, al que dió esta denominación la mezcla de su primer nombre con el del sistema opreativo Unix.
Los piratas, los que roban información, los que destruyen tan sólo por el mal instinto que les anima e inspira -como en todos los órdenes de la vida- se denominan "Crackers". Es decir, son esos perfectos canallas de siempre, muestra y representación genuina y pura de la presencia del mal en el mundo, cuyo dramático hecho es una realidad insoslayable. Pero, eso sí, a estos despreciables sujetos, además de capturarlos, juzgarlos y enviarlos a la cárcel durante una buena temporada, no debería atribuírseles -como días pasados hicieron los analfabetos redactores, se supone socialistas, de Televisión Española- la noble denominación de "hackers". Más bien, debería llamárseles "hijos de perra". Es una opinión. Luis Madrigal.-
Los veraderos "hackers" no roban, pues, información, ni destruyen la que se encuentra en los Ordenadores, simplemente por detruir, sino justamente los que hacen lo contrario, quienes construyen y crean. "Hackers" famosos han sido Richard Stallman, Ken Thompson, Eric S. Raymond o Adrian Lamo, sin olvidar a Linus Torvalds, creador del sistema Linux, al que dió esta denominación la mezcla de su primer nombre con el del sistema opreativo Unix.
Los piratas, los que roban información, los que destruyen tan sólo por el mal instinto que les anima e inspira -como en todos los órdenes de la vida- se denominan "Crackers". Es decir, son esos perfectos canallas de siempre, muestra y representación genuina y pura de la presencia del mal en el mundo, cuyo dramático hecho es una realidad insoslayable. Pero, eso sí, a estos despreciables sujetos, además de capturarlos, juzgarlos y enviarlos a la cárcel durante una buena temporada, no debería atribuírseles -como días pasados hicieron los analfabetos redactores, se supone socialistas, de Televisión Española- la noble denominación de "hackers". Más bien, debería llamárseles "hijos de perra". Es una opinión. Luis Madrigal.-
1 comentario:
Aquí el "hijo de perra" se dice de otra forma, el respeto me impide abundar en detalles.
Te dejo un abrazo.
Alicia
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