viernes, 13 de junio de 2008

CATALONIA IS NOT SPAIN (II)


Pues, no, Están ustedes en un craso error. Cataluña, sí es España. Y sólo España, nada más, porque sin España Cataluña sería nada de nada. Es España, precisamente porque, desde luego,“Cataluña es una nación”. Sin duda, lo es. Pero se olvidan ustedes de algo esencial, Cataluña es una nación española, o si lo prefieren, para que no les duela tanto, una nación hispánica, tanto como lo es Aragón, o la propia Castilla y, mucho antes León y originariamente Asturias. En Cataluña, se habla -continúa hablándose- catalán, sí, y en Asturias y el norte de León, bable, aunque ya no se use; en Valencia, valenciano y en Mallorca, mallorquín, aun cuando estas últimas lenguas sean una variante del catalán, o precisamente por serlo. ¿Y qué? Valencia, también es España, como lo es Mallorca. No traten ustedes de comprenderlas en los “paisos catalans” -ese estúpido y pretencioso imperialismo de vía estrecha- porque la cosa tampoco es así y, además porque ni valencianos ni mallorquines quieren que ustedes les engullan. Y Galicia, donde se habla gallego, o las tierras altas de Extremadura, en la que las gentes se entienden en “cactúo”, también son España, sin contar con el “panocho”, que inunda toda la Huerta murciana. ¿A cuento de qué, Cataluña no es España? ¿Por qué motivo? Querrán ustedes decir que no quieren ser España. Esto, ya es otra cosa. Pueden ustedes querer lo que les apetezca, pero eso carece por completo de importancia, porque resulta tan fácil como situar una pancarta en un campo de futbol, pero tan inútil e inoperante como lo han sido ustedes mismos a la hora de satisfacer sus gratuitas apetencias.

Cataluña, no puede ser más que Aragón -co-fundador de España- , no sólo por haberse fundido con él, sino además sub-sumido bajo él. Lo de Corona “catalono-aragonesa”, es decir, el orden en el que se enuncia la institución política soberana, no es más que un orden puramente fonético, porque parece que así suena mejor, o les sonó mejor a los historiadores, pero también podría perfectamente, y hubiera sido más justo, enunciarse como Corona "aragonesa-catalana”. Aragón, era un Reino, y Cataluña un simple Condado, cuando, en 1137, se firmaron en Barbastro las capitulaciones matrimoniales de la Princesa Petronila de Aragón, que contaba exactamente un año de edad. Y trece años más tarde (los justos para alcanzar los catorce exigidos por el Derecho canónico para contraer matrimonio) se celebró su boda con el Conde de Barcelona Ramón Berenguer IV. Desde este mismo momento, perdieron ustedes el “primer tren” de la Historia, para alcanzar ese sueño de estado soberano que tan inútilmente persiguen. Digo el primero, porque después perdieron otros dos más, y ambos definitivamente concluyentes. Las cartas están echadas ya desde hace varios siglos, y ustedes no pueden volver atrás, ni mucho menos del revés, la Historia. De aquel matrimonio, de rango indudablemente subordinante para Cataluña, nació el primogénito Alfonso II de Aragón (no de Cataluña), quien ratificó la subordinación catalana uniendo el Reino aragonés, heredado de su madre, con los Condados catalanes, heredados de su padre. Este es el primer hito histórico transcendente.

El segundo, no es menos transcendente, sino acaso el fundamental y sin posible “vuelta a tras”. Cuando, en 1410, muere el Rey de Aragón Martín I el Humano (Martí el Humá) sin descendencia alguna, por premoriencia de sus cuatro hijos (Martí, Jaime, Juan y Margarita), los parlamentarios del Reino, agrupados, a consecuencia de la Concordia de Alcañiz, en 15 de Febrero de 1412, en una Comisión de nueve Compromisarios, tres por Aragón, tres por Valencia y otros tres por Cataluña, para resolver el problema de sede vacante que se planteaba, libremente, y bajo la presidencia moral del Papa Luna, Benedicto XIII de Aviñón, eligieron como Rey al infante de Castilla Fernando de Trastámara, un castellano, sí, pero también nieto de Pedro IV el Ceremonioso por parte de su madre Leonor. La decisión se produjo el día 24 de Junio de 1412, votando a favor de la misma los tres aragoneses, dos valencianos, entre ellos San Vicente Ferrer y el catalán Bernardo de Gualbes, síndico y Conseller de Barcelona. Este acuerdo dio lugar al Compromiso de Caspe, verdadero Tratado por el cual Fernando de Trastámara fue proclamado Rey de Aragón (y por tanto de Cataluña), que entró en Zaragoza el 5 de Agosto del mismo año, donde juró su título ante las Cortes, junto a su hijo Alfonso. El Compromiso de Caspe trajo consigo la introducción en el trono aragonés de una dinastía castellana, el castellano pasó a ser el idioma de la corte, y el idioma aragonés quedó para la clase baja, comenzando su desaparición paulatinamente.

Y todavía hay más. Resta un “tercer tren” que también perdieron los catalanes. El del matrimonio de Ferran II de Aragón, Cataluña, Valencia y Mallorca (es decir también de “les Illes Pitiüses”) con Isabel I de Castilla. Ellos, los Reyes Católicos, fundaron España, en la que Cataluña quedó tan comprendida e integrada política y jurídicamente como Mejorada del Campo. Igual. ¡Demasiado que conservó íntegramente su Derecho, que últimamente ha multiplicado en virtud de la potestad legislativa de la que goza su Parlament! Y conservó también esa lengua, muy respetable, desde luego, pero también especialmente anti-eufónica y desagradable al oído, con la que, además de entenderse entre ellos, cuando juega el Barça, no podrían vender ni una butifarra en ninguna parte. ¿A qué viene, entonces, esa pura y simple mentira de que Catalonia is not Spain? Tal falsedad, se podrá colgar en una pancarta, pero, en justicia y verdad, debería colgarse en el W.C. Claro que, cuando uno escucha su Himno "nacional", se echa a temblar porque estos señores tan cultos y civilizados nos quieren cortar el cuello con unas hoces. Y, si nos descuidamos un poco, rompernos la cabeza con algún martillo. ¿Serán bestias, los tíos? Luis Madrigal.-


2 comentarios:

Oscar dijo...

Estaba muy bien su artículo hasta que lo destrozó con el asunto de la lengua tan fea y desagradable. Su fanatismo castellano lo perdió, será anti-eufónica para usted, para nosotros es maravillosa.
Por cierto curioso eso de que Cataluña sin España nos sería nada, ¿Y Castilla sin España sería mucho?. Y yo que pensaba que todas las regiones eran importantes, y que España estaba precisamente formada por todas y cada una de dichas regiones. pero, no resulta que usted dice que Catalunya no es nada. Al final nos resultó usted un fanático, irrespetuoso además, ¿Que le parece si lo situamos a Usted en el Wc?, en fin mejor no cometer este error en honor a sus muchos años.

Hugo Rodríguez

Luis Madrigal Tascón dijo...

Mi respetado señor: Celebro que, aunque con más de un año de retraso, le haya gustado mi artículo y mucho le agradezco también su comentario, pero debo aclararle, según entiendo, que yo no he destrozado nada. Los que, de muy antiguo y sin razón alguna, han tratado de destrozar a España, son ustedes, más aun los que dicen ser "catalanes", que quiénes realmente lo son. Ya me habían dicho a mí, que ustedes, los que se llaman, por ejemplo, "Rodriguez", como usted, son los peores, unos "catalanes" especialmente virulentos, ya sean "charnegos", o simplemente de los de "pan i cebá". ¿A cual de estas sufridas especies pertenece usted?. ¿No le da un poco de vergüenza llamarse Rodriguez, siendo tan catalán? ¡Cuánto tiene que haber sufrido usted, señor Rodriguez! Su lengua -la culta lengua catalana-, si es que verdaderamente usted la ha aprendido, aunque apuesto por suponer que la habla como un "comanche", al oído, sin el menor análisis morfológico ni sintáctico, como tantos otros que a un "entrepá", le llaman "bocadill", o cosas por el etilo, esa lengua, muy señor mío, a mi entender, desde luego (todo es comparable) es eufónicamente muy desagradable. Mucho peor que ustedes, me caen sus ex-amigos los franceses, más o menos por la misma razón, y sin embargo, debo reconocer que hablan la lengua más bella y deliciosa del mundo. ¿Ve usted cómo nada tiene que ver esto de la lengua que, insisto, para Cataluña -y no para usted, porque usted si que no es nada de nada, y menos allí llamándose Rodríguez- es todo y absolutamente todo el llamado "hecho diferencial". Pero dudo mucho que pueda parecer "maravillosa" a nadie que no la haya oído nunca y mantenga "civilizados" sus oídos. Y cuando se ha oído media docena de veces, resulta apestosa.Mire usted, Sr. Rodríguez, su incultura es supina. No ha mirado usted bien mi Blog. Yo, no soy castellano, sino más "anticastellano" que usted y que todo los catalanes del mundo, pese a ser tan pocos que se perderían dentro de él si fuesen hablando por ahí en catalán. Así que, malamente pudo haber observado usted en mí el menor "fanatismo castellano". El fanatismo, tiene su sede central en Cataluña y si se entrenaran algo más, sobre todo allá por la Bisbal, serían los campeones del mundo de la especialidad. Puede usted situarme donde su gusto le plazca (en mi artículo, yo no me refería a ninguna persona en particular). Pero ahora me refiero a usted y lamento mucho que ya se encuentre usted en ese sórdido lugar, el WC. Al menos, cada vez que yo iba a Barcelona, casi todos los meses, podía comporbar que lo de Cervantes, relativo al "archivo de cortesía", era cierto, puesto que allí toda la cortesía debe estar "archivada". Veía yo entonces, reforzada la pintura cada vez, para que no pudiera borrase, en gigantescas letras blancas, justamente a la entrada de la Estación de Francia, un amable y cortés saludo: "MERDA PA MADRID".
El regalo, sería para Madrid, pero se encontraba allí. Y , generalmente,no se regala más que de lo que sobra.Un cordial saludo, Sr. Rodriguez, extensivo, desde luego, al Jordi, al Enric, la Lali y a la seva dona. ¡Pero, ni en broma, se le ocurra decir en el Paseo de Gracia o en la Calle Balmes, que Cataluña es una "región" de España, como otras tantas que la integran...! ¡Por Dios, no lo haga, porque sería quemado en la hoguera... por otros "Rodriguez", o por algún García. No se prive usted de cometer errores: Le ruego considere que con mis "muchos años" todavía podría romperele a usted la cara. Eso si que no se estila en Cataluña, porque (además de teóricamente "muy civilizados") para eso son bastante cobardes. Aunque debo reconocerlo, y darle las gracias por ello: Ustedes "no matan", como hacen las fieras del Cantábrico, tan empeñadas como ustedes en que ho haya España,y con el mismo éxito de ustedes, aunque, eso sí, con muchos litros de sangre en sus odiosas manos. Pero, Ustedes, las necesitan, más bien, para contar el dinero.