Continúa el calor, ese calor que dicen es propicio al crimen y la sangre, especialmente en las noches de estío. Aquella tragedia de Tennessee Willians, creo recordar en el axfisiante ambiente de Nueva Orleáns... O "Muerte en el barrio", de Alfonso Sastre... Contra esos horibles impulsos, propios también de los llamados "hombres lobo", en las noches de luna llena, voy a recetaros una de las más pacíficas, placenteras y sedantes sonatas beetovenianas, ejecutada con delicadeza y esmero por este gran pianista que es Wilhelm Kempff. ¡Ánimo, Carlos...! ¿Estás ya en Las Navas?. Un abrazo. Luis Madrigal.-
martes, 24 de junio de 2008
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