Casi todo el mundo habla de "la crisis" y muy pocos, creo yo, saben verdaderamenete de qué están hablando, incluso puede que nadie lo sepa. Naturalmente, se habla, sin saber o sabiendo, pero, sobre todo, se teme a la crisis económica. Porque, la primera acepción del término "crisis", es estrictamente médica, y consiste en toda mutación considerable en una enfermedad, tras la cual se produce un empeoramiento o una mejoría. Cuando el enfermo logra superarla, se dice que se ha curado "por crisis", porque frente a este modo de curación, existe también el de la "lisis", que es la terminación lenta y favorable de la enfermedad. ¿Estaremos en este caso de la economía, ante un supuesto de "crisis", o de "lisis"; esto es, de algo duro pero pasajero, para regresar al bienestar general, o de una larga e interminable catastrofe colectiva de privaciones y sufrimientos?. En consecuencia, si de verdad es cierto aquéllo de "zapatero a tus zapatos" (conste que no trato de referirme a ningún imbécil), y yo creo que sí, que es verdad, de Economía, tan sólo pueden hablar los economistas. Al menos, son los únicos -aunque no sean todos- que pueden hablar con propiedad, sabiendo de qué hablan. No soy yo muy partidario de los filósofos positivistas, tras su augusto creador, sin redundancia ni cacofonía alguna, dado que precisamente se llamaba Augusto, es decir Auguste, porque era un "franchute" de Montpellier. Ni de él ni de las escuelas organicistas (Pareto, Small, Carey, etc.) que le siguieron y que llegaron a sostener que la Sociedad, y dentro de ella, como es lógico, la economía y la ciencia económica, no se diferenciaban excesivamente de los cuerpos orgánicos vivos, con sus venas, sus arterias, su paquete muscular y su sistema nervioso, de tal manera que lo que llamamos el "cuerpo social", se comportaría de un modo similar a un cuerpo físico, que hasta podría ser, por tanto, observado a través de un gigantesco microscopico universal. Bueno, en realidad, Comte, que así se apellidaba este señor francés, no llegó a tanto. Se limitó a formular la "Ley de los tres estados" y la "Ley enciclopédica", para desarrollar, combinándolas, una clasificación sistemática y jerarquizada de todas las ciencias, incluso la física -orgánica e inorgánica- y hasta de lo que él mismo llamó "física social" y, después de él se ha llamado y se llama "Sociología". Fueron más bien las citadas escuelas, las de sus citados seguidores, quienes proclamaron semejante disparate. Pues bien, la Economía, sería una ciencia, naturalmente de "la realidad social" ("cañones o mantequilla") que viviría dentro de la Sociología más o menos organicista y estaría, por tanto, sometida a sus propias leyes. Todo esto, a mí, en su día, y con el debido respeto a los que crean en ello, me pareció un bello cuento y, desde luego, no me lo creí. Con el mismo respeto, pienso que "la Sociología" es una de esas ciencias que "no existen". ¡Por favor, si hay quien niega el carácter de ciencia al Derecho -y tampoco tengo demasiados argumentos para sostener lo contrario- cómo va a ser una ciencia la Sociología! Y, casi, casi, de "la Economía", por las razones ya indicadas, cabría decir otro tanto. Digo cabría, porque desde luego yo no lo digo, ni me atrevo a decirlo. En cuanto a esta última, aunque personalmente yo crea mucho más en "los hombres de negocios" (y en las mujeres, no faltaba más), que en los economistas, cabe sin duda subrayar numerosos aspectos que sí pueden considerarse científicos (sobre todo al introducir la Matemática), o al menos ciertos y verdaderos. Porque ya se sabe que hay dos maneras de referirse a casi todas las ciencias: La que se enuncia diciendo "no sabemos si esto es o no verdad, pero es científico" (escuela alemana, de Duselford, en Renania-Wesfalia; Berlin o Tubinga, Baden-Württemberg, a orillas del bellísimo río Neckar) y la que proclama el "no saber si algo es o no científico, pero sí que es verdad" (escuela americana, ya sea de Harvard, con sede en Cambridge (Massachusetts) o de Yale, en New Haven (Connecticut), es igual. Los americanos, son gente muy práctica, aunque en la ocasión se diga que han sido ellos precisamente quienes han involucrado al mundo en esta actual epidemia económica. Por eso, digo, que no hay que fiarse tampoco mucho de los economistas y, en apoyo de mi estimación, alegaré aquel "chiste" de Mingote -publicado hace ya muchos años- en el que un mendigo le decía a otro, ambos bajo el mismo puente: "No, si yo antes, era millonario, pero me dejé aconsejar por un economista..."
El caso es que, muy recientemente, escuchaba yo uno de los programas de la emisora de TV "Libertad Digital". Era uno de sus acostumbrados coloquios, en el que se debatía el ya famoso "Informe Recarte", con participación del propio autor, Don Alberto Recarte, que así se llama este señor. Todos los demás intervinientes eran también economistas, entre ellos el Director de la revista "Expansión". Y, desde luego, daba gloria oirles hablar a todos ellos. Hasta yo, pude entenderlos en bastantes aspectos, porque aquello era la suma claridad, dentro de lo complejos que son estos fenómenos. Y, en parte porque ellos mismos lo sugirieron, en el curso de sus observaciones y matizaciones, o quizá mucho más porque -por radical y obsceno contraste- yo estaba pensando en lo que oigo decir a los políticos (en particular al señor Ministro de Economía, que, al parecer, resulta ahora que tampoco es economista, sino tan sólo "Licenciado en Derecho" y que yo tomé, en su dia, por hombre competente y honesto), terminé encomendándome al buen Dios, y conmigo a todos los españoles, para que Él nos proteja. Resulta que estos individuos del PSOE, como ya he dicho otras veces, partido político que tanto mal ha hecho a España desde su misma nefasta fundación, aparte de que, en general, no tienen idea de Economía ni de nada, sabían ya lo que se presagiaba, porque el Informe de referencia lo había anunciado y diagnosticado desde el mes de Enero de 2007, pero lo silenciaron deshonesta y canallescamente, profetizando falsos resultados justamente contarios a los producidos, adoptando medidas radicamente opuestas a las necesarias, y llamando "antipatriotas" a quienes lo proclamaban, tan sólo porque, a corto plazo, habrían de celebrarse las Elecciones legislativas. Les creo muy capaces de esto y de mucho más. Pero, a pesar de todo, yo me permito articular otra explicación mucho menos enrevesada, mucho más sencilla y lineal. Yo, no digo tanto que sean "malos", es decir perversos, que puede que lo sean (al menos en lo que se refiere a su satánico intento de desterrar a Dios y, en particular a la Iglesia de Jesuscristo, de la faz de España), sino que son más que "peores", esto es, pésimos, que es el superlativo de "malo", en lo que se refiere a la carencia de la menor brizna de inteligencia, instrucción, formación cultural y profesional y, en general, a cuántas aptitudes cabe exigir a un dirigente político. Son lo peor y los peores de toda la Sociedad, ya desde que se estaban criando en la Escuela, el Bachillerato y la Facultad (los que pasaron por ellos y no proceden directamente de la UGT o de algún taller de pintura de brocha gorda). ¡Y ellos son -hecho éste que hacía estremecer a los contertulios de Libertad Digital- precisamente los que van a administrar la crisis económica y a adoptar las medidas correspondientes! Es lo mismo que situar a un zorro, o a una zorra (zorros/as) a cuidar a las gallinas, o a un atajo de lobos, a los mansos corderos. Algo así. Entre otras amplias facultades, gozarán de la de disponer de ingentes cantidades de dinero que, después, habremos de aportar al erario público todos los contribuyentes. No es para alarmarse. Es casi para pegarse un tiro. Y todo ello, Sr. Aznar, por aquella vanidad suya -aparte de otros errores como el inicial de "pasar página"- que en mala hora le tentó a hacerse aquella fotografía insensanta y fantasmal. Todo ello, también, porque usted, Sr. Rato, por despecho de no haber sido el sucesor o por lo que fuese, se marchó de España, en vez de quedarse. Todo ello, en suma, Sr. Rajoy, porque usted no ha resultado ser todo lo listo que yo mismo le suponía, o al menos no tan listo. Por eso, y fundamentelmente porque nuestra querida España carece de un verdadero cuerpo electoral, y tan sólo está dotada de una masa informe, que sigue rebelde e invertebrada... Sólo por eso tenemos "esa cosa" que dicen es -y sin duda lo es, para desgracia de todos- el Presidente del Gobierno, sujeto en el que hay que admirar un valor muy superior al del más valiente torero, sí, porque ¿cómo puede atreverse a cruzar palabra no digo ya con otros políticos, nacionales o extranjeros, que serán más o menos lo mismo, sino con verdaderas personalidades, con grandes hombres, humanistas, catedráticos o banqueros, o incluso con los contertulios a los que yo escucaba en "Televisión Digital"? ¿Qué puede decirles, por mucho que le digan otros a él? ¡Y qué otros, Dios mío! ¿Qué puede pensar o decir un individuo que realizó sus estudios de Bachillerato en un Colegio en el que -en mis tiempos- se refugiaban las mentes más duras y obtusas, la badofia intelectual de la Ciudad, para poder terminar tales estudios? ¿Y todavía hay alguien que diga que esto de que los peores elijan a los peores es el mejor sistema político para organizar la Cives, el Estado, el Reino, la Republica...? ¡Dios mío, ven en nuestra ayuda...! ¡Señor, apresúrate a socorrernos...! Luis Madrigal.-
Arriba, el cuadro de Quentin Metsys, "El cambista y su mujer" (1514). Un cambista, precedente inmediato de los actuales banqueros, cuenta las monedas sobre la mesa, en la que también hay perlas y alhajas. El hombre, está concentrado en tales bienes, como muestra la expresión de su cara. Su mujer, en cambio, que está leyendo un libro de "Horas", una se las especies de libros religiosos de la época, no parece muy contenta, su expresión es triste, como si no le agradase el trabajo de su marido.
A continuación, "Apocalipsis", música de Mario Lochtenknapper. Quizá debamos prepararnos para escucharla, si es que -cuanto antes mejor- no vuelve a haber Elecciones.
El caso es que, muy recientemente, escuchaba yo uno de los programas de la emisora de TV "Libertad Digital". Era uno de sus acostumbrados coloquios, en el que se debatía el ya famoso "Informe Recarte", con participación del propio autor, Don Alberto Recarte, que así se llama este señor. Todos los demás intervinientes eran también economistas, entre ellos el Director de la revista "Expansión". Y, desde luego, daba gloria oirles hablar a todos ellos. Hasta yo, pude entenderlos en bastantes aspectos, porque aquello era la suma claridad, dentro de lo complejos que son estos fenómenos. Y, en parte porque ellos mismos lo sugirieron, en el curso de sus observaciones y matizaciones, o quizá mucho más porque -por radical y obsceno contraste- yo estaba pensando en lo que oigo decir a los políticos (en particular al señor Ministro de Economía, que, al parecer, resulta ahora que tampoco es economista, sino tan sólo "Licenciado en Derecho" y que yo tomé, en su dia, por hombre competente y honesto), terminé encomendándome al buen Dios, y conmigo a todos los españoles, para que Él nos proteja. Resulta que estos individuos del PSOE, como ya he dicho otras veces, partido político que tanto mal ha hecho a España desde su misma nefasta fundación, aparte de que, en general, no tienen idea de Economía ni de nada, sabían ya lo que se presagiaba, porque el Informe de referencia lo había anunciado y diagnosticado desde el mes de Enero de 2007, pero lo silenciaron deshonesta y canallescamente, profetizando falsos resultados justamente contarios a los producidos, adoptando medidas radicamente opuestas a las necesarias, y llamando "antipatriotas" a quienes lo proclamaban, tan sólo porque, a corto plazo, habrían de celebrarse las Elecciones legislativas. Les creo muy capaces de esto y de mucho más. Pero, a pesar de todo, yo me permito articular otra explicación mucho menos enrevesada, mucho más sencilla y lineal. Yo, no digo tanto que sean "malos", es decir perversos, que puede que lo sean (al menos en lo que se refiere a su satánico intento de desterrar a Dios y, en particular a la Iglesia de Jesuscristo, de la faz de España), sino que son más que "peores", esto es, pésimos, que es el superlativo de "malo", en lo que se refiere a la carencia de la menor brizna de inteligencia, instrucción, formación cultural y profesional y, en general, a cuántas aptitudes cabe exigir a un dirigente político. Son lo peor y los peores de toda la Sociedad, ya desde que se estaban criando en la Escuela, el Bachillerato y la Facultad (los que pasaron por ellos y no proceden directamente de la UGT o de algún taller de pintura de brocha gorda). ¡Y ellos son -hecho éste que hacía estremecer a los contertulios de Libertad Digital- precisamente los que van a administrar la crisis económica y a adoptar las medidas correspondientes! Es lo mismo que situar a un zorro, o a una zorra (zorros/as) a cuidar a las gallinas, o a un atajo de lobos, a los mansos corderos. Algo así. Entre otras amplias facultades, gozarán de la de disponer de ingentes cantidades de dinero que, después, habremos de aportar al erario público todos los contribuyentes. No es para alarmarse. Es casi para pegarse un tiro. Y todo ello, Sr. Aznar, por aquella vanidad suya -aparte de otros errores como el inicial de "pasar página"- que en mala hora le tentó a hacerse aquella fotografía insensanta y fantasmal. Todo ello, también, porque usted, Sr. Rato, por despecho de no haber sido el sucesor o por lo que fuese, se marchó de España, en vez de quedarse. Todo ello, en suma, Sr. Rajoy, porque usted no ha resultado ser todo lo listo que yo mismo le suponía, o al menos no tan listo. Por eso, y fundamentelmente porque nuestra querida España carece de un verdadero cuerpo electoral, y tan sólo está dotada de una masa informe, que sigue rebelde e invertebrada... Sólo por eso tenemos "esa cosa" que dicen es -y sin duda lo es, para desgracia de todos- el Presidente del Gobierno, sujeto en el que hay que admirar un valor muy superior al del más valiente torero, sí, porque ¿cómo puede atreverse a cruzar palabra no digo ya con otros políticos, nacionales o extranjeros, que serán más o menos lo mismo, sino con verdaderas personalidades, con grandes hombres, humanistas, catedráticos o banqueros, o incluso con los contertulios a los que yo escucaba en "Televisión Digital"? ¿Qué puede decirles, por mucho que le digan otros a él? ¡Y qué otros, Dios mío! ¿Qué puede pensar o decir un individuo que realizó sus estudios de Bachillerato en un Colegio en el que -en mis tiempos- se refugiaban las mentes más duras y obtusas, la badofia intelectual de la Ciudad, para poder terminar tales estudios? ¿Y todavía hay alguien que diga que esto de que los peores elijan a los peores es el mejor sistema político para organizar la Cives, el Estado, el Reino, la Republica...? ¡Dios mío, ven en nuestra ayuda...! ¡Señor, apresúrate a socorrernos...! Luis Madrigal.-
Arriba, el cuadro de Quentin Metsys, "El cambista y su mujer" (1514). Un cambista, precedente inmediato de los actuales banqueros, cuenta las monedas sobre la mesa, en la que también hay perlas y alhajas. El hombre, está concentrado en tales bienes, como muestra la expresión de su cara. Su mujer, en cambio, que está leyendo un libro de "Horas", una se las especies de libros religiosos de la época, no parece muy contenta, su expresión es triste, como si no le agradase el trabajo de su marido.
A continuación, "Apocalipsis", música de Mario Lochtenknapper. Quizá debamos prepararnos para escucharla, si es que -cuanto antes mejor- no vuelve a haber Elecciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario