Eso es lo que gritaban aquellas turbas sedientas, más que de espíritu de justicia o de compasión por los muertos, de su tradicional odio hacia todo lo que sea construir, y no destruir; edificar y no demoler; pensar, en lugar de embestir; las buenas maneras, la creatividad, el talento y la riqueza que se puede distribuir, en lugar de los peores y más selváticos modales, la mediocridad, la miseria intelectual y material, que tan sólo se pueden tolerar o compartir. ¿Quiénes habían sido los autores, intelectuales, más que materiales, de aquella masacre de casi 200 muertos? Los que promovieron y organizaron la colocación de las bombas en los trenes. ¿Quiénes? Quizá los amigos del alma de los mismos que preguntaban en las manifestaciones... Pero, en cualquier caso, entonces las arcas públicas estaban llenas, y ahora vacías o muy próximas a estarlo. Camino por las calles, casi embozado, para no sufrir vergüenza ajena y, a mi paso, mientras me cruzo con otras personas, de todos los aspectos aparentes -y tantas veces falsos aprimera vista en cualquier sentido- voy preguntando a lo más hondo de mi conciencia. Este señor que camina con la mirada perdida; aquel muchacho, esta señora, con los que me cruzo al pasar, ¿estarán ya también en el paro?. Son miles los que ingresan en él cada día... ¿Habrán ido a engrosar las apretadas listas del INEM (cuyo sugestivo siniestro nombre -Instituto Nacional de Empleo- más bien significa lo radical y antagónicamente contrario? ¿Habrá dinero para todos los que van a necesitar, lo necesitan ya, tan escaso por otra parte subsidio? ¿Hasta cuándo podrá resistir, sin que, en lugar de infliltrar millones de euros a los Bancos, hayan de ser puestas tales cantidades al servicio de quienes van a quedarse sin ningún medio de vida? ¿Y los emigrantes? Los que vinieron aquí para librarse de "lo mismo" que, al final, aquí han encontrado. Mientras tanto, los políticos viven "a todo tren"; perciben cada vez más elevadas retribuciuones económicas por no hacer nada, es decir, por hacer barbaridades -los que "gobiernan"- muchas de ellas con el estricto carácter de "cooperación necesaria" a tan crítica situación, o "engullen" exquisitos manjares en las opíparas comidas, o cenas, que alguno de esos entes de contendio vacío que no sirven para nada organiza para orquestar acontecimientos o circunstrancias de igualmente nulo valor, mientras duplican los impuestos ... ¡En particular el IBI (Impuesto sobre Bienes Inmuebles), para que quienes no pueden hacer frente a la hipoteca de la Vivienda que adquirieron, paguen el doble por dicho impuesto que el año pasado, además de haber perdido su empleo. ¡Y dicen que "esto" no ha hecho más que empezar...! ¡Malditos políticos, de raza inútil y depravada...! ¡Maldito, sobre todo, ese canallesco partido político...! Sobre todo, los indecoros e impresentables personajes, escapados del pelotón de los torpes para ingresar en "la política", y para llevar a la ruina a todo un pueblo merced tan sólo a su adormecido, inculto y estúpido electorado. Posiblemente, el Infierno no existe, según escribió literalmente aquella lumbrera de la Teología, llamado Hans Urs von Balthasar, nacido en Lucerna, en 1905, y muerto en Basilea, en 1998, o al menos -dijo- "no hay nadie en él". Pero, yo estoy seguro de que como mínimo tienen que estar allí un buen número de políticos, de ese deleznable partido, acompañados de algunos Inspectores de Hacienda, cualquiera sea el partido político que ocupe el poder. Quizá no tanto de algún juez estúpido, para el que será necesario volver a re-inventar el Limbo (el de los tontos), empeñado a todo trance en remover la tierra, para sacar a los muertos a tomar el sol, ya que muy pronto será preciso enterrar a los vivos, que comenzarán a morirse de hambre. Dicen que tantas desgracias están sucediendo por "la crisis", por ser ésta universal. Pero yo sé que no. Tengo la certeza y la convicción de que, en España, el pavoroso panorama que contemplamos y que se cierne sobre todos, comenzó su andadura aquel trágico 11 de Marzo, de aquel triste pero abundante año, porque entonces las arcas públicas, y muchas privadas, estaban llenas, mientras que hoy parece que es necesario sacar a los muertos de sus tumbas para que los vivos puedan ocupar su lugar cuanto antes. !No puede haber sitio para todos! Luis Madrigal.-
Arriba, la Miseria, avanza implacablemente sobre toda una sociedad estúpida, condenada fatalmente a elegir casi siempre a los peores, para que éstos le lleven a la ruina. Inmediatamente debajo, "las Barranquillas", ámbito marginal de miseria infrahumana, al que, pretendidamente, se decía liberar.
Por último, "Sinfonía del Nuevo Mundo", pero de un nuevo mundo de horror.
Arriba, la Miseria, avanza implacablemente sobre toda una sociedad estúpida, condenada fatalmente a elegir casi siempre a los peores, para que éstos le lleven a la ruina. Inmediatamente debajo, "las Barranquillas", ámbito marginal de miseria infrahumana, al que, pretendidamente, se decía liberar.
Por último, "Sinfonía del Nuevo Mundo", pero de un nuevo mundo de horror.
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