martes, 28 de abril de 2009

UN SONETO A LA ETERNIDAD



De los Andes lejanos, un gemido
trae hoy el viento, que mi alma siente.
Es el lamento del silencio hiriente
que grita soledad, tan afligido.

Llega hasta mí, hasta mi pecho herido,
un grito de quietud, manso y doliente,
tan ausente de mí, mudo y silente,
que eternamente grita enmudecido.

Ayer como mañana -un hoy eterno-
vuestras nieves albergan signo fuerte,
que os hará vivir un largo invierno.

Hasta que -muertos- un clamor despierte,
sin visos de terror, muy suave y tierno...
La eternidad, no existe sin la muerte.


Luis Madrigal


En cariñosa répica a mi cólega y amiga, la poetisa argentina, Alicia María Abatilli, y a su poema "De la soledad, la eternidad y los Andes"


Arriba, "Andes argentinos". Seguidamente, Plácido Domingo, un madrileño universal, canta "El Condor pasa".




1 comentario:

Alicia Abatilli dijo...

Hermoso, Luis.
Gracias por este Soneto.
Es magnífico, los Andes agradecidos.
Alicia