Este próximo Domingo, el día 28 del corriente mes de Junio, van a celebrarse las elecciones legislativas, o parlamentarias, en la República Argentina. Este tipo de elecciones, en general, en todos los Estados de Derecho, tienen estos dos nombres. Se llaman legislativas porque, en ellas, se elige a los miembros de los órganos a quienes corresponde la función de legislar, de asumir el poder legislativo del Estado, y se denominan parlamentarias, porque esta función, la de elaborar las leyes, o supremas normas jurídicas que rigen la convivencia social, es ejercida precisamente por los Parlamentos, aunque estos órganos asuman también otras funciones distintas a la de legislar, y entre ellas, como más significativa, la de controlar al poder ejecutivo, y a la persona o personas que ejercen los cargos dentro de él, sean unos u otros, según las distintas Constituciones políticas de los Estados. En la nación hermana, su Parlamento, que se denomina Congreso, rige el sistema bicameral, como en casi todos los Estados libres y de amplias diversidades territoriales entre la población. Esto es, el Congreso argentino, está integrado por dos cámaras, la baja -como también suele decirse- que es la Cámara de Diputados de la Nación, y la alta, o Cámara de Senadores de las Provincias, con la particularidad específica de que, en la Argentina, además de los senadores representantes de las distintas Provincias, forman parte también de esta segunda cámara, los de la Ciudad de Buenos Aires, y no en pequeño número, sino en el mismo, de tres senadores, con lo cual, entre la Capital del Estado y la Provicia del mismo nombre, Buenos Aires alcanza una representación de seis senadores. No podría decir (yo que apenas he dado dos o tres lecturas a la Constitución de la Nación Argentina, cuya última versión es la de 22 de Agosto de 1994) si el sistema político de aquella gran Nación es parlamentario o presidencialista, modalidades ambas que caben perfectamente en un Estado de Derecho. A mi modesto juicio, parece presentar rasgos de uno y otro sistemas. En el primero de ellos (Inglaterra sobre todos los demás, y también hoy España), el Parlamento (que se llama así por que allí se va a hablar, y no a leer folios y folios, en cuyo caso debeía llamarse "Leemento") controla toda la política del Estado, e incluso al propio Presidente, en las Repúblicas, y al "premier", primer ministro, Presidente del Gobierno o Jefe de Gabinete. Por contra, en el sistema presidencialista, cuanto más acusado resulta el presidencialismo, no es así, sino incluso al revés. Es el Presidente, en el que las Constituciones depositan todos los poderes del Estado, quién incluso puede permitirse el lujo de enviar "recomendaciones" y hasta mandatos al Parlamento, que éste, más o menos dócilmente ha de obedecer. El símbolo por excelencia de este modelo, es el de los Estados Unidos de América del Norte. Se trata, en este último caso, de un Presidente "carismático", en el sentido más formal de este concepto y expresión, porque sea quien fuere la persona que ocupe el cargo, la Nación ha querido, constitucionalmente, poner toda su confianza en aquélla, hasta el punto de investirla de tanto poder como el de declarar, por su libre cuenta, la guerra, límitandose a informar posteriormente al Parlamento. Por contra, en el sistema parlamentario, propio de las Monarquías, el Parlamento es quien dirige la política y el Jefe del Gobierno, o los ministros, tan solo tienen responsabilidades personales, pero no políticas, porque éstas corresponden al los Parlamentos. En realidad, esto es así, prácticamente tan sólo en Inglaterra. Los presidencialismos, son peligrosos, pero los parlamentarismos, cuando no hay madurez política, suelen ser "una jaula de grillos". Dios me libre de causar la impresión de inmiscuirme en los asuntos internos de un Estado soberano, aunque se trate de mi amada Argentina, de la que no soy ciudadano, pero a la que quiero entrañablemente desde mi niñez. Por eso, voy a situarme, en este superifical comentario, en un terreno aséptico y absolutamente marginal, aún importándome mucho que el resultado de las próximas elecciones del próximo Domingo, arrojen el mejor y mayor bienestar posible para la tan querida Nación hermana y para todos los argentinos, especialmente para los más pobres y dignos de protección.
Y, en esta única perspectiva (mejor podría callarme, pero es mucho el deseo que siento de que la Argentina progrese y alcance los mayores niveles de bienestar general) quiero referirme, en primer lugar, al hecho de que estas elecciones parlamentarias se anticipan a la fecha constitucionalemente prevista para su celebración, en cuyo sentido deben celebrarse siempre "el cuarto Domingo de Octubre inmediatemnete anterior a la finalización de los mandatos" (artículo 54 de la ley electoral argentina), con lo que, en este año 2009, hubiera correspondido su celebración al día 25 de Octubre. Su anticipación a este próximo Domingo, 28 de Junio, obedece exclusivamente a la propuesta de la actual Presidente de la Nación, Doña Cristina Fernández de Kirchner, con el argumento de que tal anticipo estaba justificado por la actual crisis económica nundial, que desaconsejaba un prolongada campaña electoral. El argumento -perdónenme los argentinos- a mí me parece tomar el rábano por las hojas, pero las dos Cámaras del Congreso aprobaron dicha propuesta. Nada puede nadie, en consecuencia, oponer en contra, aunque sea argentino, y no como yo, simple amigo de la Argentina. Pero, admitido esto -y he de pedir nuevamente perdón a todos los argentinos, por meterme en lo que sólo a ellos concierne- no debemos olvidar varias cosas. La primera de todas, sumamente objetiva, es que Doña Cristina Fernández es la esposa del anterior Presidente, Don Néstor Kirchner (mucho se ha hablado acerca de que este último sigue gobernando a través de su mujer, y con resultados no precisamente buenos para el interés general y, muy especialmente, de los más pobres). Parece mentira que este señor, y también su esposa, procedan del justicialismo, del mismo del que procedía, al que impulsaba, siendo el alma del mismo, aquella excepcional mujer, a quien todos los argentinos -y yo también- llamamos "Evita", nuestra madre también de todos, de los españoles tanto como de los argentinos, y a quien este pobre español, a la sazón más que pobre, nunca podrá olvidar. ¡Parece mentira, digo yo! Porque, Evita, digan lo que digan de ella, fue una madre para todos los oprimidos, los "descamisados" de verdad, los trabajadores más humildes, de la Argentina y... de España: "Mientras haya en pie una espiga en los trigales argentinos, no faltará el pan en ningún hogar español". Yo tenía entonces, más o menos, diez años, quizá doce, cuando escuché por la Radio aquellas palabras, que me emocionaron y llenaron de gratitud eterna ni corazón. Gracias, madrecita buena, por haber querido también a España. Los españoles de mi generación no podremos olvidar nunca eso y, en justa reciprocidad y correspondencia, jamás podremos dejar de acoger, con cariño y gratitud, a todos los argentinos que ahora han venido a España. Parece mentira, digo, que los Kirchner y el "kirchnerismo", no hayan sido capaces de devolver a su posición económica de bienestar a la Nación potencialmente quinta del mundo en recursos y riqueza naturales, a la mayor productora de trigo y de carne, además de otros muchos recursos, donde, según he podido saber, hasta han llegado a morir niños por desnutrición, sobrando la leche abundantemente. Esto, no puede ser. Y por eso, sin más, yo me permitiría decir desde aquí: !Los Kirchner, no!.
La Unión Cívica Radical (UCR), tenía o tiene más o menos la misma impresión que yo, que estoy a más de diez mil kilómetros, cuando impugnó judicialmente la candidatura a diputado nacional de Don Néstor Kirchner, en base al artículo 48 de la Constitución argentina, que exige, para ser diputado, que el candidato tenga una residencia inmedita anterior de al menos dos años en la Provincia por la que se presente. Con ello, el señor Kirchner, candidato en estas elecciones a diputado por la Provincia de Buenos Aires (habiendo nacido en Río Gallegos, Provincia de Santa Cruz, en la Patagonia), no podría serlo por dicha Provincia bonaerense, por más que hubiese residido, en su época de Presidente, en la Quinta de Olivos, puesto que tal "residencia" no vendría atribuída, a fines electorales por el artículo 34 de la Constitución, según el cual "el servicio federal no da residencia (es decir no la atribuye) en la provincia en que se ejerza" [en tal caso, el cargo de Presidente, de 2003 a 2007]. No pretendo yo dar lecciones de Derecho a nadie, y muchísimo menos a la Cámara Nacional Electoral de la Argentina, cuyos jueces (Santiago Corcuera, Rodolfo Munné y Alberto Dalla Via), rechazaron por unanimidad el recurso de la UCR, aclarando la diferencia entre "domicilio" y "residencia", y al ser este último concepto el que exige el artículo 34 de la Constitución. Nada puedo ni debo criticar, pero yo también conozco la diferencia, de hondo sabor romanista (y por tanto también aplicable al Derecho argentino) entre "domicilio" y "residencia". El domicilio es un "quid iuris", o lugar de derecho, aquél en el que se debe estar, por ser la sede de la persona. La residencia, en cambio, no es más que un "quid factis", el sitio donde de hecho se está, de tal forma que un ciudadano puedes estar en Buenos Aires (por cualquier motivo, incluídos tanto el deber de residir, como Presidente, en la Capital de la República, como después en virtud de oficio marital, de convivir con su esposa, quien a su vez también devino en la misma obligación, o deber) y otra bien distinta "residir", habiéndolo hecho por razones de "servicio federal", que es lo que hacía e hizo don Néstor, lo cual, a su vez, choca frontalmente con el precepto constitucional contenido en el artículo 34, porque lo que la Constitución exige, no sólamente es residir, sino residir sin estrar al servicio federal. La cuestión, resulta, al menos, compleja y de no fácil dictamen, pero ya es sabido que los Tribunales, todos los del mundo, o casi todos, pese a Montesquieu, se avienen a intimar y hacer "cama redonda" con el poder ejecutivo y sus proximidades. Perdónenme los argentinos, una vez más.
En cualquier caso, amigos argentinos, qué quieren ustedes que les diga. Se lo diré: A mí, no me gustan los Kirchner ni un pelo. Él, por su ya probada ineficacia y ella por lo que a mí me parece incompetencia y frivolidad (¿ya se arregló los párpados, o los pómulos, que se le caían, en medio de las huelgas que cortaban el paso en las carreteras?). Y, por otra parte, un señor que reformó unilateral y arbitrariamente por dos veces la Constitución provincial, en su época de Gobernador de Santa Cruz, en 1991, para poder ser elegido sin limitaciones; que recibió 63o millones de dólares de indemnización del gobierno federal, tras el juicio sobre los royalties financieros, a los que se añadieron otros 420 millones de dolares procedentes de las plusvalías generadas por la venta de las acciones que la provincia poseía en la empresa Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF), adquirida por la española REPSOL; un señor al que los legisladores de Santa Cruz reclamaron inútilmente que precisara el montante exacto de tal patrimonio (más bien un "botín"), un señor de estas carácteristicas, por más que el ex-Presidente Duhalde le propusiera como candidato peronista, un tipo así, no me merece la menor confianza, además de ser bastante feo y estrábico.
Y el resultado electoral, en cuanto a la formación de la Cámara de Diputados, no es insignificante, ni mucho menos, porque, pueda considerarse el sistema político-constitucional argentino como un modelo propiamente parlamentario, o más bien presidencialista, lo que sí es cierto y objetivo es que, a tenor del artículo 53 de la Constitución argentina, dicha Cámara es de una importancia vital: "Sólo ella ejerce el derecho de acusar ante el Senado al Presidnte, Viceppresidente, al Jefe del Gabinete de Ministros, a los Ministros y a los miembros de la Corte Suprema, en las causas de responsabilidad que se intenten contra ellos, por mal desempeño o por delito en el ejercicio de sus funciones, o por crímenes comunes...", siempre que así lo estimen "las dos terceras partes de sus miembros presentes". Por eso, me parece a mí importante, sobre todo si hubiese de tomar la palabra de los más humildes, que a nuestra querida Argentina, le interesa que en dicha Cámara, los Kirchner no puedan contar con la mayoría necesaria, y sí los adversarios a lo que a mí me parece su nefasta política. Desde luego, si yo fuese cordobés, y viviese en Córdoba, tendría muy en cuenta que allí, en esta "españolísima" Provincia, homónima de nuestra Córdoba andalusí y serrana, se presenta a estas elecciones una coalición llamada Unión por Córdoba, de la que forman parte tanto el partido justicialista como la democracia cristiana, además, entre otros, de una unión vecinal cordobesa, Y ya es bien sabido que si, sobre todo en lo que atañe a dicha unión vecinal, están presentes las "amas de casa", es más que probable puedan cumplirse aquellas palabras del gran patriota e independentista argentino, Mariano Moreno, cuyas palabras deberían resonar en todos los oídos argentinos: "Si cada hombre no conoce lo que vale, lo que sabe y lo que puede, nuevas ilusiones sucederán a las antiguas y, después de vacilar algún tiempo entre mil incertidumbres, será tal vez nuestra suerte mudar de tiranos, sin destruir la tiranía”. Hermanos argentinos: ¡Suerte!.
En las imágenes que ilustran esta entrada, en la parte superior aquella gran dama, que se llamó María Eva Duarte Ibarguren, de Perón. Más abajo, el retrato del gran ideólogo, abogado y patriota argentino, Mariano Moreno.
Y, en esta única perspectiva (mejor podría callarme, pero es mucho el deseo que siento de que la Argentina progrese y alcance los mayores niveles de bienestar general) quiero referirme, en primer lugar, al hecho de que estas elecciones parlamentarias se anticipan a la fecha constitucionalemente prevista para su celebración, en cuyo sentido deben celebrarse siempre "el cuarto Domingo de Octubre inmediatemnete anterior a la finalización de los mandatos" (artículo 54 de la ley electoral argentina), con lo que, en este año 2009, hubiera correspondido su celebración al día 25 de Octubre. Su anticipación a este próximo Domingo, 28 de Junio, obedece exclusivamente a la propuesta de la actual Presidente de la Nación, Doña Cristina Fernández de Kirchner, con el argumento de que tal anticipo estaba justificado por la actual crisis económica nundial, que desaconsejaba un prolongada campaña electoral. El argumento -perdónenme los argentinos- a mí me parece tomar el rábano por las hojas, pero las dos Cámaras del Congreso aprobaron dicha propuesta. Nada puede nadie, en consecuencia, oponer en contra, aunque sea argentino, y no como yo, simple amigo de la Argentina. Pero, admitido esto -y he de pedir nuevamente perdón a todos los argentinos, por meterme en lo que sólo a ellos concierne- no debemos olvidar varias cosas. La primera de todas, sumamente objetiva, es que Doña Cristina Fernández es la esposa del anterior Presidente, Don Néstor Kirchner (mucho se ha hablado acerca de que este último sigue gobernando a través de su mujer, y con resultados no precisamente buenos para el interés general y, muy especialmente, de los más pobres). Parece mentira que este señor, y también su esposa, procedan del justicialismo, del mismo del que procedía, al que impulsaba, siendo el alma del mismo, aquella excepcional mujer, a quien todos los argentinos -y yo también- llamamos "Evita", nuestra madre también de todos, de los españoles tanto como de los argentinos, y a quien este pobre español, a la sazón más que pobre, nunca podrá olvidar. ¡Parece mentira, digo yo! Porque, Evita, digan lo que digan de ella, fue una madre para todos los oprimidos, los "descamisados" de verdad, los trabajadores más humildes, de la Argentina y... de España: "Mientras haya en pie una espiga en los trigales argentinos, no faltará el pan en ningún hogar español". Yo tenía entonces, más o menos, diez años, quizá doce, cuando escuché por la Radio aquellas palabras, que me emocionaron y llenaron de gratitud eterna ni corazón. Gracias, madrecita buena, por haber querido también a España. Los españoles de mi generación no podremos olvidar nunca eso y, en justa reciprocidad y correspondencia, jamás podremos dejar de acoger, con cariño y gratitud, a todos los argentinos que ahora han venido a España. Parece mentira, digo, que los Kirchner y el "kirchnerismo", no hayan sido capaces de devolver a su posición económica de bienestar a la Nación potencialmente quinta del mundo en recursos y riqueza naturales, a la mayor productora de trigo y de carne, además de otros muchos recursos, donde, según he podido saber, hasta han llegado a morir niños por desnutrición, sobrando la leche abundantemente. Esto, no puede ser. Y por eso, sin más, yo me permitiría decir desde aquí: !Los Kirchner, no!.
La Unión Cívica Radical (UCR), tenía o tiene más o menos la misma impresión que yo, que estoy a más de diez mil kilómetros, cuando impugnó judicialmente la candidatura a diputado nacional de Don Néstor Kirchner, en base al artículo 48 de la Constitución argentina, que exige, para ser diputado, que el candidato tenga una residencia inmedita anterior de al menos dos años en la Provincia por la que se presente. Con ello, el señor Kirchner, candidato en estas elecciones a diputado por la Provincia de Buenos Aires (habiendo nacido en Río Gallegos, Provincia de Santa Cruz, en la Patagonia), no podría serlo por dicha Provincia bonaerense, por más que hubiese residido, en su época de Presidente, en la Quinta de Olivos, puesto que tal "residencia" no vendría atribuída, a fines electorales por el artículo 34 de la Constitución, según el cual "el servicio federal no da residencia (es decir no la atribuye) en la provincia en que se ejerza" [en tal caso, el cargo de Presidente, de 2003 a 2007]. No pretendo yo dar lecciones de Derecho a nadie, y muchísimo menos a la Cámara Nacional Electoral de la Argentina, cuyos jueces (Santiago Corcuera, Rodolfo Munné y Alberto Dalla Via), rechazaron por unanimidad el recurso de la UCR, aclarando la diferencia entre "domicilio" y "residencia", y al ser este último concepto el que exige el artículo 34 de la Constitución. Nada puedo ni debo criticar, pero yo también conozco la diferencia, de hondo sabor romanista (y por tanto también aplicable al Derecho argentino) entre "domicilio" y "residencia". El domicilio es un "quid iuris", o lugar de derecho, aquél en el que se debe estar, por ser la sede de la persona. La residencia, en cambio, no es más que un "quid factis", el sitio donde de hecho se está, de tal forma que un ciudadano puedes estar en Buenos Aires (por cualquier motivo, incluídos tanto el deber de residir, como Presidente, en la Capital de la República, como después en virtud de oficio marital, de convivir con su esposa, quien a su vez también devino en la misma obligación, o deber) y otra bien distinta "residir", habiéndolo hecho por razones de "servicio federal", que es lo que hacía e hizo don Néstor, lo cual, a su vez, choca frontalmente con el precepto constitucional contenido en el artículo 34, porque lo que la Constitución exige, no sólamente es residir, sino residir sin estrar al servicio federal. La cuestión, resulta, al menos, compleja y de no fácil dictamen, pero ya es sabido que los Tribunales, todos los del mundo, o casi todos, pese a Montesquieu, se avienen a intimar y hacer "cama redonda" con el poder ejecutivo y sus proximidades. Perdónenme los argentinos, una vez más.
En cualquier caso, amigos argentinos, qué quieren ustedes que les diga. Se lo diré: A mí, no me gustan los Kirchner ni un pelo. Él, por su ya probada ineficacia y ella por lo que a mí me parece incompetencia y frivolidad (¿ya se arregló los párpados, o los pómulos, que se le caían, en medio de las huelgas que cortaban el paso en las carreteras?). Y, por otra parte, un señor que reformó unilateral y arbitrariamente por dos veces la Constitución provincial, en su época de Gobernador de Santa Cruz, en 1991, para poder ser elegido sin limitaciones; que recibió 63o millones de dólares de indemnización del gobierno federal, tras el juicio sobre los royalties financieros, a los que se añadieron otros 420 millones de dolares procedentes de las plusvalías generadas por la venta de las acciones que la provincia poseía en la empresa Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF), adquirida por la española REPSOL; un señor al que los legisladores de Santa Cruz reclamaron inútilmente que precisara el montante exacto de tal patrimonio (más bien un "botín"), un señor de estas carácteristicas, por más que el ex-Presidente Duhalde le propusiera como candidato peronista, un tipo así, no me merece la menor confianza, además de ser bastante feo y estrábico.
Y el resultado electoral, en cuanto a la formación de la Cámara de Diputados, no es insignificante, ni mucho menos, porque, pueda considerarse el sistema político-constitucional argentino como un modelo propiamente parlamentario, o más bien presidencialista, lo que sí es cierto y objetivo es que, a tenor del artículo 53 de la Constitución argentina, dicha Cámara es de una importancia vital: "Sólo ella ejerce el derecho de acusar ante el Senado al Presidnte, Viceppresidente, al Jefe del Gabinete de Ministros, a los Ministros y a los miembros de la Corte Suprema, en las causas de responsabilidad que se intenten contra ellos, por mal desempeño o por delito en el ejercicio de sus funciones, o por crímenes comunes...", siempre que así lo estimen "las dos terceras partes de sus miembros presentes". Por eso, me parece a mí importante, sobre todo si hubiese de tomar la palabra de los más humildes, que a nuestra querida Argentina, le interesa que en dicha Cámara, los Kirchner no puedan contar con la mayoría necesaria, y sí los adversarios a lo que a mí me parece su nefasta política. Desde luego, si yo fuese cordobés, y viviese en Córdoba, tendría muy en cuenta que allí, en esta "españolísima" Provincia, homónima de nuestra Córdoba andalusí y serrana, se presenta a estas elecciones una coalición llamada Unión por Córdoba, de la que forman parte tanto el partido justicialista como la democracia cristiana, además, entre otros, de una unión vecinal cordobesa, Y ya es bien sabido que si, sobre todo en lo que atañe a dicha unión vecinal, están presentes las "amas de casa", es más que probable puedan cumplirse aquellas palabras del gran patriota e independentista argentino, Mariano Moreno, cuyas palabras deberían resonar en todos los oídos argentinos: "Si cada hombre no conoce lo que vale, lo que sabe y lo que puede, nuevas ilusiones sucederán a las antiguas y, después de vacilar algún tiempo entre mil incertidumbres, será tal vez nuestra suerte mudar de tiranos, sin destruir la tiranía”. Hermanos argentinos: ¡Suerte!.
En las imágenes que ilustran esta entrada, en la parte superior aquella gran dama, que se llamó María Eva Duarte Ibarguren, de Perón. Más abajo, el retrato del gran ideólogo, abogado y patriota argentino, Mariano Moreno.
2 comentarios:
Me cabe la vergüenza de confesar mi ignorancia en cuestiones constitucionales de mi propio país. Sin embargo, en la práctica, la dicotomía "presidencialismo-parlamentarismo" la veo un poco desdibujada. Incluso hay una perversa y enmasacarada confusión entre ellos y el llamado "cuarto poder". Al parecer, "los medios" mientras más masivos se vuelven, más defienden "fines" particulares. Algo similar pasa con los partidos, que mientras más apoyo tienen, menos representan a la mayoría. Lamentablemente, esto lleva a un escepticismo que vas más allá de lo saludable. Esperemos que estas elecciones nos permitan vislumbrar algún camino de salida de tanta confusión.
Saludos,
Pancho.
Querido Juan: Si sientes vergüenza, es que no eres ácrata del todo, como cabría deducirse de tu comentario. Tienes mucha razón, sobre todo en cuanto a esos miserables llamados "cuarto" poder. Su fuerza estriba únicamente en que, entre otras aspiraciones, no se han cumplido los anhelos de tu compatriota, y gran hombre, Mariano Moreno. No se han cumplido en ninguna parte del mundo. El Estado liberal de Derecho, ni aún el Estado demo-social, han podido eliminar del mundo la injusticia, la mentira, ni el fraude. Pero, ya sabes, lo contrario, es la muerte de la libertad y, sin libertad, no puede haber persona, sino cosas, humanoides, seres de estructura coporral antropomórfica, futbolistas,cantantes que no distinguen una fusa de una corchea, "misses", periodistas analfabetos que patean el o los dicionarios, etc, etc., para seguir siendo analfabetos "en varios idiomas". Hay que luchar, no tanto desde las filas de los partidos políticos (en los que se refugia, generalmente, la escoria de la sociedad, la basura más tóxica y contaminante), sino, sesde fuera de ellos, para tratar de hallar políticos "que no sean políticos". Hay que alumbrar y construir ELECTORADOS CONSCIENTES, incapaces de hacer salvajadas, de no permitirlas nunca... Hay que acabar con los "hinchas", "suportes", o "torcidas" políticas, de "voto fijo", como si se tratara de seguir siempre a River o a Boca. Hay que votar en función, no ya de "programas electorales", sino del cumplimiento de esos programas en la legislatura anterior. Tal vez es una "utopía" esto que digo, pero una utopía -de verdad- no es un ideal irrealizable, sino un ideal que nunca se realiza. No es lo mismo, porque la Historia no camina nunca hacia atrás, aunque a veces lo parezca, y es imperfecta en cada momento, desde luego, pero cada vez "menos imperfecta".Piensa que desde la esclavitud al "cuarto poder", pasando por el feudalismo y el absolutismo monárquico, la sociedad es ahora mucho menos imperfecta hoy en día, pese a todas sus miserias actuales. La vida de la Humanidad, no se acabará ni se hará perfecta en un día, sino que lo irá siendo en la medida en que se vaya haciendo la Historia, que no es la "crónica" de lo que pasó, sino el devenir, que conduce, paso a paso, hacia la Meta-Historia. Tú y yo no lo veremos, pero muchos seres humanos sí podrán ver, en este mismo mundo, cómo irán alcanzando cotas más elevadas de bienestar y siendo más y más felices. Suerte a la Argentina mañana, Juan. Por favor, no dejes de ir a votar. Un abrazo de tu amigo español, Luis Madrigal.-
Publicar un comentario