martes, 1 de diciembre de 2009

UNA DÉCIMA DE GERARDO DIEGO


Mi nueva y reciente amiga, y corresponsal de Blog, "Capuchino de Silos", cuyo nombre real y Ciudad en la que vive he conseguido saber por ella misma, publicaba en su delicioso Blog ("Capuchino" es Licenciada en Bellas Artes y musicóloga, o música, enamorada de Brahms, ademas de poetisa y pintora), un poema de Gerardo Diego, que yo quise comentar, y lo hice, entre otras cosas, enviándole a ella la famosisima Décima, titulada "Piedad", del mismo Gerardo Diego, por si no la conocía o no la tenía a mano. Y he aquí, que por causa de esos diablillos informáticos, que tanto incomodan, me dice que ha desaparecido el poema de su Blog. No voy a revelar los datos que conozco de "Capuchino de Silos" (¡que pseudónimo más bonito, verdad!) puesto que no tengo el menor derecho a ello. Tanpoco diré la maravillosa Ciudad española en la que tiene, muy en general, la suerte de residir, aunque haya de pagar en estos momentos un heróico precio por ello, pero sí, en su honor, y para general conocimiento de los amantes de la poesía, sobre todo de la Poesía sacra, reproduzco aquí nuevamente ese maravilloso poema:

PIEDAD

He aquí helados, cristalinos
sobre el virginal regazo
muertos ya para el abrazo
aquellos miembros divinos.
Huyeron los asesinos.
¡Qué soledad sin colores!
¡Oh, Madre mía, no llores!
¡Cómo lloraba María!
La llaman desde aquel día
la Virgen de los Dolores.


Gerardo Diego


Podría publicar en la cabecera de esta entrada infinidad de imágenes de la Virgen Dolorosa, pero he querido elegir, una vez más, a mi Virgen, a la de todos los leoneses, Nuestra Señora del Camino, patrona del Viejo Reino de León y de la Bimilenaria Imperial Ciudad que fue y es su Capital. También es una Dolorosa, de autor y época totalmente desconocidos.



5 comentarios:

Alberto del Río Medina dijo...

Excelente y tierno poema de Gerardo Diego. Frentea esa Virgen Dolorosa de la imagen, he doblado con devoción mis rodillas camino de Santiago de Compostela. Ella se llama Camino, sin duda porque está en todos los caminos, incluido el de Santigao. Un cordial saludo, desde Cantabria. Alberto del Río

Luis Madrigal Tascón dijo...

Muchas gracias, Alberto, pro tu devoción a nuestra Madre del Camino. No en vano eres cántabro y estás muy cerca de allí. Un abrazo. Luis Madrigal.-

Don Suero de Quiñones dijo...

También yo quiero sumarme al homenaje a Nuestra Señora, que ha propiciado es señorita música y pintora, de tan bello pseudónimo. Como algunos saben, yo nací en la misma Ciudad de León, en el año 1409. Por lo tanto faltaban aún 96 años para que se produjese aquel prodigio de la aparición de Nuestra Señora a aquel pastor de Velilla de la Reina, llamado Alvar Simón Fernández, al que la Señora dijera "Vete a la Ciudad y avisa al Obispo que venga a este sitio y coloque mi imagen". Como el pastor dudase de la credibilidad que podría el Obispo dar al relato, la Virgen le pidió su honda y la propia Soberna la lanzó, diciendo al pastor: "Di al Obispo que encontrará esta piedra tan grande, que será señal sufiente". Dichas estas palabras, despareció la visión. Efectivamente, pudo comprobarse que, en determinado lugar, había surgido una enorme piedra, tan grande casi como una montaña, como para que en el sitio que se llamó el Humilladero se construyese una Ermita, pequeña y pobre, que con los siglos, se ha convertido en el monumental Alcazar construido para la veneración de Nuestra Señora por todos los leoneses. Tampoco había sucedido esto, cuando el día 1 de Enero de 1434, me dirigía yo a Medina del Campo para establecer las bases de las Justas en las que, mis compañeros y yo, tantas lanzas rompimos por el honor de Doña Leonor de Tovar. Pero, en esta última ocasión, tal sólo faltaban 71 años, porque los sucesos de la Aparición se produjeron el día 2 de Julio de 1505, fiesta de la Visitación de la Virgen. Un cordial saludo a todos los leoneses, a todos los españoles (menos a los de Valladolid) y a esa misteriosa señora o señorita de tan bello pseudónimo. También yo, tuve siempre un espíritu franciscano capuchino. Don Suero de Quiñones

Capuchino de Silos dijo...

Luis: Muchísimas gracias por tu post que me ha impresionado. No me lo merezco.
Con tu blog y alguno que otro, yo sí que puedo aprender a mejorar el mío.

Mañana, cuarto día de la novena a la Inmaculada, colgaré este otro poema de Gerardo Diego que sé te gustará:



Cuando venga, ay, yo no sé
con qué le envolveré yo,
con qué.

Ay, dímelo tú, la luna,
cuando en tus brazos de hechizo
tomas al roble macizo
y le acunas en tu cuna.
Dímelo, que no lo sé,
con qué le tocaré yo,
con qué.

Ay, dímelo tú, la brisa
que con tus besos tan leves
la hoja más alta remueves,
peinas la pluma más lisa.
Dímelo y no lo diré
con qué le besaré yo,
con qué.

Y ahora que me acordaba,
Ángel del Señor, de ti,
dímelo, pues recibí
tu mensaje: «he aquí la esclava».
Sí, dímelo, por tu fe,
con qué le abrazaré yo,
con qué.

O dímelo tú, si no,
si es que lo sabes, José,
y yo te obedeceré,
que soy una niña yo,
con qué manos le tendré
que no se me rompa, no,
con qué.

Es una auténtica delicia, ¿verdad?

Un saludo

Luis Madrigal Tascón dijo...

"Capuchino": Mi "post" y el del propio Don Suero de Quiñones, tan sólo hacen justicia a tu enorme delicadeza. En cuanto al poema que piensas colgar, querida "C" (no puedo seguir llamándote "Capuchino"), la respuesta a tantas preguntas es muy fácil: Tenemos que envolverlo, tocarlo, besarlo, abrazarlo y tenerlo únicamente y tan sólo, con el amor que Él se encarnó en una Mujer de nuestra propia raza, misterio este incomprensible, por cierto. A veces los poetas, con tantas preguntas líricas, no saben cosas tan sencillas. Eso sí, su lirismo es sublime. Tanto como el tuyo al compartirlo y sentirlo. Efectivamente, es una auténtica delicia. Un cariñoso saludo. Luis Madrigal.-