lunes, 3 de mayo de 2010

TRAS LA HUELLA DE ROSALÍA


NEGRA SOMBRA

Cando penso que te fuches,
negra sombra que me asombras,
ó pé dos meus cabezales
tornas facéndome mofa.

Cando maxino que es ida,
no mesmo sol te me amostras,
i eres a estrela que brila,
i eres o vento que zoa

Si cantan, es ti que cantas,
si choran, es ti que choras,
i es o marmurio do río
i es a noite i es a aurora.

En todo estás e ti es todo,
pra min i en min mesma moras,
nin me abandonarás nunca,
sombra que sempre me asombras.


Rosalía de Castro
MANTO DE LUZ

Tras de mí, siempre una sombra
que a mis entrañas conmueve.
Cuando la miro de lejos,
es más sombra y me estremece,
mas, si la miro de cerca,
se esfuma y desaparece
huyendo de la luz pura,
que ante mis ojos florece.
Tengo que llevarla dentro
-dentro de mí-  que ilumine
principio y fin del camino,
mientras mi paso camine,
tejiendo de luz un manto
para arropar mi destino.


Luis Madrigal




2 comentarios:

Pluma Roja dijo...

Que bella sombra, ya quisiera una así para mí. Me encantó tu sombra Luis, eres un gran poeta. Y no lo digo por hablar, de veras así lo siento y naturalmente tu ya lo sabrás. Están de más mis palabras pero algo tengo que decir. Me encanta tu poesía.

Saludos cordiales

Aída

Luis Madrigal Tascón dijo...

Aída, yo creo que, en realidad las sombras nunca son buenas, en cuanto se oponen a la luz, pero sí son necesarias, o sencillamente inevitablemente consecuentes, en cuanto que todas las situaciones se agudizan por los contrastes. Si no hubiera sombres es porque tampoco habría luz. Y eso sería una inmensa sombra, en la que no podríamos vivir, ¿no crees?. Un beso. Muchas gracias por tus visitas. Luis.-