sábado, 1 de mayo de 2010

TRECE SONETOS DE AMOR (IX)



DEJÉ HUIR MI MIRADA

No tendría otro impulso que ofrecerte
sino la fortaleza, nunca herida,
de mi débil palabra, tan vencida,
oculta tras la fuerza de quererte.

De suspirar por ti, aun sin saberte,
como si, en vez de viva, estés dormida
y despiertes en hora tan huida
que, entre mis brazos, pueda yo tenerte.

Repicaría a esa hora una campana
de gloria, alegre, y del color que viste
el del oro a la luz de la mañana.

Que ya al gritar del alba tú viniste,
mas cautiva mi alma soberana,
dejó huir la mirada, caída y triste.


Luis Madrigal


 

4 comentarios:

Madison dijo...

Es una maravilla, como siempre y además si se lee escuchando la música que has elegido.
Buenas noches Luís

Mercedes Pinto dijo...

Aquí se viene a disfrutar y aprender del maestro.
Un abrazo.

Pluma Roja dijo...

Un soneto, ¡Dios mío, un soneto! Cuantas veces mi maestro me dijo que hiciera uno y no se si no lo hice por haraganería o porque realmente no puedo. creo que fue por haraganería, pero quizás tampoco puedo. Y tanto que me decía que aún el verso libre debería tener musicalidad por lo menos, y me hacía revisar mi poemas. Nunca estuvo contento con lo que leyó. Verdaderamente una belleza tu soneto. Mis respetos maestro. Saludos cordiales, besos Luis.

El Gaucho Santillán dijo...

Excelente. Bonito, sentido y respetuoso de la tècnica.

un lujo.

Saludos