NO SIENTO NI LA SED
No siento ni la sed, que tanto abrasa,
entre hierros y fango apelmazados...
Se fueron para mí los días soñados,
los dulces trinos, el amor, que es brasa...
Sólo el hielo me hiere, como gasa
que enturbia, sin la luz, cielos nublados,
opacos, borrascosos, entoldados,
que hacen sangrar... mientras la vida pasa.
Es tan honda mi pena que, sintiendo,
mi sentir y latir ya nunca acaba
de morir sin vivir... Vivir muriendo,
es como débil eco, o fuerza brava
que al alma quiera atar y, en hosco estruendo,
habiendo sido libre, fuese esclava.
Luis Madrigal
2 comentarios:
Aquí estoy de nuevo, disfrutando tus letras. Hoy son tristes; hoy con gran maestría, como es tu costumbre, nos habla de la esclavitud del alma, la peor de todas. ¿Quién no se ha sentido alguna vez preso del sufrimiento del corazón?, hasta tal punto que no siente ni la sed.
Un abrazo.
Comparto con Mercedes...pero en cada nota de esta hermosa melodía de Verdi...pues: suelta el alma...dejala divagar ...ella sola encontrará como disipar la tristeza.
Cariños
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