sábado, 5 de febrero de 2011

CANTO DESESPERADO AL IMPOSIBLE (EPÍLOGO EN TRECE POEMAS) (III)




III


SOÑÉ DE NOCHE QUE ERA DÍA


Soñaba yo de noche que era día
y, entre sombras y luz, el sol miraba...
Yo, hacia una estrella quieta, que brillaba
colgada de un lucero.
Quise verla de cerca
y, de un salto ligero,
subí en carro de plata hasta su fuego.
La estrella, dulcemente, sonreía;
olía a amor y libertad, paz y consuelo...
Por ello, tenaz, yo persistía
y doblaba mi impulso con empeño.
Alcé los ojos... Iba a extender mi mano...
La estrella, se apagó.
¡Sólo era un sueño!



Luis Madrigal




3 comentarios:

Pluma Roja dijo...

Bello todo: La ilustración el poema y la música. ¡Exquisito!

Un fuerte abrazo.

Man dijo...

Precioso el poema amigo mio; precioso el sueño y preciosa la música.
Tres abrazos

Ángeles Hernández dijo...

Tercer poema, la luz solo era un sueño que ya no está en el despertar.
¿Y si fuera una premonición de luz de amanecer,de ocaso o de mediodía?.

Que no quede todo en fantasía, busca la luz en la vigiolia.

Un abrazo Á.