EN EL DESIERTO VIVO
Envío mi palabra tras el viento
y con el viento vuelve y no halla nada.
En el desierto, roja llamarada
calcina sin piedad mi humilde acento.
Sin agua ni verdor, mi ser sediento
sólo silencio encuentra, y la calmada
sublime soledad, ensimismada,
no advierte de la arena el sentimiento.
Un hilo de agua fresca, en lontananza,
libra a la verde planta del abismo...
Quiere temblar, parace que bonanza
presagia bajo el cielo, que a sí mismo
ha de rasgar, lo mismo que una lanza.
Pero, se oculta... Es sólo un espejismo.
Luis Madrigal
2 comentarios:
Quizás no nos damos cuenta y la palabra que va con el viento regresa con el viento cargada de calor.
Precioso soneto. Muy profundo.
Un fuerte abrazo.
Hasta pronto.
Bella ópera de Malher.
besos.
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