III
NO SON DE PIEDRA
Vedlos ahí, tirados bajo el cielo…
El gesto, triste. El cutis, macilento,
curtido por el aire. El cuerpo, hambriento.
Ocultan su mirar, mirando al suelo.
De latas y cartones, el consuelo
hallan en tierra dura, y su harapiento
vestir, de olor pastoso y ceniciento,
en duro invierno encuentra siempre el hielo.
En el ayer, tal vez, vistieron galas
y soñaron quizá un mundo justo.
Un viento arrollador rompió sus alas.
Ahora se arrastran, en paraje adusto,
sin nunca recordar las horas malas
en que su humano ser se hizo un arbusto.
Luis Madrigal
4 comentarios:
Fuerte este soneto, me impactó y dolió. un gran mensaje social.
Muchos besos.
Aída.
Y la melodía que acompaña, más doliente aún. ¡Terrible!
besos.
Poco podemos, querida Aída, pero algo, por mínimo sea, tenemos que hacer. Como mínimo, lo que piden... mirarlos. Un beso. Luis.-
Y pensar que muchos de nosotros nos quejamos aun tengamos un humilde techo y una sopa caliente que disfrutar
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