sábado, 28 de enero de 2012

LA BARBARIE LINGÜÍSTICA



El testimonio de una mujer, una Profesora en un Instituto público, supongo de lo que se llamó “Enseñanza Media”, me ha conmovido y, por un momento, hasta hecho recuperar el ánimo y la esperanza. Se trata de un escrito que ha llegado como tantos otros a través de Internet, pero este merece por completo mi aplauso y mi consideración. Es una lástima que, prácticamente, sea anónimo, porque me hubiese gustado mucho felicitar y transmitir mi ánimo a quien lo escribe. Hemos de aunar esfuerzos contra la barbarie y, en esa tarea no cabe regatear recursos o posibilidades, por pequeñas puedan ser. El escrito se llama “CONTRA LA TONTUNA LINGÜÍSTICA, UN POCO DE GRAMÁTICA… BIEN EXPLICADA”. Y lo que literalmente dice es esto:

“Yo no soy víctima de la LOGSE. Tengo 50 años y he tenido la suerte de estudiar bajo unos planes educativos buenos, que primaban el esfuerzo y la formación de los alumnos por encima de las estadísticas de aprobados y de la propaganda política. En párvulos (así se llamaba entonces lo que hoy es "educación infantil", mire usted) empecé a estudiar con una cartilla que todavía recuerdo perfectamente: la A de "araña", la E de "elefante", la I de "iglesia" la O de "ojo" y la U de "uña". Luego, cuando eras un poco mayor, llegaba "El Parvulito", un librito con poco más de 100 páginas y un montón de lecturas, no como ahora, que pagas por tres tomos llenos de dibujos que apenas traen texto. Eso sí, en el Parvulito, no había que colorear ninguna página, que para eso teníamos cuadernos.

En Primaria, estudiábamos Lengua Española, Matemáticas (las llamábamos "tracas" o "matracas") Ciencias Naturales, Ciencias Sociales, Plástica (dibujo y trabajos manuales), Religión  y Educación Física. En 6º de Primaria, si en un examen tenías una falta de ortografía del tipo de "b en vez de v" o cinco faltas de acentos, te suspendían.

En Bachiller, estudié Historia de España, Latín, Literatura y Filosofía. Leí El Quijote y el Lazarillo de Tormes; leí las "Coplas a la Muerte de su Padre" de Jorge Manrique, a Garcilaso, a Góngora, a Lope de Vega o a Espronceda... Pero, sobre todo, aprendí a hablar y a escribir con corrección. Aprendí a amar nuestra lengua, nuestra historia y nuestra cultura.

Y.. vamos con la Gramática. En castellano existen los participios activos como derivado de los tiempos verbales. El participio activo del verbo atacar es "atacante"; el de salir es "saliente"; el de cantar es "cantante" y el de existir, "existente". ¿Cuál es el del verbo ser? Es "ente", que significa "el que tiene entidad", en definitiva "el que es". Por ello, cuando queremos nombrar a la persona que denota capacidad de ejercer la acción que expresa el verbo, se añade a este la terminación "-nte".

Así, al que preside, se le llama "presidente" y nunca "presidenta", independientemente del género (masculino o femenino) del que realiza la acción. De manera análoga, se dice "capilla ardiente", no "ardienta"; se dice "estudiante", no "estudianta"; se dice "independiente" y no "independienta"; "paciente", no “pacienta"; "dirigente", no dirigenta"; "residente", no "residenta”. Y ahora, la pregunta: nuestros políticos y muchos periodistas (hombres y mujeres, que los hombres que ejercen el periodismo no son "periodistos"), ¿hacen mal uso de la lengua por motivos ideológicos o por ignorancia de la Gramática de la Lengua Española ? Creo que por las dos razones. Es más, creo que la ignorancia les lleva a aplicar patrones ideológicos y la misma aplicación automática de esos patrones ideológicos los hace más ignorantes (a ellos y a sus seguidores). No me gustan las cadenas de correos electrónicos (suelo eliminarlas) pero, por una vez, os propongo que paséis el mensaje a vuestros amigos y conocidos, en la esperanza de que llegue finalmente a esos ignorantes semovientes (no "ignorantas semovientas", aunque ocupen carteras ministeriales). Lamento haber aguado la fiesta a un grupo de hombres que se habían asociado en defensa del género y que habían firmado un manifiesto. Algunos de los firmantes eran: el dentisto, el poeto, el sindicalisto, el pediatro, el pianisto, el golfisto, el arreglisto, el funambulisto, el proyectisto, el turisto, el contratisto, el paisajisto, el taxisto, el artisto, el periodisto, el taxidermisto, el telefonisto, el masajisto, el gasisto, el trompetisto, el violinisto, el maquinisto, el electricisto, el oculisto, el policío del esquino y, sobre todo, ¡el machisto”!



La Profesora, termina reiterando el ruego ya apuntado en el cuerpo del escrito, que cumplo encantado: “SI ESTE ASUNTO "NO TE DA IGUAL", PÁSALO POR AHÍ, A VER SI LE TERMINA LLEGANDO A LA MINISTRA DE "IGUAL-DA".

Resulta ya un poco tarde para que pudiera enterarse aquella “rapazaca” harapienta intelectual, a la que otro desvalido del mismo carácter, analfabeto y retrasado mental, hizo Ministro (es decir, “Ministra”) de semejante estupidez. Por fortuna todos aquellos harapientos, a los que el hambre, no el deseo de justicia, empujó a trompicones a “apuntarse” a ese maldito partido, especialmente creado para este tipo de gente lanar, aparte de para destruir España, todos ellos, por el momento han desaparecido de la esfera de influencia pública. ¡Ojalá exploten, hechos añicos, y no vuelvan jamás. Sería la única forma de regenerar el lenguaje y… a España. Luis Madrigal.-





En la imagen superior Incipit de la Gramática Castellana
de Antonio de Nebrija
(Lebrija, Sevilla, 1441 - Alcalá de Henares, Madrid, 5 de Julio de 1552),
publicada en 1492,
Año de Oro para España
y dedicada a Isabel I de Castilla 

1 comentario:

Man dijo...

Sí, estoy totalmente de acuerdo. Yo estudié aún antes que esa profesora y me enorgullece decir que cuando pasé de la "cartilla", con tan solo siete años, nuestro libro de lectura diaria era "El Quijote", al cuál, cuando a los 10 años fui al examen de Ingreso, ya le había dado más de tres vueltas.
Hasta el 4º de Bachiller (y su Revalida)-a los 14 años-, la Lengua y Literatura (Española y Universal) fueron estudios fijos, junto con el Latín. En esos cuatro años se configuró, prácticamente, todo el inicio de mi escaso bagaje literario. Leímos a Berceo, Hita, Cervantes, Góngora, Lope, Quevedo, Garcilaso... y a los Románticos y a la generación del 27 y del 98.
Pienso, sinceramente, que ya en aquella época tenía más cultura literaria que muchos licenciados y ministrones de ahora.
Después pasé a las ciencias ingenieriles; ahí también me la juego.
Es triste y lamentable, porque no observo, ni en mí, ni en toda mi generación, esos traumas que se argumentan para justificar la escasez de materias y la blandura intelectual del actual sistema educativo. Muy al contrario; siento orgullo, seguridad y gratitud por el que fue mi sistema educativo.
Lo peor es que los profesionales que ahora se forman, solo pueden enseñar de aquello que saben. De esta manera, todo el sistema tiende a cero.
Esperemos que esto tenga solución.