DEJA CORRER EL AGUA
No soy agua… Sólo un
tronco mi vida.
Un tronco ya caído y
desgarrado.
Una vida que nunca
nadie ha amado
y, como la corriente,
sólo de ida.
Ahora que tu palabra ya
no anida
en mis oídos, suave…
Embelesado
de su dulce caricia, y
apagado
el fuego por el agua en
la caída,
he podido saber que lo
que viste
aquel día lejano, sin
saberlo,
era mi propio sino, y
no pudiste
hacer de mi otra cosa,
sin quererlo,
más que un tronco caído
y nunca fuiste
el agua que soñé, sin
nunca verlo.
Luis Madrigal
4 comentarios:
Hola, Luis:
Lo escrito, escrito está y, parece que nuestros destinos ya vienen rotulados.
Un abrazo.
Tristes pero hermosísimos sonetos. Son un lujazo, de verdad. Mi cordial saludo
La tristeza arranca de ti estas palabras tan dulces que se enlazan buscando mayor belleza -como si ello fuera posible-, dentro de la hermosa estructura de un soneto.
Un abrazo, amigo mio.
Palabras que no se escuchan, como un tronco caído y desgarrado... preciosos versos, nostálgicos, pero muy bellos, un lujo haberte encontrado a través de María.
Un beso.
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