lunes, 15 de octubre de 2012

ERA EN FEBRERO...



DOS GOTAS DE ROCÍO EN PLENILUNIO

No las pude beber. No fue en mis labios
en los que, de los tuyos, se cayeron;
las gotas, no eran mías, ni lo fueron…
Tan sólo fueron míos los agravios.

Yo solo los busqué… Entre astrolabios
de la celeste esfera…  Ellos tejieron
delirios y suspiros. No movieron
en mi mente y mi pecho desagravios.

Por eso no dejaron de ser tuyos,
ni florecer más rojos en tu boca,
de esas rosas tan rojas, sus capullos.

Más bien, en toda hora, fueron suyos,
hasta que, al fin, del mar junto a una roca,
la arena puso fin a mis murmullos.

Mas, eso no calmó mi vida loca.



Luis Madrigal






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