CAYÓ EL SOL
EN EL MAR
Fue el Mar quien recibió aquella caricia,
cayendo de tu cielo el sol luciente
con luz, que eras tú misma, tan ardiente,
que templó mi alma fría y fue delicia
nunca hasta entonces viva. Y la noticia
de un nuevo caminar resplandeciente.
Mas, el sol se ocultó. Su luz poniente
dejó un manto de sombra a mi avaricia.
Del mar huiste…. En tierra calcinada,
velé noches enteras aquel sueño,
sin saber que tu vida, ya cansada,
para nada anhelaba tal ensueño,
del que nunca estuviste enamorada…
Por más que en mí anidara tanto empeño.
Luis Madrigal
Luis Madrigal
1 comentario:
¡Hay... la melancolía! Pero tan hermoso como pocos, este poema tan triste. Mi cordial saludo.
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